5/11/2017

Te busco, aunque la vida se me vaya en esto


Madres en busca de sus hijas e hijos desaparecidos

María del Carmen de Jesús Ventura de Chihuahua, “Jesusita” como la conocen en Fundem, busca a su hijo Arturo Chacón de Jesús, soldador de 31 años. Decepcionada de las autoridades, llegó a la marcha con una consigna: “con todo el corazón esperamos que los regresen vivos, no muertos”.  Además sentencia “castigo ejemplar para los responsables para que otros dejen de hacerlo”.

María del Carmen García Samaniego de Torreón, Coahuila, busca a su hijo Jesús Daniel Flores García desde hace 7 años (tenía 22 años). En la actualidad 29 años. Con varias audiencias con el Gobernador de Coahuila, María del Carmen se dio cuenta que (las autoridades) no buscan a su hijo. En ese momento decidió participar en la Marcha por la Dignidad Nacional con la exigencia de que “los busquen en vida, no en muerte, sigo con la esperanza, pero el tiempo es oro para mí, entre más pasa el tiempo no los van a encontrar y hasta la fecha”.

Sigo con la esperanza de que algún día lo voy a encontrar, no sé cómo, no sé cómo sea, aunque la vida se me vaya en esto.”


Teresa Navarro Rea, de Tecamac en el Estado de México, busca a su hija Yenifer Velázquez Navarro, desaparecida el 4 de diciembre de 2012. Al levantar el acta, las autoridades le piden esperar 72 horas, posteriormente le dicen que “para que hacía tanto drama, si su hija se había ido con el novio, que ya iba a regresar y hasta embarazada”.

Con denuncia en mano y como cada año, desde que su hija desapareció, acude a la Marcha por la Dignidad Nacional con la consigna de que las autoridades “investiguen más a fondo, hay un claro vínculo con otras niñas desaparecidas, no sé si son lentos, o realmente son incompetentes con su trabajo”.


Por primera vez, Cristina de León Cárdenas acude a la Ciudad de México para sumarse la VI Marcha por la Dignidad. Desde el 28 de octubre de 2012, fecha en la que desaparece su hija Cristina Janeth Peña de León. “Exige “que me la entreguen como la encuentren” porque “la vida de uno ya no es la misma, uno vive por vivir pero nos falta un pedazo”.

Desde Piedras Negras, Coahuila, Cristina de León no ha dejado de buscar a su hija, aunque por temor a represalias “tardé casi 2 años en poner la denuncia por la desaparición de mi hija”.


Carolina Manzano busca a su hija Erika de la Piedra Manzano desde el 2 de julio de 2012, fecha en la que desapareció afuera de un centro comercial en la Ciudad de México. Ya jubilada, Carolina dice que eso “me permitió al cien por ciento dedicarme a buscar a mi hija”.

“Cargo únicamente con la fotografía de mi hija porque traer su fotografía es traerla en mi corazón, día y noche, los 365 días del año ella está conmigo sabiendo que nunca voy a dejar de buscarla”.


A cinco años de la desaparición de Amairany Roblero González en Iztapalapa, su madre Cecilia González no tiene noticias de su hija. En su búsqueda recorrieron escuelas, hospitales, delegaciones, fue a levantar la denuncia al Ministerio Público donde la mandaron al Centro de Apoyo de Personales Extraviadas y Ausentes y ahí “empezó mi peregrinación hoy en día”.

Con las autoridades “hacen su búsqueda, pero no como uno quisiera, sólo dicen muchos desaparecidos y pocos licenciados”.

“La búsqueda implica gastos que una no tiene previsto, como ir de un lado a otro, nos ha costado mucho sacrificio y solamente dios nos da fuerza para seguir adelante, nos ha costado mucho, uno ríe va viene pero lleva un dolor uno muy dentro en el corazón, en la mente, sales a la calle con la esperanza de verla, a ver si alguien nos da una noticia, con esa esperanza sale uno a las calles, la esperanza de encontrarla”.


A cien metros de llegar a su casa, Andrea Michael Dávila Martínez desapareció el 6 de agosto del 2014 en Ecatepec, en el Estado de México. Su madre, Angélica Martínez Santos, menciona que al denunciar la desaparición de su hija, las autoridades “deciden no levantar la alerta Amber por protocolo porque tenían que revisar el expediente para ver si entraba a la Alerta”. Con las autoridades “no hay nada”.

Año con año, Angélica se suma a la Marcha para pedirle a las autoridades que “le pongan más empeño a su trabajo, que sean capacitadas para hacer las búsquedas”.

“Antes, en la búsqueda cargaba con unos escapularios de mi hija pero con el tiempo se van desgastando, ahora ya los dejé, para que no se acaben”.

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