La concentración de la nómina impedirá a los docentes reciban su pago en efectivo para quienes así lo decidan. Algunos maestros rurales requieren el pago en efectivo para cubrir sus necesidades porque no existen todas las opciones bancarias en su lugar de trabajo.
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Una de las consecuencias de la reforma educativa impuesta por el
gobierno de Enrique Peña Nieto fue la anulación de los derechos
laborales del magisterio; se convirtieron en basura de la noche a la
mañana.
La mayor parte de los diputados y senadores del país, gobernadores,
jueces y magistrados; como si fueran pandilla, se plegaron a los
caprichos del gobierno federal. Las leyes del trabajo, federal y
locales de cada estado de la federación fueron sustituidas por un
bodrio de legislación llamada “del servicio profesional docente”.
La concentración de la nómina magisterial por el gobierno federal es
parte de ese despotismo. Reformaron las leyes de Coordinación Fiscal y
de Contabilidad Gubernamental para crear el “Fondo de Aportaciones para
las nóminas Educativa y Gasto Operativo” y lograr el control de la
nómina nacional del magisterio para las Secretarías de Hacienda y
Crédito Público (SHCP) y de Educación Pública (SEP).
Ahora con esta medida concentradora se crea una figura única en el
país en el nuevo modelo laboral: Gobernadores de los estados como
patrones pero sin facultades para cubrir los salarios de sus empleados
docentes que tenían desde 1992. Una extraña figura que tiene como
propósito el control del pago de los salarios desde el gobierno federal
pero también el control político, bajo la tesis de quien paga manda.
En realidad más allá de ambiciones políticas, es una medida que
aumentará el burocratismo en el manejo de la nómina porque cualquier
reclamación por falta de pago, descuentos mal aplicados o retraso en el
pago de prestaciones deberán ser atendidas por el gobierno federal
desde las oficinas de la SCHP y la SEP; previas reclamaciones ante las
autoridades educativas locales. Estas omisiones se prolongarán con
papeleo innecesario por la concentración absurda en la toma de
decisiones.
La SEP se convertirá en la pagaduría más grande del país y ese
gigantismo será factor de muchos problemas en perjuicio de los
trabajadores. La eficacia del pago es lo que menos le interesa al
gobierno federal, se trata de anular la capacidad política y
administrativa a los gobernadores no importando dejarle los problemas
en casa.
En estos enredos políticos de quién controla los salarios de los
docentes, los trabajadores docentes deberán acudir primero ante la
Secretaría de Educación de su Estado, pero allí les informarán que
ellos no son competentes de las fallas en la operación de la nómina.
Levantaran los hombros y los funcionarios estatales dirán que no es su
problema.
La concentración de la nómina impedirá a los docentes reciban su
pago en efectivo para quienes así lo decidan. Algunos maestros rurales
requieren el pago en efectivo para cubrir sus necesidades porque no
existen todas las opciones bancarias en su lugar de trabajo.
Hay maestros que tienen que trasladarse varios kilómetros para
recibir su pago y esos gastos nadie se los repone, además de
incumplirse con la obligación del patrón de pagar los salarios en su
lugar de trabajo. Esos problemas no le interesan a la burocracia
política del centro.
Es como decirles que los maestros se las arreglen como puedan. Si no
hay cajeros de los bancos cerca de su lugar de trabajo que se muevan a
donde las haya, no importa que sea en otra ciudad.
Los recibos de pago en favor de los profesores será uno de los
problemas que se padecerán. Ya no se darán en papel sino de manera
digital, pero contradictoriamente para cualquier aclaración las mismas
autoridades exigen el recibo impreso lo cual es un absurdo.
La SEP comandada por Emilio Chuayffet ha dejado de rendir discursos
triunfales desde la agresión a los normalistas de Ayotzinapa y a la
comunidad del Instituto Politécnico Nacional (IPN). No sabe dónde meter
la cabeza por los errores constantes cometidos que mantienen encendida
la pradera de inconformidad. No quiere sacar la cara y prefiere el
señor Chuayffet arrinconarse en su oficina por los grandes problemas
que se han generado y que han provocado las movilizaciones constantes
de miles de maestros en el país.
El gobierno federal está jugando con fuego al minimizar el más
importante derecho de los trabajadores que es el pago de su salario y
con dignidad. Los maestros están inconformes y eso no es un juego.
Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx
Twitter: @Manuel_FuentesM
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