Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
En el politizado estado de Veracruz, donde la grilla es idiosincrasia para los veracruzanos, vuelven a sonar los tambores de guerra. El destape de Miguel Ángel Yunes como candidato plurinominal del PAN por la tercera circunscripción, junto con el proyecto del gobernador Javier Duarte, quien de la mano de su antecesor Fidel Herrera, buscan imponer un gobernador de dos años para perpetuar su poder y proyecto político, ha calentado el ambiente político en tierras veracruzanas donde se ve venir una batalla más de la eterna guerra entre Yunes y Fidel.
Por un lado la fuerza de Yunes Linares, que se colocó como primer lugar en las listas del PAN, confirma que a pesar de las divisiones y fracturas, el ex senador conserva el control del panismo veracruzano, por lo que muchos dan por hecho la candidatura de su hijo, Fernando Yunes Márquez, para la gubernatura en 2016; aunque de aprobarse la iniciativa Duarte para acortar la próxima gubernatura, habría que ver si Yunes manda a su vástago a competir o lo aguanta para la elección local de 2018 cuando concluye su cargo actual de senador panista.
Por otro lado está el proyecto de la dupla Duarte-Fidel, que consiste en hacer que el Congreso local apruebe la iniciativa para ajustar el calendario electoral del estado y empatarlo con la elección federal de 2018. Para ello el gobernador propuso una gubernatura de dos años, de 2016 a 2018, y diputados locales que también estarían en el cargo por ese lapso por única ocasión y con posibilidades de reelección.
La propuesta de Duarte cimbró desde su presentación, en diciembre pasado, el ambiente político no sólo en el PRI sino también en el PAN, pues nadie quiere hacer una campaña para estar sólo dos años en el gobierno. De hecho, en el PRI algunos aspirantes se inconformaron con tal propuesta. Fue el caso del senador Héctor Yunes, quien se dijo en total desacuerdo y amenazó con irse del priísmo y buscar ser candidato por otro partido. En tanto el otro senador del tricolor, José Yunes, se mostró en desacuerdo pero fue más institucional y declaró que “la batalla se dará en el partido”.
Y es que detrás de esa iniciativa, dicen en los agitados corrillos políticos veracruzanos, hay un pacto entre el gobernador Duarte y su antecesor Fidel Herrera Beltrán a través del cual ambos trazaron un proyecto transexenal para poner a un gobernador de dos años y después en 2018 poner a otro por seis años, con lo que alargarían su poder y control de uno de los estados más importantes en el panorama político nacional por su padrón de más de 5 millones de electores, que es el cuarto más grande de la República.
Duarte y Fidel pusieron fin a un distanciamiento y enfrentamiento que duró cinco años y que comenzó cuando el primero se alejó de quien fuera su padrino político y lo vetó en varias ocasiones para que ocupara cargos públicos y legislativos después de la gubernatura. La relación se enfrió tanto que Herrera llegó a lamentarse con amigos suyos de haber elegido como sucesor a un joven, del que decía en sus peores momentos: “Yo lo hice, yo lo inventé y así me pagó”.
Pero, políticos al fin, el pragmatismo se impuso. Y hace unos meses, en agosto de 2014, hubo un reacercamiento definitivo entre el gobernador y el ex gobernador. En ese encuentro, dicen, se trazó la estrategia transexenal y acordaron ir de la mano nuevamente para enfrentar a Yunes Linares y al PAN. Según ese acuerdo, Duarte y Fidel impulsarían como candidato a gobernador por el PRI a Alberto Silva, político menor y ex director de Comunicación Social del gobierno estatal, y hombre de todas las confianzas de ambos.
Silva, al igual que Duarte, fue pupilo político de Fidel Herrera desde que éste fue coordinador de Participación Social de la Secretaría de Gobernación con Emilio Chuayffet. En esa oficina, entre 1995 y 1997, los dos jóvenes fueron colaboradores cercanos: Javier como secretario particular y Silva como el que le hacía los discursos a Fidel. Así que, olvidadas las rencillas, el grupo fidelista-duartista, se propone trascender en el poder en Veracruz por más de 20 años. ¿Podrán?
NOTAS INDISCRETAS… La derrota de Margarita Zavala en las votaciones por las candidaturas plurinominales confirma lo debilitado que quedó el calderonismo al interior del PAN. Con toda su imagen y capital político, la esposa del ex presidente apenas tuvo 12 votos que no le alcanzaron para ser candidata. Ni siquiera su esposo, Felipe Calderón, se presentó a votar, lo que le hubiera dado un voto más. Otros calderonistas, como Max Cortázar, de plano ya abandonaron el barco y ahora anda con Rafael Moreno Valle, el gobernador de Puebla. En fin, si con esa fuerza van a pelear por la presidencia nacional del PAN, los Calderón la tendrán muy difícil contra el maderismo y su joven candidato Ricardo Anaya… Voltereta de los dados. Escalera.
sgarciasoto@hotmail.com
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