Samuel Schmidt
Tarde o temprano el gobierno tenía que dar una respuesta al impacto esperado de la caída de los precios delpetróleo. Nos dice el Secretario deHacienda que se cayó el 6% en larecaudación, lo que implica que elseguro de cobertura para el preciodel petróleo de alguna manera funcionó, sería bueno que anuncie hasta cuánto nos ha protegido.
Lo que es preocupante es la defensa tosuda del modelo económico, el que según el secretario ha sido exitoso para el país. Para muchos críticos esto es justamente lo que no ha funcionado, el modelo.
Desde que se implantó el modelo neo liberal se mostró que la prioridad era proteger el equilibrio macroeconómico, propósito no poco loable, pero este debe ser solamente un objetivo secundario, el primero debe ser laprotección de la sociedad. Es lo que Yehezkel Dror denominó la Razón de Humanidad, cuyo propósito fundamental es elevar la calidad devida. En los años de implantación del neoliberalismo, lo que más se ha resentido es justamente la calidad devida.
En éstos más de 30 años, la pobrezaha tenido un incremento importante en cantidad y calidad. Por mucho que losgobiernos y diversas instanciasinternacionales hagan malabares estadísticos, la realidad de la pobrezaes evidente y dolorosa. Entre otras cosas, fuera de aspectos morales, la dimensión de la pobreza es un obstáculo principal para el desarrollodel mercado interno, el que funciona como motor de la creación de empleo, del crecimiento económico y eventualmente, optimistamente hablando, del desarrollo económico ysocial.
Otro de los resultados del neoliberalismo ha sido la migración masiva. A partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio deNorteamérica abandonaron el paísmás de 12 millones de personas, ni siquiera una guerra hubiera creado un impacto tan brutal. Este desplazamiento masivo implica desajustes familiares, sociales, urbanos, pero el gobierno se ha contentado con anunciar alegremente el aumento del ingreso de remesas, que mientras más crece, más demuestra el fracaso económico de los planes gubernamentales. Desafortunadamente, eso también pone a la soberanía nacional en un predicamento porque nos hace vulnerables a las políticas migratorias de Estados Unidos.
Frente a la caída en la recaudacióncausada en gran medida por el deterioro en la planta productiva como resultado de una política indiscriminada y pésimamente implantada de aperturacomercial, el gobierno trato de experimentar la recuperación de lasfinanzas públicas por dos medios: El aumento de impuestos y el endeudamiento. Por desgracia, esa apuesta falló y ahora, con una visiónconservadora y convencional se dan cuenta que ambas opciones no pueden continuarse.
Los empresarios se quejan por las nuevas cargas fiscales y en algunas zonas, como en la frontera, parece que bloquean la recuperacióneconómica y eso que la frontera tiene un estímulo externo que la ayuda a continuar. Aumentar los impuestos, después de anunciar que se congelarían por los próximos cinco años, acarrearía un movimiento de protesta indeseado. Queda el endeudamiento, el que se incrementará pero también lo harán las tasas de interés, en parte porque la fragilidad económica mexicanademuestra vulnerabilidad e incremento de riesgo.
El tercer elemento es el recorte al gasto público, aquí el problema es que en una tendencia descendente del desempeñoeconómico, las políticas de austeridad agravan la caída. De hecho, los bajos indicadores de crecimiento en los años 2013 y 2014, se debieron a un manejo ineficiente de los recursos públicos. Si esa ineficiencia se repite en el 2015, agregado a que además se recortarán los recursos, las perspectivas de caída se refuerzan.
El otro elemento es que durante éstas tres décadas las finanzas públicas se petrolizaron, de tal manera que elgobierno se volvió flojo en la búsqueda de mejores modelosfiscales, para depender sustancialmente de los recursos petroleros, es por eso que una desestabilización en esaindustria produce efectos severos; la actual caída del precio del petróleotraerá consecuencias mayores.
Estos tiempos exigen cambiosparadigmáticos, mantener los principios que durante tres décadas solamente han ayudado a mantener una macroeconomía estable, posiblemente no sea lo más adecuado. Muchos han repetido hasta el cansancio que a final de cuentas todos vivimos en lamicroeconomía y ahí es donde hay que incidir.
El gobierno debe promover la mejoría de la calidad de vida, eso traerá consigo una modificación sustancial de la economía, y de las relaciones sociales. Dar este paso es una apuesta de largo plazo y largo alcance, algo similar hizo Brasil y le funcionó bien. Mexico puede apostar, debe apostar, teniendo en mente y como meta fundamental, que el gobierno debetrabajar para el grueso de lapoblación, esto es sano económica, socialmente y al final hasta genera recompensas políticas.
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