Ya no habrá subsidios a la gasolina debido a que ahora los consumidores tendrán que subsidiar a un gobierno corrupto que prefiere cancelar el proyecto de una refinería.
Desafortunadamente el 2015 inició con negros eventos
en materia económica. La bolsa de valores sufrió una importante caída
en el primer día de operaciones, el precio del barril de petróleo bajó
de los cuarenta dólares, el dólar se cotizó arriba de los 15.20 pesos.
Todo ello en medio de un estancamiento económico que lleva ya dos años,
un mayor endeudamiento público y una agresiva reforma hacendaria. El
gobierno de Peña Nieto ha fracasado en materia económica, como en otros
temas.
Este arranque anual es resultado de su empecinamiento
en mantener un modelo ineficaz. Esta conducción es parte de un modelo
que ya probó su fracaso desde los 80's. El modelo económico neoliberal
impuesto por la tecnocracia económica en el poder, agravada por las
políticas dictadas por el Consenso de Washington a partir de 1989, han
provocado poco a poco el debilitamiento y desmantelamiento de nuestra
planta productiva nacional, convirtiéndonos lamentablemente en simples
exportadores de materias primas, productos básicos y peor aún, en
maquiladores de bienes y servicios de los países desarrollados.
Parece poca cosa el planteamiento anterior, pero es
de suma importancia tomarlo en cuenta para poder aclarar la casi
inexplicable razón del por qué si los precios del petróleo cayeron a
niveles de hace cinco años, ¿por qué en Estados Unidos el precio de la
gasolina bajó y en México se mantiene, o peor aún, se encarece siendo
que nosotros somos el país productor de petróleo?
Ante ese impedimento de poner a precio competitivo el
combustible, el pasado jueves Luis Videgaray, anuncia recortes
presupuestales derivado de los bajísimos precios del barril de petróleo
que se cotizó a menos de 40 dólares. Lo que no sabemos o no nos aclaró
es en qué rubros se harán estos recortes, será acaso que recortaran
programas sociales o peor aún será el pretexto perfecto para empezar a
liquidar a los trabajadores de PEMEX y la CFE para acelerar su
desmantelamiento, acaso no estarán ya satisfechos con el desastre que
han ocasionado ya al país.
La situación económica para 2015 no podría
presentarse peor. La economía, desde 2013 ha tenido un desempeño
mediocre; difícilmente el crecimiento promedio anual en el bienio
2013-14 llegará a 2 por ciento. En 2015 la caída en los precios del
petróleo tendrá impactos fuertes, tanto sobre las finanzas públicas
como sobre las expectativas de inversión.
Las coberturas de precios sólo cubren parte del
impacto en la caída de los precios del petróleo y sólo durante el 2015.
Para empezar, el presupuesto ejercido en 2014 contó con precios de
cerca de 100 dólares por barril, no de los 79 presupuestados para este
año. Esa caída de ingresos de 21 dólares por barril, que representa
aproximadamente $10,000 millones de dólares al año, más de medio punto
porcentual del PIB, seguramente tendrá un impacto en la economía.
Aparte, está el impacto en las finanzas de estados y
municipios. ¿Cuál va a ser el impacto en las finanzas de los estados y
municipios -muchos de los cuales ya traían problemas serios- cuando no
reciban participación de excedentes petroleros y cuál será el impacto
en las economías locales?
Además, México no se acaba en 2015; si los precios
del petróleo se mantienen en los niveles actuales el impacto en los
ingresos del gobierno comparado con el período de precios de 100
dólares por barril, será de aproximadamente de $25,000 millones de
dólares anuales, es decir, el o2% del PIB. Esta es una pérdida directa
de PIB, de ingreso nacional. Y, si no se quiere reducir el gasto del
gobierno, implicará más impuestos o más deuda.
En el caso de subir los impuestos, se tendría un
efecto depresivo sobre la actividad económica; en el caso de recurrir a
la deuda, se estará poniendo en riesgo la estabilidad financiera aún
más ya que la deuda de por sí ha estado incrementándose en forma
acelerada en lo que va del sexenio.
¿Tendremos crisis financiera al final del sexenio,
como parece ser la costumbre priísta, o será antes del fin del sexenio?
Los agentes económicos, que saben que México no se acaba en 2015
seguramente reaccionarán con temor ante un panorama de problemas
fiscales inminentes, deteniendo o difiriendo sus decisiones de
inversión generando un círculo vicioso de menos inversión y menos
crecimiento.
Además, los cálculos de ingreso fiscal anteriores
asumen que los precios internos de los combustibles se mantendrán en
los niveles actuales. Ya no habrá subsidios a la gasolina, debido a que
ahora los consumidores tendrán que subsidiar a un gobierno corrupto y
derrochador, que prefiere entregarle al compadre del ejecutivo casi
cien mil millones en contratos y cancela el proyecto de una refinería.
Este escenario fue advertido y previsto por las
fuerzas progresistas del país durante las discusiones de la reforma
energética el año pasado, una y otra vez la tecnocracia hablaba de las
bondades, de los blindajes, que las previsiones por las calificadoras
eran favorables para la implementación de éstas políticas necesarias
para empezar a explotar los yacimientos en el fondo del mar (aguas
profundas) y gas shell o de lutitas, mismos que con los precios
actuales del petróleo, no es rentable invertir en ellos.
Toda la racionalidad de la reforma energética
privatizadora y entreguista se viene por los suelos. Pero hay un
peligro: Que con tal de atraer inversión extranjera, ante la evidente
falta de interés en la ronda uno, Pemex se asocie con compañías
privadas en sus yacimientos más rentables, dónde tiene la tecnología y
de donde obtiene las utilidades para pagar impuestos. Las consecuencias
de esta estrategia, en el mediano plazo, serían graves, ya que se
aceleraría el deterioro de las finanzas públicas al tener Pemex que
compartir la utilidad de sus mejores yacimientos. Aunque lograra
estabilizar su producción, reduciría fuertemente sus utilidades, no
sólo por los menores precios sino porque las utilidades ya no serían
suyas, las tendría que compartir con Halliburton, Schlumberger,
Petrofac, Chevron, etc.
Este es el entorno que vive el gobierno de Peña,
manchado por la corrupción, con los precios del petróleo por los suelos
y la desaceleración económica provocada por una errónea política
fiscal. Lamentablemente sus yerros y corruptelas le pegan a nuestro
país y a su economía.
Agradezco las aportaciones de Adolfo Hellmund para la realización de esta columna.
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