Autor: Flor Goche / @flor_contra
Basados en las estadísticas oficiales, investigadores de la UNAM sostienen que a raíz de la reforma laboral de 2012 las jornadas de la clase trabajadora se han incrementado y, en contraposición, reducido sus ingresos. Evidencian, asimismo, que el mercado de trabajo preserva sus altos niveles de desempleo, al sumar 9 millones de personas en esta situación. En contraste, Claudia Delgadillo González, presidenta de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados, sostiene que dicha reforma ha sido benéfica para el país y para los trabajadores. Refiere, por ejemplo, que para 2014 ésta generó 714 mil 526 puestos formales, lo que “representa la mayor generación de empleos en las últimas décadas”; que hizo más pronta y expedita la justicia laboral; y que logró atraer una mayor inversión para el país
La
realidad desmorona los beneficios que prometía la reforma laboral
promulgada en noviembre de 2012. A más de 2 años de la entrada en vigor
de la primera de las llamadas reformas estructurales, sus efectos
negativos resultan innegables, incluso a la luz de las estadísticas
oficiales.
Las jornadas laborales de la clase
trabajadora se extienden pero sus ingresos se achican, no sólo como
consecuencia de la pérdida de su poder de compra. Así lo develan los
integrantes del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a partir del análisis
de los resultados de la Encuesta nacional de ocupación y empleo, a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Del comparativo de las cifras del
cuarto trimestre de 2012 –cuando la reforma en cuestión aún no operaba–
con las del tercer trimestre de 2014, los investigadores universitarios
revelan que aunque la población ocupada creció en 625 mil 849 personas
(de 49 millones 76 mil 626 a 49 millones 702 mil 475), el sector que
trabaja menos de 35 horas a la semana disminuyó en 799 mil 960 personas
(de 12 millones 378 mil 265 a 11 millones 578 mil 305), mientras que el
que desempeña una jornada de más de 35 horas creció en 983 mil 371
personas (de 35 millones 500 mil 740 a 36 millones 484 mil 111).
Bajo el mismo ejercicio de cotejo, los
integrantes del CAM –que tiene su sede en la Facultad de Economía de la
UNAM– dan cuenta de que, en el lapso en cuestión, la población que
percibe entre cero y tres salarios mínimos se incrementó en 817 mil 705
personas (de 32 millones 568 mil 306 a 33 millones 386 mil 11), en
tanto que la que tiene ingresos superiores a tres salarios mínimos se
redujo en 773 mil 470 personas (de 11 millones 332 mil 880 a 10
millones 559 mil 410).
Los especialistas plasman su hallazgo en su reporte de investigación 118, Desempleo y menos paga por más horas de trabajo: resultados a 2 años de la reforma laboral.
En éste concluyen que la reforma laboral representa, en los hechos, la
continuidad de una política que precariza cada vez más a las clases
trabajadoras y que, además, ilegaliza cualquier intento por dignificar
sus condiciones de vida.
“La reforma laboral fue una
formalización legal de métodos de explotación llevados a cabo con
anterioridad. Ésa es su auténtica causa, porque el discurso de la
generación de empleos y mejor pagados fue un engaño.”
Ésta no es la primera vez en que las
mejorías que, se supone, instauraría la reforma laboral quedan en
entredicho. En 2013, por ejemplo, Ignacio Ramón Morales,
profesor-investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Occidente, a partir igualmente de un monitoreo de las
estadísticas oficiales, observó una tendencia hacia una mayor
volatilidad en el empleo (entrada y salida del empleo) y al incremento
del empleo eventual o temporal.
Alentador, el balance oficial
En entrevista con Contralínea,
Claudia Delgadillo González, presidenta de la Comisión de Trabajo y
Previsión Social de la Cámara de Diputados, esboza un panorama
alentador a raíz de la promulgación de la reforma laboral que implicó
modificaciones a la Ley Federal del Trabajo. A su decir, “grandes
beneficios” para el país y para los trabajadores mexicanos.
Según los registros del Instituto
Mexicano del Seguro Social, para 2014 se habrían generado a nivel
nacional 714 mil 526 puestos formales de trabajo, lo que “representa la
mayor generación de empleos de las últimas 2 décadas”. Además, el
Servicio Nacional del Empleo –institución pública a nivel nacional
encargada de atender los problemas de desempleo y subempleo en el país–
habría logrado colocar a 1 millón 500 mil personas en algún empleo o
actividad productiva, respecto de las 5 millones 200 mil a las que
brindó servicio gratuito.
Aunado a ello, continúa la legisladora
por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se habrían realizado
más de 139 mil inspecciones en beneficio de 5 millones 600 mil
trabajadores, a fin de garantizar que sus centros de trabajo cuenten
con las condiciones que establece la ley laboral vigente. Finalmente,
la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo –órgano
desconcentrado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social creado
para proteger los derechos de los trabajadores ante la autoridad
laboral– habría resuelto, a través de laudos o convenios, 17 mil 687
juicios laborales en favor de los trabajadores y recuperado en su
beneficio 5 mil 800 millones de pesos. Esto último, explica, porque la
reforma laboral trajo consigo la posibilidad de una justicia más pronta
y expedita en la materia.
Consultada respecto de los hallazgos de
los investigadores universitarios que, basados en las estadísticas del
Inegi, apuntan a que la reforma laboral implicó la extensión de las
jornadas de trabajo y la disminución de los ingresos de la clase
trabajadora, Delgadillo González considera que el comparativo no es
viable y que carece de sustento. Subraya, en tanto, que las cifras que
ella brinda son las del gobierno federal y las que sí están respaldadas
por las instituciones reconocidas por el Estado mexicano.
“Convincentemente la reforma laboral,
con la que se abrió esta segunda legislatura, ha traído grandes
beneficios”, concluye la diputada federal. Beneficios entre los que, a
su decir, destaca el de una mayor inversión para el país: “Sé que,
ahorita, muchos gobernadores de los diferentes estados de la República
se han reunido con grandes empresarios trasnacionales que van a traer
empresas a nuestro país y eso va a traer beneficios a los mexicanos”.
“Inegi oculta el 70 por ciento del desempleo”
A pesar de que la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, Artículo 123, establece que toda
persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil, para el
primer trimestre de 2014 existían en el país 8 millones 735 mil 356
personas desempleadas, de acuerdo con el cálculo de quienes conforman
el CAM.
No obstante, las cifras oficiales son
otras. De acuerdo con el Inegi, para ese periodo 2 millones 746 mil 235
personas se encontraban desocupadas, es decir, 5 millones 989 mil 121
menos que las que reportan los investigadores universitarios.
La diferencia de cifras recae en el
método. Para dar cuenta del fenómeno del desempleo, el Inegi sólo
contempla a la población desocupada que se encuentra dentro de la
población económicamente activa, es decir, aquella mayor de 14 años que
no tiene empleo a pesar de haber buscado colocarse durante el último
mes.
Los miembros del CAM, en cambio,
contabilizan también a las personas disponibles de la población no
económicamente activa, que son aquellas que aunque desean emplearse no
tienen trabajo y no lo buscan porque ya se cansaron de buscarlo o
porque creen que no van a encontrarlo, mismas que estarían en situación
“crónica de desempleo”.
En este sentido, los investigadores
universitarios apuntan que la medición de la tasa de desocupación a
cargo del Inegi es sesgada, puesto que oculta al 68.56 por ciento de la
población desempleada y, por tanto, la verdadera magnitud del problema.
Señalan, además, que dicha medición no
se corresponde con los parámetros de la Organización Internacional del
Trabajo, que establece que “en situaciones en que los medios
convencionales de búsqueda de empleo son insuficientes, en que el
mercado laboral está bastante desorganizado o es de alcance limitado,
en que la absorción de la mano de obra es, en el momento, considerado,
inadecuada, o en que la fuerza de trabajo está compuesta principalmente
por personas con empleo independiente”, debe aplicarse la siguiente
definición de desempleo: todas aquellas personas que tengan más de
cierta edad especificada y que durante el periodo de referencia se
hallen sin empleo –que no tengan un empleo asalariado o independiente)
o corrientemente disponibles para trabajar (disponibles para trabajar
en empleo asalariado o en empleo independiente durante el periodo de
referencia).
A decir de
los economistas de la UNAM, las casi 9 millones de personas que se
encuentran en situación de desempleo en el país muestran que, a más de
2 años de la vigencia de la reforma laboral, el mercado de trabajo
preserva sus altos niveles de desempleo. Ello, aunado a la tendencia a
mayores niveles de explotación de la clase trabajadora, reflejada en la
extensión de sus jornadas de laborales sin que ello se traduzca en
mayores ingresos.
Claudia Delgadillo González invita a
“estos jóvenes investigadores” a acercarse a la Comisión de Trabajo y
Previsión Social de la Cámara de Diputados, misma que preside, con el
objeto de conocer los pormenores del método que proponen para calcular
el desempleo en el país, lo que, asegura, jamás ha sido abordado por
los diputados puesto que “nosotros confiamos directamente en el Inegi”.
—Yo invitaría a estos estudiantes,
bueno a estos investigadores, a que nos digan cuál es el método que
ellos utilizaron para poderlo analizar. Que nos expliquen la
metodología para ver si es válida o no. Con mucho gusto, la Comisión de
Trabajo está dispuesta a platicarlo con ellos y con el Inegi, y a hacer
una valoración con los diputados integrantes de quiénes son los que
tienen la credibilidad, porque los datos que yo te doy son lo que te arroja el Inegi e instituciones reconocidas en el país.
Flor Goche, @flor_contra
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