Herencias del movimiento
Critica que haya 300 mil rechazados de educación superior
▲ Marcha en Ciudad Universitaria hacia la Rectoría para repudiar el incremento de la violencia en el campus, el 5 de septiembre.
El movimiento estudiantil de 1968 trascendió porque en él surgieron demandas en pro de las libertades democráticas frente a un régimen autoritario, planteó ayer Salvador Martínez della Rocca, El Pino, ex integrante del Comité de Lucha de la Facultad de Ciencias durante el movimiento estudiantil y ex preso político.
En la séptima sesión del curso interinstitucional Un siglo de movimientos estudiantiles, organizado por el Seminiario de Educación Superior (SES) de la UNAM, Martínez della Rocca aseguró que, aunque las libertades democráticas no eran la demanda central del movimiento en su inicio, éstas surgieron durante las movilizaciones.
Carlos Marx –explicó El Pino– señala en el artículo Las revoluciones burguesas, que en todo movimiento social hay una demanda central, pero en el transcurso del movimiento surgen otras que le dan cobertura a la exigencia principal.
En el movimiento del 68, durante las marchas y las asambleas fue surgiendo la demanda de libertades democráticas, expresó en una mesa titulada La rebelión estudiantil en México, 1968, que fue moderada por Imanol Ordorika, coordinador del SES, en la que también participó Sergio Zermeño, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales y alumno de sociología en la UNAM durante el movimiento de 1968.
Estas libertades –afirmó Martínez della Rocca– se referían a que todo hombre y mujer nacidos en México deben tener derecho a elegir el partido político que prefieran, la ideología, la religión y la sexualidad que deseen. Todo ello estaba restringido en esa época.
“Las libertades democráticas son ‘epocales’”, aseguró. Esto significa que en cada época surgen nuevas y por eso el 68 trascendió, no por su pliego petitorio, sino por la lucha por estas libertas democráticas que deben ser defendidas todo el tiempo. Esa es una de las herencias del movimiento.
Explicó que una diferencia entre 1968 y la actualidad es que ese entonces prácticamente no había aspirantes rechazados en la UNAM ni en el Instituto Politécnico Nacional. Pero hoy entre estas instituciones y la Universidad Autónoma Metropolitana (creada en 1974), “rechazan a 300 mil aspirantes cada año. Y luego dicen estos cabrones, ‘vamos a hacer una política para recuperar nuestros cerebros’”, en referencia a los jóvenes investigadores que van al extranjero en busca de oportunidades laborales que escasean en México. Pero aquí la política es la de aborto de cerebros, porque entre esos 300 mil jóvenes rechazados, ¿cuántos genios no hay? Si les das las condiciones de estudio adecuadas: yo creo que todos.
Foto Marco Peláez
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
Sábado 22 de septiembre de 2018, p. 8
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