Julio Hernández López: Astillero
Será importante que los candidatos presidenciales no impidan a los electores conocer de manera directa y sin artificios lo que piensan respecto a los principales problemas del país. Aun cuando su impacto en la gran masa ciudadana pueda ser atenuado e incluso deformado mediante trucos mediáticos posteriores, el debate entre los cuatro aspirantes formales podría aportar elementos sensatos de juicio, más allá del torbellino de promocionales, discursos y poses que están caracterizando la primera etapa de las campañas electorales.
Dos de esos aspirantes, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri, están dispuestos a presentar la menor resistencia a la posibilidad de una discusión abierta. El tabasqueño es sin duda el mejor dotado de todos ellos para la confrontación de ideas a partir de experiencias propias de gobierno y, aun cuando su amorosidad táctica podría llevarle a moderar su vocación por la polémica firme (un ejemplo de ella se produjo en 2000 en el noticiero nocturno de Joaquín López Dóriga, que en youtu.be/nsb5j7zoMsk puede verse, frente a Diego Fernández de Cevallos, en un choque ganado por el perredista a pesar de la ampulosidad de quien apodan El jefe), lo cierto es que el abanderado de las izquierdas encontrará las mejores condiciones para su discurso si el formato que se llegue a aprobar permite libertad, frescura y espontaneidad. Para el representante del Panal, el investigador Quadri, será ganancia todo lo que signifique una oportunidad de trastocar el casillero en el que va en firme cuarto lugar, irremediablemente alejado del trío que forman PRI, PAN y PRD.
La principal resistencia a un debate abierto está, desde luego, en Enrique Peña Nieto, en función de su presunto rango de puntero casi inalcanzable, según las diversas casas de encuestas que han apuntalado esa percepción, y de su inocultable y cotidianamente demostrada deficiencia no sólo en términos argumentativos sino incluso de memoria, prosodia y formación política y cultural en general. El ex gobernador del estado de México busca, a través de sus representantes, la sujeción del debate que se realizará el próximo 6 de mayo a cartabones que eviten poner aún más en evidencia sus limitaciones que, en casos como el de la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, le llevaron a terrenos de ridículo y pitorreo imparables.
Aun cuando tiene una evidente capacidad escénica, sobre todo en cuanto al sostenimiento del micrófono en alguna de sus manos y en el paseo sobre foros y templetes para aparentar contacto y dominio de la audiencia, Josefina Vázquez Mota tampoco está bien dotada para la polémica pública. Hasta ahora ha podido salir adelante echando mano del famoso tarjeteo proveniente de su equipo de asesores, y en general se defiende repitiendo datos y conceptos relacionados con la actividad pública que ha ido memorizando, pero la escritora de ¡Dios mío, hazme viuda, por favor! proviene de la cultura del esfuerzo en pro de la vacuidad cultural e ideológica, sustentada en la filosofía de la autoayuda y la superación personal, especializada en el mucho hablar y poco decir, en el bla, bla, bla que no para pero que tampoco aporta nada sustancial. Un debate libre y fuerte resultaría terriblemente peligroso para la panista.
Y, sin embargo, no todo ha de dejarse al libre juego de la producción mediática, el espot largamente preparado y la simulación escénica. Justamente porque la auténtica confrontación de ideas está siendo sustituida de manera apabullante por los poderes de modelación electrónica de la conciencia colectiva es que resultan imprescindibles las oportunidades de concurrencia de los candidatos ante escenarios plenamente políticos en los que las ideas y las posturas de cada cual deban ser planteadas sin adulteración ni armado previo.
Otro riesgo latente reside en la tentación de someter tales debates (que solamente serán dos) a un cuestionario presentado en días anteriores por un grupo de intelectuales, académicos, políticos y comentaristas. Como es natural en todo ejercicio político, la redacción de las preguntas planteadas conlleva definiciones e intenciones. Firmadas incluso por miembros destacados del equipo de AMLO (entre ellos, algunos que han sido propuestos para integrar su gabinete, obviamente en caso de triunfo), ciertas preguntas significan una forma de validación de lo que hoy practica el calderonismo (en materia de seguridad pública y permanencia del Ejército en las calles, por ejemplo) y de promoción de decisiones económicas supuestamente modernizadoras (uno de esos casos, el de la política energética).
Siendo un ejercicio parcial y con aspiraciones de ser satisfecho en su propio seno (los firmantes de ese desplegado invitaron a los candidatos a presentarse ante ellos para desahogar el temario), en esos mismos términos debería ser cumplido, sin pretender convertirlo, por el peso de los convocantes, en materia obligatoria de examen público. Someter los debates venideros a una línea de interpretación de notables, y circunscribir las respuestas de los aspirantes a los límites e intereses expresados en ese cuestionario particular, representaría un retroceso y reduciría las posibilidades de esos debates que, habrá que insistir en ello, tan necesarios son, en términos de amplitud y frescura para contrarrestar aunque sea en mínima parte el proceso de dominación ejercido por las televisoras.
Astillas
Vázquez Mota come tacos de langosta para demostrar que no tiene problemas alimentarios crónicos y que goza de excelente salud, sólo con problemas de baja presión… Peña Nieto come coyotas en Sonora, a donde llegó acompañado de Manlio Fabio Beltrones, quien sería el líder de la cámara federal de diputados si el PRI consigue mayoría de curules… López Obrador levanta la mano a Graco Ramírez, candidato a gobernar Morelos, mientras convoca a zarandear a los mexicanos para que despierten de la pesadilla nacional… Y, ya que está disponible en Youtube la nueva comalada de promocionales de candidatos presidenciales, que comenzará a difundirse en tv a partir del próximo viernes, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero • Facebook: Julio Astillero • juliohdz@jornada.com.mx
Será importante que los candidatos presidenciales no impidan a los electores conocer de manera directa y sin artificios lo que piensan respecto a los principales problemas del país. Aun cuando su impacto en la gran masa ciudadana pueda ser atenuado e incluso deformado mediante trucos mediáticos posteriores, el debate entre los cuatro aspirantes formales podría aportar elementos sensatos de juicio, más allá del torbellino de promocionales, discursos y poses que están caracterizando la primera etapa de las campañas electorales.
Dos de esos aspirantes, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri, están dispuestos a presentar la menor resistencia a la posibilidad de una discusión abierta. El tabasqueño es sin duda el mejor dotado de todos ellos para la confrontación de ideas a partir de experiencias propias de gobierno y, aun cuando su amorosidad táctica podría llevarle a moderar su vocación por la polémica firme (un ejemplo de ella se produjo en 2000 en el noticiero nocturno de Joaquín López Dóriga, que en youtu.be/nsb5j7zoMsk puede verse, frente a Diego Fernández de Cevallos, en un choque ganado por el perredista a pesar de la ampulosidad de quien apodan El jefe), lo cierto es que el abanderado de las izquierdas encontrará las mejores condiciones para su discurso si el formato que se llegue a aprobar permite libertad, frescura y espontaneidad. Para el representante del Panal, el investigador Quadri, será ganancia todo lo que signifique una oportunidad de trastocar el casillero en el que va en firme cuarto lugar, irremediablemente alejado del trío que forman PRI, PAN y PRD.
La principal resistencia a un debate abierto está, desde luego, en Enrique Peña Nieto, en función de su presunto rango de puntero casi inalcanzable, según las diversas casas de encuestas que han apuntalado esa percepción, y de su inocultable y cotidianamente demostrada deficiencia no sólo en términos argumentativos sino incluso de memoria, prosodia y formación política y cultural en general. El ex gobernador del estado de México busca, a través de sus representantes, la sujeción del debate que se realizará el próximo 6 de mayo a cartabones que eviten poner aún más en evidencia sus limitaciones que, en casos como el de la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, le llevaron a terrenos de ridículo y pitorreo imparables.
Aun cuando tiene una evidente capacidad escénica, sobre todo en cuanto al sostenimiento del micrófono en alguna de sus manos y en el paseo sobre foros y templetes para aparentar contacto y dominio de la audiencia, Josefina Vázquez Mota tampoco está bien dotada para la polémica pública. Hasta ahora ha podido salir adelante echando mano del famoso tarjeteo proveniente de su equipo de asesores, y en general se defiende repitiendo datos y conceptos relacionados con la actividad pública que ha ido memorizando, pero la escritora de ¡Dios mío, hazme viuda, por favor! proviene de la cultura del esfuerzo en pro de la vacuidad cultural e ideológica, sustentada en la filosofía de la autoayuda y la superación personal, especializada en el mucho hablar y poco decir, en el bla, bla, bla que no para pero que tampoco aporta nada sustancial. Un debate libre y fuerte resultaría terriblemente peligroso para la panista.
Y, sin embargo, no todo ha de dejarse al libre juego de la producción mediática, el espot largamente preparado y la simulación escénica. Justamente porque la auténtica confrontación de ideas está siendo sustituida de manera apabullante por los poderes de modelación electrónica de la conciencia colectiva es que resultan imprescindibles las oportunidades de concurrencia de los candidatos ante escenarios plenamente políticos en los que las ideas y las posturas de cada cual deban ser planteadas sin adulteración ni armado previo.
Otro riesgo latente reside en la tentación de someter tales debates (que solamente serán dos) a un cuestionario presentado en días anteriores por un grupo de intelectuales, académicos, políticos y comentaristas. Como es natural en todo ejercicio político, la redacción de las preguntas planteadas conlleva definiciones e intenciones. Firmadas incluso por miembros destacados del equipo de AMLO (entre ellos, algunos que han sido propuestos para integrar su gabinete, obviamente en caso de triunfo), ciertas preguntas significan una forma de validación de lo que hoy practica el calderonismo (en materia de seguridad pública y permanencia del Ejército en las calles, por ejemplo) y de promoción de decisiones económicas supuestamente modernizadoras (uno de esos casos, el de la política energética).
Siendo un ejercicio parcial y con aspiraciones de ser satisfecho en su propio seno (los firmantes de ese desplegado invitaron a los candidatos a presentarse ante ellos para desahogar el temario), en esos mismos términos debería ser cumplido, sin pretender convertirlo, por el peso de los convocantes, en materia obligatoria de examen público. Someter los debates venideros a una línea de interpretación de notables, y circunscribir las respuestas de los aspirantes a los límites e intereses expresados en ese cuestionario particular, representaría un retroceso y reduciría las posibilidades de esos debates que, habrá que insistir en ello, tan necesarios son, en términos de amplitud y frescura para contrarrestar aunque sea en mínima parte el proceso de dominación ejercido por las televisoras.
Astillas
Vázquez Mota come tacos de langosta para demostrar que no tiene problemas alimentarios crónicos y que goza de excelente salud, sólo con problemas de baja presión… Peña Nieto come coyotas en Sonora, a donde llegó acompañado de Manlio Fabio Beltrones, quien sería el líder de la cámara federal de diputados si el PRI consigue mayoría de curules… López Obrador levanta la mano a Graco Ramírez, candidato a gobernar Morelos, mientras convoca a zarandear a los mexicanos para que despierten de la pesadilla nacional… Y, ya que está disponible en Youtube la nueva comalada de promocionales de candidatos presidenciales, que comenzará a difundirse en tv a partir del próximo viernes, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero • Facebook: Julio Astillero • juliohdz@jornada.com.mx
Carlos Fernández-Vega: México SA
Con más entusiasmo que fundamentos sólidos, pero eso sí en plena campaña electoral, la Secretaría de Hacienda sacó su bola de cristal y pronosticó que en 2013 la economía mexicana crecería 3.8 por ciento, es decir, una proporción ligeramente mayor a la estimada para el último año del calderonato. Así, de acuerdo con el artefacto adivinador marca ACME, quien tome posesión el primero de diciembre arrancaría su sexenio con mejores resultados en la materia referida, con el aliciente de que el vecino del norte avanzaría un poco más de lo originalmente previsto. Esta combinación de buenas noticias, según la dependencia referida, permitiría continuar el proceso de crecimiento de la demanda interna, algo que, por lo demás, sólo registran en Los Pinos.
Como siempre, el optimismo oficial no va de la mano de la realidad, en la que todos los sectores productivos de tiempo atrás exigen, precisamente, la reactivación de la demanda interna, la cual –flaca, ojerosa y sin ilusiones– depende de la creación de empleo formal –de por sí escasa– y del cada día más raquítico poder adquisitivo del salario. ¿Se cumplirán los pronósticos hacendarios registrados por su destartalada bola de cristal? Difícilmente, pues a lo largo del calderonato de seis pronósticos posibles el artefacto erró en cinco, especial y dramáticamente en el año del catarrito.
De hecho, al revisar los resultados de gobiernos anteriores se observa que en el siglo XX mexicano sólo cinco mandatarios lograron lo que ahora la Secretaría de Hacienda vaticina para el sucesor del actual inquilino de Los Pinos, es decir, mayor crecimiento en el primer año del gobierno entrante, con respecto al registrado en el último del gobierno saliente. Tales mandatarios fueron Plutarco Elías Calles (1925, con 6.41 por ciento positivo contra una caída de 1.68 por ciento en el último año de Alvaro Obregón); Pascual Ortiz Rubio (1931, con 3.51 por ciento, tras el desplome de 6.56 por ciento en el obligado cierre de mandato de Emilio Portes Gil); Abelardo Rodríguez (1933, con 10.95 por ciento positivo, que no alcanzó a cubrir el 14.83 por ciento negativo de su antecesor); Lázaro Cárdenas (1935, con 7.56 por ciento, casi un punto porcentual por arriba con respecto a 1934), y Manuel Ávila Camacho (1941, con 9.68 por ciento, contra 1.31 por ciento con el que La Esfinge concluyó su sexenio).
Después de ellos, ninguno de los 11 subsiguientes ocupantes de la residencia oficial obtuvo, en su primer año de gobierno, un resultado mejor que su antecesor en el último de su mandato, incluidos –ya en el siglo XXI– Fox y Calderón. Por eso, mientras los tecnócratas hacen las reparaciones conducentes a su artefacto marca ACME, la Cámara de Diputados reconoce que si bien el indicador global de la actividad económica (IGAE) reporta un desempeño relativamente favorable para la economía mexicana, éste se ve opacado por el precario comportamiento del mercado laboral y el delicado entorno internacional, que continúan planteando importantes retos para la evolución futura de nuestro país.
En materia de empleo, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas señala que, de acuerdo con el Inegi, la tasa de desocupación anual tuvo una ligera recuperación, al ubicarse en 5.33 por ciento en febrero pasado pero, al mismo tiempo y sólo en ese mes, poco más de 180 mil mexicanos quedaron desempleados. De hecho, el sector informal continuó siendo la válvula de escape, pues aumentó el número de individuos que tuvieron que ocuparse en él, sin prestaciones sociales ni contratos laborales. Para tomar en consideración el efecto estacionario, el Inegi publica la tasa desocupación desestacionalizada, con la que se posibilita la comparación mensual. Así, en febrero pasado la tasa de desocupación sin efectos estacionales se ubicó en 5.18 por ciento, para un aumento de 0.41 puntos porcentuales, el tercer mayor incremento mensual desde abril de 2000.
Lo anterior, apunta el CEFP, representa un retroceso ante los aparentes avances laborales que se habían presentado en los últimos meses. Además, el aumento del desempleo estuvo acompañado de un crecimiento de la informalidad, que se ubicó en 29.14 por ciento (14 millones de mexicanos). Es decir, no sólo aumentó el número de aquellos que no pudieron ocuparse formalmente en dicho mes, sino también los que tuvieron que ocuparse en un sector sin prestaciones sociales ni contratos laborales, ante la falta de espacio en el cada vez más estrecho mercado formal.
El único indicador que presentó una mejoría fue el relativo a la subocupación, que muestra la proporción de personas que trabaja menos tiempo del que requiere y puede hacerlo. Así, dicho conjunto de personas presentó una disminución de 0.35 puntos porcentuales durante febrero, para alcanzar 8.48 por ciento (cerca de 4 millones de mexicanos) de la población ocupada. No obstante, ésta no fue suficiente para contrarrestar el importante aumento que se presentó en el mes previo, cuando la subocupación creció 0.65 puntos porcentuales.
Por todo lo anterior es claro que el mercado laboral continúa débil, no sólo por el persistente alto nivel de desempleo, sino también por la pérdida en la calidad del mismo. De esta manera, en la medida en que el mercado continúe presentando holgura, como ha venido comentando el Banco de México, la tendencia no cambiará de forma importante, y con ello persistirá el deterioro en el ingreso laboral y, por ende, en el bienestar de las familias. Todo apunta que no será precisamente este sector donde se registrará el crecimiento de la demanda interna, como vaticina la SHCP.
Lo anterior se ve reforzado por el comportamiento de los precios de la canasta básica de consumo, la cual si bien tuvo un incremento de 0.08 por ciento en la primera quincena de marzo, cifra si bien inferior a la registrada en el mismo lapso de 2011 (0.36 por ciento), fue mayor a la inflación general, lo que implicó que su variación anual fuera de 6.13 por ciento. Mientras que la de los alimentos, tanto procesados como agropecuarios, tuvo un decremento quincenal de 0.31 por ciento, caída inferior a la observada en la misma quincena del año pasado (-0.55 por ciento); así, su variación anual fue de 6.57 por ciento, casi cuatro veces mayor a la observada el año anterior (1.75 por ciento) y casi el doble de la del índice general.
Las rebanadas del pastel
Si de bola de cristal se trata, allí está la del candidato encopetado, quien dice ver en el futuro inmediato de los mexicanos un crecimiento anual de 6 por ciento. El problema es que su artefacto, como el de la Secretaría de Hacienda, no trae manual que le explique cómo lo hará posible.
cfvmexico_sa@hotmail.com
Con más entusiasmo que fundamentos sólidos, pero eso sí en plena campaña electoral, la Secretaría de Hacienda sacó su bola de cristal y pronosticó que en 2013 la economía mexicana crecería 3.8 por ciento, es decir, una proporción ligeramente mayor a la estimada para el último año del calderonato. Así, de acuerdo con el artefacto adivinador marca ACME, quien tome posesión el primero de diciembre arrancaría su sexenio con mejores resultados en la materia referida, con el aliciente de que el vecino del norte avanzaría un poco más de lo originalmente previsto. Esta combinación de buenas noticias, según la dependencia referida, permitiría continuar el proceso de crecimiento de la demanda interna, algo que, por lo demás, sólo registran en Los Pinos.
Como siempre, el optimismo oficial no va de la mano de la realidad, en la que todos los sectores productivos de tiempo atrás exigen, precisamente, la reactivación de la demanda interna, la cual –flaca, ojerosa y sin ilusiones– depende de la creación de empleo formal –de por sí escasa– y del cada día más raquítico poder adquisitivo del salario. ¿Se cumplirán los pronósticos hacendarios registrados por su destartalada bola de cristal? Difícilmente, pues a lo largo del calderonato de seis pronósticos posibles el artefacto erró en cinco, especial y dramáticamente en el año del catarrito.
De hecho, al revisar los resultados de gobiernos anteriores se observa que en el siglo XX mexicano sólo cinco mandatarios lograron lo que ahora la Secretaría de Hacienda vaticina para el sucesor del actual inquilino de Los Pinos, es decir, mayor crecimiento en el primer año del gobierno entrante, con respecto al registrado en el último del gobierno saliente. Tales mandatarios fueron Plutarco Elías Calles (1925, con 6.41 por ciento positivo contra una caída de 1.68 por ciento en el último año de Alvaro Obregón); Pascual Ortiz Rubio (1931, con 3.51 por ciento, tras el desplome de 6.56 por ciento en el obligado cierre de mandato de Emilio Portes Gil); Abelardo Rodríguez (1933, con 10.95 por ciento positivo, que no alcanzó a cubrir el 14.83 por ciento negativo de su antecesor); Lázaro Cárdenas (1935, con 7.56 por ciento, casi un punto porcentual por arriba con respecto a 1934), y Manuel Ávila Camacho (1941, con 9.68 por ciento, contra 1.31 por ciento con el que La Esfinge concluyó su sexenio).
Después de ellos, ninguno de los 11 subsiguientes ocupantes de la residencia oficial obtuvo, en su primer año de gobierno, un resultado mejor que su antecesor en el último de su mandato, incluidos –ya en el siglo XXI– Fox y Calderón. Por eso, mientras los tecnócratas hacen las reparaciones conducentes a su artefacto marca ACME, la Cámara de Diputados reconoce que si bien el indicador global de la actividad económica (IGAE) reporta un desempeño relativamente favorable para la economía mexicana, éste se ve opacado por el precario comportamiento del mercado laboral y el delicado entorno internacional, que continúan planteando importantes retos para la evolución futura de nuestro país.
En materia de empleo, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas señala que, de acuerdo con el Inegi, la tasa de desocupación anual tuvo una ligera recuperación, al ubicarse en 5.33 por ciento en febrero pasado pero, al mismo tiempo y sólo en ese mes, poco más de 180 mil mexicanos quedaron desempleados. De hecho, el sector informal continuó siendo la válvula de escape, pues aumentó el número de individuos que tuvieron que ocuparse en él, sin prestaciones sociales ni contratos laborales. Para tomar en consideración el efecto estacionario, el Inegi publica la tasa desocupación desestacionalizada, con la que se posibilita la comparación mensual. Así, en febrero pasado la tasa de desocupación sin efectos estacionales se ubicó en 5.18 por ciento, para un aumento de 0.41 puntos porcentuales, el tercer mayor incremento mensual desde abril de 2000.
Lo anterior, apunta el CEFP, representa un retroceso ante los aparentes avances laborales que se habían presentado en los últimos meses. Además, el aumento del desempleo estuvo acompañado de un crecimiento de la informalidad, que se ubicó en 29.14 por ciento (14 millones de mexicanos). Es decir, no sólo aumentó el número de aquellos que no pudieron ocuparse formalmente en dicho mes, sino también los que tuvieron que ocuparse en un sector sin prestaciones sociales ni contratos laborales, ante la falta de espacio en el cada vez más estrecho mercado formal.
El único indicador que presentó una mejoría fue el relativo a la subocupación, que muestra la proporción de personas que trabaja menos tiempo del que requiere y puede hacerlo. Así, dicho conjunto de personas presentó una disminución de 0.35 puntos porcentuales durante febrero, para alcanzar 8.48 por ciento (cerca de 4 millones de mexicanos) de la población ocupada. No obstante, ésta no fue suficiente para contrarrestar el importante aumento que se presentó en el mes previo, cuando la subocupación creció 0.65 puntos porcentuales.
Por todo lo anterior es claro que el mercado laboral continúa débil, no sólo por el persistente alto nivel de desempleo, sino también por la pérdida en la calidad del mismo. De esta manera, en la medida en que el mercado continúe presentando holgura, como ha venido comentando el Banco de México, la tendencia no cambiará de forma importante, y con ello persistirá el deterioro en el ingreso laboral y, por ende, en el bienestar de las familias. Todo apunta que no será precisamente este sector donde se registrará el crecimiento de la demanda interna, como vaticina la SHCP.
Lo anterior se ve reforzado por el comportamiento de los precios de la canasta básica de consumo, la cual si bien tuvo un incremento de 0.08 por ciento en la primera quincena de marzo, cifra si bien inferior a la registrada en el mismo lapso de 2011 (0.36 por ciento), fue mayor a la inflación general, lo que implicó que su variación anual fuera de 6.13 por ciento. Mientras que la de los alimentos, tanto procesados como agropecuarios, tuvo un decremento quincenal de 0.31 por ciento, caída inferior a la observada en la misma quincena del año pasado (-0.55 por ciento); así, su variación anual fue de 6.57 por ciento, casi cuatro veces mayor a la observada el año anterior (1.75 por ciento) y casi el doble de la del índice general.
Las rebanadas del pastel
Si de bola de cristal se trata, allí está la del candidato encopetado, quien dice ver en el futuro inmediato de los mexicanos un crecimiento anual de 6 por ciento. El problema es que su artefacto, como el de la Secretaría de Hacienda, no trae manual que le explique cómo lo hará posible.
cfvmexico_sa@hotmail.com
Colombia: rehenes liberados y nueva etapa
La liberación de los últimos rehenes que permanecían en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que tuvo lugar el lunes pasado en el departamento del Meta –gracias a las incansables gestiones de organismos nacionales e internacionales de la sociedad civil, encabezados, entre otras personas, por la ex senadora Piedad Córdoba, y a los buenos oficios del gobierno brasileño–, marca un punto de viraje en el conflicto armado de más de medio siglo entre esa organización guerrillera y el gobierno de Bogotá, y puede constituir un punto de partida auspicioso para la consecución de una paz negociada entre ambos bandos.
El Correo Ilustrado
Apoyo a la postulación del padre Manuel Arias
Conocí al padre Manuel Arias Montes en los años 90. Trabajaba, desde una lastimada parroquia de San Andrés Chicahuaxtla, con comunidades de las cinco naciones indígenas asentadas en territorio ñuu savi.
Carlos Martínez García: Intolerancia en Chiapas y Oaxaca
Lo es nuevo el asunto, pero que resurja sí es preocupante. De nueva cuenta en los estados de mayor porcentaje de población indígena, Chiapas y Oaxaca, tienen lugar casos de intolerancia religiosa contra evangélicos. Sus perseguidores son autoridades políticas y religiosas. Simbiosis peligrosa, porque no reconoce de hecho la libertad de creencia y cultos promulgada por el indígena Benito Juárez el 4 de diciembre de 1860.
Lo es nuevo el asunto, pero que resurja sí es preocupante. De nueva cuenta en los estados de mayor porcentaje de población indígena, Chiapas y Oaxaca, tienen lugar casos de intolerancia religiosa contra evangélicos. Sus perseguidores son autoridades políticas y religiosas. Simbiosis peligrosa, porque no reconoce de hecho la libertad de creencia y cultos promulgada por el indígena Benito Juárez el 4 de diciembre de 1860.
Luis Linares Zapata: El empuje por la continuidad
A juzgar por los números de las encuestas hasta hoy publicadas, la voluntad de los electores se inclina, decididamente, por la continuidad de los usos y las consecuencias del modelo económico vigente. La suma de las simpatías por PRI y PAN (80 por ciento) es determinante para arribar a un juicio de este calado. Los mexicanos, en especial las mayorías de clase media y baja, supuestamente votarán por los que, de varias y variadas maneras, han sido sus verdugos. Inclinarse de manera tan decidida por sorber una cucharada de más de lo mismo aparece como una tendencia ya consolidada en años recientes. Los apoyos a tales posturas provienen, qué duda cabe, de los sectores beneficiados por el actual reparto del poder, las oportunidades y la riqueza generada. En primerísimo lugar por la irredenta, cruenta e irreductible ambición de la plutocracia dominante (interna y del exterior), que no admite, siquiera, una minúscula posibilidad de cambio. En un segundo plano el sostén proviene de aquellos estamentos sociales situados en las cúspides asalariadas de las distintas burocracias (pública o privadas), de la atrincherada opinocracia mediática o la misma academia. Estos agrupamientos se uniforman de una manera que bascula entre la dureza conceptual y la soberbia clasista para recalar, con férrea pinta facciosa, en grotesco fanatismo simplista.
A juzgar por los números de las encuestas hasta hoy publicadas, la voluntad de los electores se inclina, decididamente, por la continuidad de los usos y las consecuencias del modelo económico vigente. La suma de las simpatías por PRI y PAN (80 por ciento) es determinante para arribar a un juicio de este calado. Los mexicanos, en especial las mayorías de clase media y baja, supuestamente votarán por los que, de varias y variadas maneras, han sido sus verdugos. Inclinarse de manera tan decidida por sorber una cucharada de más de lo mismo aparece como una tendencia ya consolidada en años recientes. Los apoyos a tales posturas provienen, qué duda cabe, de los sectores beneficiados por el actual reparto del poder, las oportunidades y la riqueza generada. En primerísimo lugar por la irredenta, cruenta e irreductible ambición de la plutocracia dominante (interna y del exterior), que no admite, siquiera, una minúscula posibilidad de cambio. En un segundo plano el sostén proviene de aquellos estamentos sociales situados en las cúspides asalariadas de las distintas burocracias (pública o privadas), de la atrincherada opinocracia mediática o la misma academia. Estos agrupamientos se uniforman de una manera que bascula entre la dureza conceptual y la soberbia clasista para recalar, con férrea pinta facciosa, en grotesco fanatismo simplista.
José Steinsleger: El Salvador: ¿democracia Mexican way?
En un territorio que cabe 93 veces en México (y con una población 17 veces inferior), El Salvador sufrió una guerra civil que dejó 80 mil muertos y más de un millón entre migrantes y refugiados (1975-91).
En un territorio que cabe 93 veces en México (y con una población 17 veces inferior), El Salvador sufrió una guerra civil que dejó 80 mil muertos y más de un millón entre migrantes y refugiados (1975-91).
Rafael Landerreche: Carta al ministro Cossío
Para empezar déjeme decirle que yo mismo no sé muy bien por qué he decidido dirigirle esta carta a usted personalmente. En realidad debería ser para todos los ministros de la Corte y para el mismísimo Presidente de la República. Quizá es porque algunas declaraciones suyas se me quedaron grabadas especialmente. O quizá es porque algún conocido alguna vez me habló bien de usted y eso me dejó una casi inconsciente esperanza de que hablarle a usted no sea como hablarle a una tapia. Sea lo que sea, el hecho es que quiero dirigirle estas palabras.
Para empezar déjeme decirle que yo mismo no sé muy bien por qué he decidido dirigirle esta carta a usted personalmente. En realidad debería ser para todos los ministros de la Corte y para el mismísimo Presidente de la República. Quizá es porque algunas declaraciones suyas se me quedaron grabadas especialmente. O quizá es porque algún conocido alguna vez me habló bien de usted y eso me dejó una casi inconsciente esperanza de que hablarle a usted no sea como hablarle a una tapia. Sea lo que sea, el hecho es que quiero dirigirle estas palabras.
Claudio Lomnitz: ¿Rancio abolengo?
Es un lugar común (y no por eso menos cierto) que Europa está vieja. Muchos de los habitantes del Nuevo Mundo que hemos viajado ahí así lo hemos sentido. Y llevamos tantos años diciéndolo que hasta esa verdad está ya algo envejecida. Habría que revisarla un poco.
Es un lugar común (y no por eso menos cierto) que Europa está vieja. Muchos de los habitantes del Nuevo Mundo que hemos viajado ahí así lo hemos sentido. Y llevamos tantos años diciéndolo que hasta esa verdad está ya algo envejecida. Habría que revisarla un poco.
Alejandro Nadal: Crisis: metafísica versus maquinaria
Una versión muy popular sobre los orígenes de la crisis sostiene que la avaricia condujo a los operadores del sector financiero al exceso que generó la debacle. Es una interpretación de la crisis que encuentra muchos adeptos porque permite encontrar la falla en las debilidades y vicios de unas cuantas personas. El sistema está bien, sólo que siempre hay unas cuantas manzanas podridas que todo lo echan a perder.
Una versión muy popular sobre los orígenes de la crisis sostiene que la avaricia condujo a los operadores del sector financiero al exceso que generó la debacle. Es una interpretación de la crisis que encuentra muchos adeptos porque permite encontrar la falla en las debilidades y vicios de unas cuantas personas. El sistema está bien, sólo que siempre hay unas cuantas manzanas podridas que todo lo echan a perder.
Ningún personaje de la historia o de la ficción ha sobrevivido tanto en la memoria humana como Jesús, el Cristo que refieren los Evangelios.
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