Quiere ser la voz de las víctimas
La iraquí busca justicia para yazidíes abusadas por el EI
Washington. Nadia Murad, galardonada con el Premio Nobel
de la Paz 2018, pidió este lunes una acción global para combatir el
genocidio y la violencia sexual, y prometió ser una voz para las
víctimas en cualquier parte del mundo.
La iraquí Nadia Murad dijo en su primera conferencia de prensa desde
que se anunció el premio, que se siente obligada a utilizar su voz para
defender los derechos de todas las personas perseguidas.
Debemos trabajar juntos para poner fin al genocidio, hacer que rindan cuentas aquellos que cometen estos crímenes y obtener justicia para las víctimas, comentó en el Club Nacional de Prensa.
Murad, de 25 años, estuvo entre las miles de jóvenes de minoría
yazidí que fueron secuestradas y esclavizadas en 2014 por el grupo
Estado Islámico (EI). Los yazidíes son una antigua minoría religiosa
originaria del norte de Irak.
La iraquí fue galardonada junto con Denis Mukwege, ginecólogo del
Congo que atiende a las mujeres que han sido víctimas de violencia
sexual.
Murad dijo que se siente honrada de haber recibido el premio, pero
aseveró que todavía falta mucho por hacer para llevar ante la justicia a
los autores de los crímenes contra ella y otras yazidíes.
Hasta ahora no se ha hecho justicia para las yazidíes, en particular para las víctimas de esclavitud sexual, manifestó, y agregó que le gustaría ver que los combatientes del Estado Islámico sean juzgados por sus delitos.
En 2016 Murad fue nombrada primera embajadora de buena voluntad de
las Naciones Unidas para la Dignidad de los Sobrevivientes de la Trata
de Personas.
En 2017 se abrió una investigación de la Organización de las Naciones
Unidas sobre los delitos cometidos por el grupo Estado Islámico y
comenzó a recopilar y conservar evidencias en agosto. Los juicios a los
combatientes del grupo llevados a cabo por Irak y Siria han recibido
críticas de los grupos defensores de derechos humanos, que afirman que
los procedimientos son precipitados, deficientes y que a menudo dependen
de confesiones obtenidas mediante tortura.
El Premio Nobel de la Paz 2018 se dio en un entorno que le está
prestando más atención a las víctimas de abuso sexual a escala
internacional y que ha tomado fuerza con el movimiento #MeToo (A mí
también). Cuando le preguntaron sobre el movimiento y cómo se relaciona
con su experiencia, Murad dijo que espera que todas las víctimas de
violencia sexual se sientan a salvo y compartan sus historias.
Mi esperanza es que todas las mujeres que hablen de sus experiencias de violencia sexual sean escuchadas y aceptadas, añadió la iraquí galardonada.
Ap
Periódico La Jornada
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