5/13/2017

Maternidades no tan idílicas

DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Por: Teresa Mollá Castells*



Este domingo se conmemoró en España el Día de la Madre. Y lo conmemoramos en un momento en el que el patriarcado más feroz intenta desvirtuar su esencia primigenia en el sentido de" la madre es la que pare" y en todo caso, y también, la que cría y cuida.

Asistimos con espanto a la manipulación más grosera de la utilización del cuerpo de las mujeres con fines claramente mercantilistas. Junto con el de la prostitución, el alquiler de vientres de mujeres son dos negocios muy lucrativos que la alianza que suponen el capitalismo y el patriarcado no van a dejar escapar. Y hemos de recordar que en ambos casos la materia prima con la que hacer negocios son los cuerpos de las mujeres y de las niñas.

Cuando analizamos desde la perspectiva feminista estos hechos o, mejor dicho, estos negocios, al menos a mí se me revuelven las tripas y me entra un profundo asco. Y también una profunda tristeza.

Asco por comprobar la falta total de escrúpulos y del más mínimo respeto hacia los cuerpos de más de la mitad de la población mundial. Y sobre todo los de las mujeres y niñas más vulnerables económicamente hablando, que se convierten en un enorme granero de materia prima para poder explotar por parte del capitalismo patriarcal más feroz. Lo mismo que ocurrió con la esclavitud. Comercio con materia prima de carne humana a la que utilizar y explotar. Y como no podía ser de otro modo, también en aquel momento esclavista las mujeres esclavas se llevaron la peor parte.

Y una profunda tristeza por comprobar cómo algunos valores humanos se degradan en aras al cumplimiento de unos deseos patriarcales que no dudan en recurrir a todos los medios, incluso ilegítimos, para ser satisfechos.

No soy jurista. Pero sí soy feminista y como tal abogo por una sociedad libre de desigualdades entre hombres y mujeres. A las amigas juristas feministas les dejo el arduo papel de desentrañar la ilegalidad sobre la necesidad actual del patriarcado por negar la maternidad a las madres gestantes de esas criaturas que luego van a ser entregadas a otras personas. Eso sí previo pago de su importe a las agencias intermediarias.

Pero como feminista me parece que el patriarcado utiliza el papel de la maternidad siempre a su favor. Y me intento explicar.

De momento solo las mujeres podemos gestar y parir. Y, aunque el diccionario de la Real Academia de la Lengua no lo explicite, también podemos engendrar. Aprovechándose de esa característica biológica, el patriarcado ha utilizado la maternidad de muchas maneras.

Como forma de perpetuar su linaje, impidiéndonos a las mujeres decidir sobre nuestro propio cuerpo y nuestras maternidades. Llegando a convertir en pecado nuestro placer sexual y convirtiendo en "sagrado" el cuerpo, solo destinado a la procreación. Y por supuesto para el placer masculino también.

De esa manera también se produce una sublimación de la maternidad como única forma de realización de las mujeres que asumen el cuidado de su prole y del padre de la misma como función primordial de su vida, olvidándose de sí misma y de sus aspiraciones o necesidades. De ese modo quedan sometidas al sustentador de la familia.

Tampoco ha dudado el patriarcado en utilizar la maternidad como arma de guerra utilizando a las mujeres, además de para satisfacer sus deseos sexuales, para parir a sus hijos e hijas, sin importarles lo más mínimo el futuro de las madres y de las criaturas. Únicamente como forma de humillación hacia el adversario en el conflicto. Violando y embarazando a mujeres imponía su ley patriarcal a través de una descendencia, aunque esta no fuera reconocida. El papel de estas mujeres es especialmente doloroso puesto que quedan estigmatizadas por sus propias familias, al igual que las criaturas que nacen de estos actos salvajes.

También como arma política con un control de la natalidad para aumentar o disminuir la población en determinadas zonas.

La reproducción como forma de aumentar la población, sin tener en cuenta la situación en que se producen esas gestaciones y la calidad de vida que van a tener en el futuro esas criaturas es algo que está ocurriendo ahora mismo y que pretende colonizar espacios físicos y políticos. Y un ejemplo de lo que digo es la política del Estado de Israel con respecto a la natalidad. Se potencia notoriamente con el fin de colonizar espacios usurpados ilegítimamente al pueblo palestino. De nuevo la alianza entre capitalismo y patriarcado impone sus reglas políticas y económicas sobre los cuerpos de las mujeres.

Otra forma de control de natalidad son las políticas de hijo único y preferiblemente varón que ha estado vigente en China hasta hace unos meses. El objetivo de controlar la súper población ha tenido, entre algunas de sus consecuencias, el alto índice de abandono de niñas al nacer o de abortos de fetos cuando se conocía que era una niña, dejando de ese modo la población descompensada en favor de los hombres y aumentando de ese modo su poder sobre las mujeres sobre todo en las zonas rurales.

Las esterilizaciones forzadas es otra de las formas utilizadas por el patriarcado como control de natalidad y sin importar las consecuencias que estas puedan tener sobre los cuerpos de las mujeres. En Perú y solo durante la etapa del dictador Fujimori fueron más de 300 mil mujeres esterilizadas sin su consentimiento y con métodos bastante deplorables en el mejor de los casos.

Y estos son solo algunos ejemplos sobre el uso interesado que hace el patriarcado de la maternidad.

Afortunadamente hemos avanzado en derechos y en capacidad de decidir si queremos o no ser madres y cuando lo queremos ser. Pero cada cierto tiempo la ofensiva patriarcal se hace patente y nos recuerda que sus fauces siguen abiertas para devorarnos a nosotras y a nuestros avances al menor descuido.

La ofensiva patriarcal actual y en occidente viene de la mano de las agencias que ofrecen criaturas "a la carta" a través de los vientres de alquiler de mujeres en precarias situaciones económicas. A pesar de que ese tipo de actividades en el Estado Español son ilícitas, se están realizando ferias para exponer esos "productos" y por tanto poder seguir haciendo negocio. Y la fiscalía mirando hacia otro lado. Al parecer es más importante el negocio que la vida de las mujeres.

Revertir estas situaciones, todas ellas, se hace urgente y para ello se necesita la complicidad de mujeres y hombres de buena fe que seamos capaces de sensibilizar de forma feminista a la sociedad. Hemos de hacer ver que las mujeres no somos ni debemos ser bajo ningún concepto materia prima para negocios lucrativos para el capitalismo patriarcal.

Yo voy a seguir por ese camino de sensibilización feminista porque, entre otros motivos, ya no sé vivir de otro modo. ¿Y tú, crees que las mujeres somos materia con la que se puede negociar y lucrarse?

* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent.

tmolla@telefonica.net
  
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Madrid, Esp .-

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