Serpientes y Escaleras
Por
Lo
que debía haber sido un simple cambio de sistema, derivado de la
entrada en funcionamiento de un nuevo dispositivo para los usuarios de
telepeaje en las carreteras y autopistas federales, terminó convertido
en una crisis operativa para Caminos y Puentes Federales (Capufe) y en
una crisis política para su titular, Benito Neme Sastré, que a su vez
tocó hasta la Presidencia de la República, por la cercanía que tiene
ese funcionario con Enrique Peña Nieto, de quien es amigo y compadre.
Los problemas que se generaron en plena temporada vacacional, con
largas filas y retrasos para los automovilistas en las casetas de
peaje, tuvieron tal efecto político que, a los cuestionamientos sobre
las fallas en la implementación de un nuevo sistema de telepeaje que
sustituiría a la antigua tarjeta IAVE, siguieron fuertes críticas sobre
la capacidad y la eficiencia de Capufe y de su director, Neme Sastré,
en algo que parecía ser sumamente sencillo, sobre todo en la era de la
informática y los nanochips.
Pero el tema no se quedó sólo en la falla operativa y en la torpeza
para migrar de un sistema a otro, sino que escaló en el contexto
político al grado de que se llegó a cuestionar si Benito Neme
no solo había ocupado el cargo por ser compadre del presidente Peña
Nieto, sobre todo porque en el currículum del abogado y coordinador
jurídico de la campaña presidencial nunca hubo un antecedente que le
concediera experiencia en el tema de la administración de autopistas y
carreteras federales, por lo demás, un área del gobierno que siempre ha
sido manejada por políticos inexpertos.
Si a Felipe Calderón se le criticó por gobernar con un “gabinete de
cuates”, ahora la crítica a Peña Nieto es que le dio trabajo a sus
compadres y lo hizo en áreas donde su inexperiencia los ha llevado a
cometer errores y a tomar decisiones que empiezan a parecer
sospechosas, como la de cambiar de proveedor de las tarjetas de
telepeaje, cuando el anterior sistema, el de la IAVE, fue manejado con
eficiencia durante muchos años por la empresa I+D, a la que
repentinamente se le canceló el contrato por una nueva licitación que,
¡oh sorpresa!, ganó la empresa Telepeaje dinámico, propiedad
del empresario Roberto Alcántara, el millonario mexiquense dueño de
empresas de transporte terrestre y aéreo.
Y ahí surge la inevitable sospecha: Roberto Alcántara, empresario
originario de Acambay en el Estado de México y muy cercano al grupo
político Atlacomulco, al que pertenece el presidente Peña Nieto, fue
uno de los principales financiadores de la campaña presidencial a
través de generosas donaciones económicas y en especie, que incluyeron
el préstamo de camiones para el proselitismo del actual presidente en
las elecciones del 2012.
De hecho, Roberto Alcántara ha sido señalado como uno de los
empresarios favoritos del sexenio, pues además de sus millonarias
inversiones, recientemente el mexiquense incursionó incluso en el
negocio de los medios al volverse accionista de Grupo Prisa, el
principal grupo editorial de España, del cual adquirió 9.1% del capital
social.
No es difícil saber que Benito Neme, tabasqueño avecindado en el
Estado de México y además de dos veces compadre, hombre de todas las
confianzas del presidente, sirvió como vínculo para otorgar una
concesión más al poderoso consorcio de Alcántara que ya maneja la mayor
red de camiones de lujo en el transporte terrestre, además de su
aerolínea VivaAerobus y su presidencia del Grupo Toluca. Oficialmente,
el director de Capufe informó que “Telepeaje dinámico ganó la
licitación para prestar el nuevo servicio de telepeaje” que, en teoría
beneficiaría a los usuarios de estas tarjetas al poder juntar, en un
solo tag, varios sistemas de cobro además de la red de IAVE. Lo que
nunca ha explicado ni Capufe ni su director es por qué tuvieron que
cambiar de proveedor cuando el anterior prestaba un servicio impecable.
Ayer, en medio de las críticas, Benito Neme, el compadre
del presidente y amigo también del nuevo contratista de Capufe,
Roberto Alcántara, tuvo que salir a pedir disculpas en los medios y
hasta se reunió con senadores para explicarles las fallas en el cambio
de sistema que provocaron un caos en las autopistas federales en plena
temporada vacacional. ”El operador no cumplió y nosotros como autoridad
vamos a hacer valer todas las condiciones del contrato y vamos a
sancionar a la empresa que no cumplió”, dijo ayer Neme, aunque no
precisó si eso significa cancelarle la concesión a la empresa
de Alcántara, que falló.
Al final lo interesante de que hayan fallado los sistemas de
telepeaje en las carreteras federales en plena era de la informática,
va mucho más allá de una falla técnica o del incumplimiento de una
empresa que tendría que ser sancionada por incumplimiento, cosa
que difícilmente ocurrirá. Lo que se exhibió en la crisis de Capufe y
de su titular Benito Neme, es que en el gobierno de Peña Nieto, donde
se presumía que había un cambio de estilos y de forma de hacer las
cosas, producto de lo que eufemísticamente han llamado “el nuevo PRI”,
en realidad hay muchas cosas que se siguen pareciendo al más viejo y
rancio estilo priista: los compadres que ocupan cargos públicos, los
empresarios favoritos y los negocios millonarios y la corrupción con
los servicios públicos para beneficio del grupo político gobernante,
por encima del interés y el servicio a los ciudadanos.
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