10/11/2018

Los foros educativos


Lev M. Velázquez Barriga*

El diálogo no se rompió en Acapulco, Guerrero, como lo informó el próximo secretario de Educación Esteban Moctezuma Barragán después de haber suspendido el décimo octavo foro de consulta educativa antes de haberlo iniciado. Desde su origen, los convocantes y organizadores de los foros permitieron infinidad de irregularidades e inequidades en detrimento de la pluralidad; donde pudieron desconocer la representación colectiva de la CNTE lo hicieron y los redujeron al sorteo de ponencias personales o de plano no les dieron voz, a pesar de ser uno de los actores centrales de la resistencia a la aplicación de la reforma educativa hasta los confines del sexenio; soslayaron la desinformación y malversación de los mecanismos de participación propiciada por los caciques sindicales pro patronales que terminaron controlando la asistencia; obviaron el acarreo descarado de las huestes oficialistas del magisterio que se amotinaron en los espacios físicos donde se citó a la consulta.
Guerrero fue la síntesis del hartazgo, del favoritismo hacia los aliados neomorenos del viejo charrismo magisterial y de las cúpulas actuales del SNTE que dieron la espalda a sus agremiados defendiendo la reforma educativa, pero que han sido los invitados especiales de Moctezuma Barragán para los que no se tiene límite de tiempo en el intento fallido de reivindicarse. Los docentes democráticos impidieron que en Acapulco se repitiera la farsa montada por los grupos locales priístas y por la sección XIV del magisterio institucional, que financiaron autobuses repletos de matraqueros traídos de dentro y fuera del estado.
No se puede llamar diálogo a la acotación que los enviados nacionales para la organización del foro quisieron imponer, para que a los miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero se les restringiera la entrada a sólo 100 personas en un recinto en el que cabían más de cinco mil, no hay diálogo posible con una masa obediente de sujetos sin autonomía intelectual que en la fila de entrada recibían, además de su lonche empaquetado, una de las cientos de ponencias ya escritas y maquiladas por el SNTE, como si fuesen guiones panfletarios repartidos en los mítines priístas para aplaudir y ensalzar en ovaciones a los líderes de plástico. Esta masa uniformada de camisa blanca con el distintivo de las siglas del SNTE en el costado, saturó el espacio preferente del Centro Internacional Acapulco, casi VIP, de las mesas para ponentes que debió ser ocupado mayoritariamente por la sociedad de verdad preocupada en mejorar la educación.
De la pronta respuesta de Andrés Manuel, en su gira de agradecimiento por Zacatecas, es necesario rescatar algunas valoraciones, pero también realizar ciertas precisiones. Sólo la organización social, capaz de hacer contrapeso a las posiciones conservadoras que todavía prevalecen en el nuevo gobierno, podrá arrancar definiciones que lo comprometan más con las demandas populares. Si el compromiso es: cancelar, abrogar, derogar y abolir, todo eso junto para acabar con esa mal llamada reforma educativa y lo único que va a quedar es el manejo de la nómina, lo va a seguir teniendo el gobierno federal, se entiende que los demás componentes y programas, que tienen como sustento los articulados constitucionales, leyes secundarias y reglamentaciones operativas, no van a permanecer. De ser así, nos obliga a ser vigilantes activos de que se cumpla lo que se promete.
Para hacer las precisiones, el gobierno no controla toda la nómina federal. Cuando se creó el Fondo de Nómina Educativa (Fone), la federación no absorbió a los trabajadores estatales, de suerte que en casos como Oaxaca quedaron fuera unos cuatro mil 500 trabajadores y en Michoacán cerca de 30 mil; pero no se trata de meros trámites administrativos, sino de mecanismos bien diseñados para abrir la brecha entre dos tipos de trabajadores: los federales que tienen un salario de segunda y los estatales que tienen uno de tercera, sin las mismas prestaciones, pero además dependiendo de la zozobra por los constantes desvíos en los presupuestos de los estados. El Fone implantó una lógica hacendaria y fiscal, eso significa que una plaza docente se justifica sólo si hay un determinado número de alumnos; otra racionalidad educativa implicaría que donde hay un niño(a) debe haber un maestro. Por tanto, el Fone tampoco debería permanecer con las irregularidades que ha engendrado.
También es necesario precisar que en las pasadas elecciones los maestros disidentes no llamaron a no votar como señaló el presidente electo, sino a dar su voto de castigo a los partidos que firmaron el Pacto por México donde surgió la actual reforma educativa, pecaré de obviedad en señalar que Morena fue de los que no lo firmaron; esta decisión mantuvo la autonomía política de la CNTE y permitió que sus militantes, de manera particular se integraran a la defensa de las urnas ante el posible fraude electoral; fue el SNTE quien llamó abiertamente a apoyar al PRI, su propio líder nacional estuvo en la lista de diputados plurinominales, actuando como un sindicato corporativo antidemocrático. Andrés Manuel no debería preocuparse porque lo rebasen por la izquierda, sino porque la tecnocracia incrustada en su gabinete educativo, cuyas prácticas, omisiones, alianzas y pretensiones, están haciendo lo posible para rebasarlo por la derecha.
*Doctor en pedagogía crítica

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