En México, las mujeres y niñas hacen tres cuartas partes de todo el trabajo de cuidados, gratis o de manera mal remunerada. Esto tiene impacto en la economía y su valor intrínseco es de 1.7 billones de pesos. En conferencia de prensa, las investigadoras de Oxfam explicaron que esta dinámica de décadas crea una brecha mayor en la igualdad hacia las mujeres y en la económica, y además se retroalimentan. El informe también detectó que la brecha salarial se ensancha en la edad reproductiva y productiva de las mujeres.
Ciudad de México, 20 de enero (SinEmbargo).– La obligación que se le ha atribuido a las niñas y mujeres de encargarse del trabajo de cuidados, genera pobreza de tiempo y agudiza las brechas económicas y de desarrollo entre hombres y mujeres.
De acuerdo con datos de Oxfam, en ningún país en el mundo, hay más hombres que se encarguen de los cuidados; estas son labores que son destinadas a las mujeres y que inician desde una edad muy temprana. Las mujeres no tienen opción para decidir, tienen que hacerse cargo del cuidado
de los hijos, personas con discapacidad, de la tercera edad y del
hogar. Incluso las que trabajan tienen su jornada remunerada y luego, la
no remunerada. Tampoco importa si son ricas o pobres, también dedican
más tiempo a los cuidados.
En México, las mujeres y niñas hacen tres cuartas partes de todo el trabajo de cuidados,
gratis o de manera mal remunerada. Esto tiene impacto en la economía y
su valor intrínseco es de 1.7 billones de pesos. En conferencia de
prensa, las investigadoras de Oxfam explicaron que esta
dinámica de décadas crea una brecha mayor en la igualdad hacia las
mujeres y en la brecha económica, y además se retroalimentan. El informe
también detectó que la brecha salarial se ensancha en la edad
reproductiva y productiva de las mujeres.
Ponemos el foco en el trabajo de cuidados. Desde CDMX hoy presentamos el informe #TiempoParaElCuidado.En México, el trabajo de cuidados no remunerado equivale al menos a $1.7 billones de pesos, es decir, es equiparable a casi dos veces a la producción minera anual. pic.twitter.com/p3VuQQ5rzF— Oxfam México (@oxfammexico) January 20, 2020
“Es común pensar que las mujeres que cuidan no trabajan o no hacen nada, ese trabajo, esa actividad es productiva, se debe tomar en cuenta, se debe reconocer en cualquier instrumento, desde presupuesto y encuestas. Si no se reconoce como actividad productiva, no se identifica el valor y entonces no se hacen políticas públicas que distribuyan la carga injusta y desproporcionada de mujeres y niñas y trabajos de cuidados”, comentó Rocío Stevens, directora de Publicidad Engagement de Oxfam México.
Esta obligación impuesta desembocó en otro problema, que es la
“pobreza de tiempo”, que se da porque las mujeres actualmente asumen
tres cuartas partes de los cuidados y que además tienen un trabajo
remunerado, “eso es una condición de pobreza de tiempo. Eso explica la
pobreza material porque las mujeres no dedican su tiempo en educación,
actividades políticas y son excluidas de derechos que les podrían dar
más ingresos o la oportunidad de participar en la toma de decisiones.
Así se ensancha la brecha de desigualdad económica”, agregó Stevens.
El 42 por ciento de las mujeres en el mundo no están trabajando de
manera remunerada por dedicarse a los cuidados. En hombres es sólo el 6
por ciento. Son las mujeres más pobres las que tienen más tareas de
cuidado y esa industria invisible tiene un valor de 10.8 billones de
dólares anuales, tan sólo en Mexico es de 1.7 billones, casi dos veces
el valor de la industria minera.
“Es dinero que las mujeres le ahorran al Estado. Son millones de pesos que se tendrían que invertir para mejorar e implementar un sistema de cuidados”, añadió Stevens.
Milena Dovalí, coordinadora de Oxfam México, mencionó que las
recomendaciones de la organización al Gobierno son la creación de un
Sistema Nacional de Cuidados, garantizar las licencias de maternidad y
paternidad pagadas por 90 días como mínimo, el acceso a estancias
infantiles y aumentar la cobertura y calidad de servicios para personas
con discapacidad, enfermas o adultas mayores.
De esa manera se reduciría la desproporcionada responsabilidad de
trabajo de cuidados, señaló Dovalí, pero que no se trata de subsidiar,
sino de redistribuir y reconocer el trabajo y además, analizar cuál debe
ser el rol del Estado en ese sentido.
“Hoy más mujeres que antes exigen entradas y eliminar barreras. Todo eso nos lleva al cuestionamiento: ¿por qué nos corresponden esas tareas a nosotras? Deben ser compartidas y hay responsabilidades del Estado. Debo tener el derecho a decir si cuido o no”, concluyó Stevens.
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