La campaña de noticias
falsas y manipulación mediática en contra de la propuesta de Andrés
Manuel López Obrador para encabezar el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyrt), Elena Álvarez-Buylla, es un reflejo del tamaño
del miedo que tiene una parte de la comunidad científica a los cambios
de raíz que propone el presidente electo en materia de investigación
científica.
Es totalmente falso que la doctora Álvarez-Buylla haya propuesto la
cancelación de becas o de proyectos de investigación actualmente en
curso. El oficio remitido el pasado 24 de septiembre al actual director
general de Conacyt, Enrique Cabrero, surge en respuesta al sospechoso
aumento en convocatorias nuevas durante los meses recientes, lo cual da
la impresión de que el gobierno en turno tuviera la intención de dejar
las arcas vacías y amarrar las manos al gobierno entrante.
El pasado primero de julio el gobierno de Enrique Peña Nieto perdió
el respaldo de la ciudadanía. Así que durante el periodo de transición
la administración saliente debería tener la humildad y la apertura para
trabajar de la mano con el equipo entrante para definir cualquier nueva
acción que comprometa recursos o bienes para el año próximo. Las
acciones unilaterales del gobierno saliente incluso podrían ser
impugnadas jurídicamente. Si bien todavía falta desarrollar criterios
jurídicos precisos en México al respecto, las doctrinas jurídicas
españolas y estadunidenses ofrecen pistas importantes en la materia.
Hace bien entonces la futura directora general de Conacyt en
solicitar toda la información pertinente, así como pedir que se
suspendan temporalmente la emisión de convocatorias nuevas, hasta que
ella y su equipo puedan evaluar si corresponden o no con la nueva
política pública en la materia. Además, la solicitud de Álvarez-Buylla
está plenamente amparada jurídicamente por el derecho de petición
ciudadano incluido en el artículo octavo constitucional.
Lo que en realidad ha generado el visceral ataque contra
Álvarez-Buylla no es su comunicación del 24 de septiembre, sino su
compromiso irrestricto con hacer realidad la cuarta transformación en
materia de investigación científica. Desde que fue anunciada por López
Obrador durante el tercer debate presidencial, la premio Nacional de
Ciencias hizo público un programa de trabajo (disponible aquí) en que se compromete a combatir al neoliberalismo y el régimen de privilegios en el funcionamiento del Conacyt.
Específicamente, la coordinadora académica del Centro de Ciencias de
la Complejidad de la Universidad Nacional Atónoma de México propone
anteponer los intereses y cuidado de lo público, lo comunitario y los límites de la naturaleza al beneficio privado, así como
salvaguardar la soberanía nacional en la generación y aplicación del conocimiento científico y de las tecnologías. Ello implica un
manejo presupuestal transparente, eficiente y austero, así como una
ciencia orientada a la comprensión profunda, prevención y solución de problemáticas de salud, alimentación, ambiente, inequidad, exclusión y violencia.
Álvarez-Buylla es gran defensora de los pueblos, los saberes y las culturas indígenas. En su proyecto propone un cercano
acompañamiento y fortalecimiento de las comunidades rurales en el cuidado de sus territorios y riqueza biocultural. La bióloga también busca transformar la manera en que funciona el Sistema Nacional de Investigadores. Específicamente, propone una
redefinición de los criterios de evaluación del quehacer científico nacional, fortaleciendo los criterios cualitativos por encima de los cuantitativos y puesta en marcha de mecanismos de tolerancia cero a la simulación en el manejo de recursos públicos en el ámbito de la ciencia y la tecnología.
La futura directora del Conacyt también ha propuesto fortalecer y
ampliar la investigación en materia de humanidades y ciencias sociales.
Propone incluso incluir una letra hache de
humanidadesen el acrónimo del consejo, para que quede como Conahcyt, para reflejar el nuevo compromiso con la investigación interdisciplinaria y multidisciplinaria.
Todos estos cambios naturalmente son rechazados por quienes se han
beneficiado del viejo sistema. De ahí el intento fallido de utilizar
cualquier pretexto para desprestigiar a Álvarez-Buylla.
Bajo la superficie de relativa calma que ha caracterizado la
transición sexenal están operando oscuros intereses que buscan enturbiar
la llegada de López Obrador a Palacio Nacional, así como evitar que una
vez que llegue pueda cumplir con sus compromisos. El ataque a la
próxima directora de Conahcyt es simultáneamente la
continuidad de la guerra sucia utilizada durante la campaña electoral y
el primer ensayo de una nueva estrategia que en lugar de buscar lo mejor
para la nación le apuesta con todo al fracaso de la cuarta
transformación.
Twitter: @JohnMAckerman
No hay comentarios.:
Publicar un comentario