Lev M. Velázquez Barriga*
El diálogo no se rompió en
Acapulco, Guerrero, como lo informó el próximo secretario de Educación
Esteban Moctezuma Barragán después de haber suspendido el décimo octavo
foro de consulta educativa antes de haberlo iniciado. Desde su origen,
los convocantes y organizadores de los foros permitieron infinidad de
irregularidades e inequidades en detrimento de la pluralidad; donde
pudieron desconocer la representación colectiva de la CNTE lo hicieron y
los redujeron al sorteo de ponencias personales o de plano no les
dieron voz, a pesar de ser uno de los actores centrales de la
resistencia a la aplicación de la reforma educativa hasta los confines
del sexenio; soslayaron la desinformación y malversación de los
mecanismos de participación propiciada por los caciques sindicales pro
patronales que terminaron controlando la asistencia; obviaron el acarreo
descarado de las huestes oficialistas del magisterio que se amotinaron
en los espacios físicos donde se citó a la consulta.
Guerrero fue la síntesis del hartazgo, del favoritismo hacia los
aliados neomorenos del viejo charrismo magisterial y de las cúpulas
actuales del SNTE que dieron la espalda a sus agremiados defendiendo la
reforma educativa, pero que han sido los invitados especiales de
Moctezuma Barragán para los que no se tiene límite de tiempo en el
intento fallido de reivindicarse. Los docentes democráticos impidieron
que en Acapulco se repitiera la farsa montada por los grupos locales
priístas y por la sección XIV del magisterio institucional, que
financiaron autobuses repletos de matraqueros traídos de dentro y fuera
del estado.
No se puede llamar diálogo a la acotación que los enviados nacionales
para la organización del foro quisieron imponer, para que a los
miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de
Guerrero se les restringiera la entrada a sólo 100 personas en un
recinto en el que cabían más de cinco mil, no hay diálogo posible con
una masa obediente de sujetos sin autonomía intelectual que en la fila
de entrada recibían, además de su lonche empaquetado, una de las cientos
de ponencias ya escritas y maquiladas por el SNTE, como si fuesen
guiones panfletarios repartidos en los mítines priístas para aplaudir y
ensalzar en ovaciones a los líderes de plástico. Esta masa uniformada de
camisa blanca con el distintivo de las siglas del SNTE en el costado,
saturó el espacio preferente del Centro Internacional Acapulco, casi
VIP, de las mesas para ponentes que debió ser ocupado mayoritariamente
por la sociedad de verdad preocupada en mejorar la educación.
De la pronta respuesta de Andrés Manuel, en su gira de agradecimiento
por Zacatecas, es necesario rescatar algunas valoraciones, pero también
realizar ciertas precisiones. Sólo la organización social, capaz de
hacer contrapeso a las posiciones conservadoras que todavía prevalecen
en el nuevo gobierno, podrá arrancar definiciones que lo comprometan más
con las demandas populares. Si el compromiso es:
cancelar, abrogar, derogar y abolir, todo eso junto para
acabar con esa mal llamada reforma educativay
lo único que va a quedar es el manejo de la nómina, lo va a seguir teniendo el gobierno federal, se entiende que los demás componentes y programas, que tienen como sustento los articulados constitucionales, leyes secundarias y reglamentaciones operativas, no van a permanecer. De ser así, nos obliga a ser vigilantes activos de que se cumpla lo que se promete.
Para hacer las precisiones, el gobierno no controla toda la nómina
federal. Cuando se creó el Fondo de Nómina Educativa (Fone), la
federación no absorbió a los trabajadores estatales, de suerte que en
casos como Oaxaca quedaron fuera unos cuatro mil 500 trabajadores y en
Michoacán cerca de 30 mil; pero no se trata de meros trámites
administrativos, sino de mecanismos bien diseñados para abrir la brecha
entre dos tipos de trabajadores: los federales que tienen un salario de
segunda y los estatales que tienen uno de tercera, sin las mismas
prestaciones, pero además dependiendo de la zozobra por los constantes
desvíos en los presupuestos de los estados. El Fone implantó una lógica
hacendaria y fiscal, eso significa que una plaza docente se justifica
sólo si hay un determinado número de alumnos; otra racionalidad
educativa implicaría que donde hay un niño(a) debe haber un maestro. Por
tanto, el Fone tampoco debería permanecer con las irregularidades que
ha engendrado.
También es necesario precisar que en las pasadas elecciones los
maestros disidentes no llamaron a no votar como señaló el presidente
electo, sino a dar su voto de castigo a los partidos que firmaron el
Pacto por México donde surgió la actual reforma educativa, pecaré de
obviedad en señalar que Morena fue de los que no lo firmaron; esta
decisión mantuvo la autonomía política de la CNTE y permitió que sus
militantes, de manera particular se integraran a la defensa de las urnas
ante el posible fraude electoral; fue el SNTE quien llamó abiertamente a
apoyar al PRI, su propio líder nacional estuvo en la lista de diputados
plurinominales, actuando como un sindicato corporativo antidemocrático.
Andrés Manuel no debería preocuparse porque lo rebasen por la
izquierda, sino porque la tecnocracia incrustada en su gabinete
educativo, cuyas prácticas, omisiones, alianzas y pretensiones, están
haciendo lo posible para rebasarlo por la derecha.
*Doctor en pedagogía crítica
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