11/28/2018

Una cuestión de geometría



I
Hace poco más de un año, Enrique Peña Nieto, dijo sobre la situación de alerta social que se vivía en el país, una frase que resume su actuar y pensar durante todo su periodo como “presidente”, el señor dijo muy tranquilo que: “la crisis sólo está en sus mentes”, refiriéndose al descontento de la sociedad ante la precariedad de la vida, para después, continuar con el acostumbrado inocuo discurso de un país que avanza y que las políticas que se implementaron fueron necesarias, y así otra vez, la fantasía busca apoderarse de la realidad para ocultarla, disfrazar lo que ha sucedido, desacreditar las voces que protestan por la creciente agudización de la desesperación que sufre gran parte de los ciudadanos de este nuestro México. La burla que hasta hoy continúa, es además, reflejo de una profunda crisis que no proviene del pueblo, sino que baja directo de las cúpulas del poder envilecido, soberbio e incapaz de ver sus propios pasos y reconocer que hace mucho tiempo se nos ha dirigido al barranco con los ojos vendados por el cinismo imperante que nos ha gobernado.
II
La crisis es muy profunda y aún hoy continúa, es una crisis de humanidad y de las formas tradicionales de representación social, que ha alcanzado sus límites, por ello, la sociedad alzó la voz para exigir un profundo cambio, una nueva estructura en la que las voces del conjunto social tengan eco real, un nuevo orden que permita la materialización de las necesidades, una nueva lógica que rompa de una vez y para siempre el viejo esquema de dominación que opaca a las propias democracias representativas que alguna vez dijeron ser la solución y hoy son parte de esa agonizante problemática. Millones de mexicanos han puesto su deseo de superación de la crisis en la alternativa representada por Andrés Manuel López Obrador, quien en unos días tomará posesión como nuevo presidente de México, marcando lo que pudiera ser un nuevo rumbo real en algunas cuestiones prioritarias, o precipitando la crisis a una agudización y sostenible para el sistema imperante. Está aún por verse lo que realmente vendrá.
III
La delegación de nuestro ejercicio político a los llamados funcionarios públicos, nos ha alejado del ejercicio de la política y ha contribuido a que esta última sea entendida como una cuestión electoral, votar parecería así la única responsabilidad ciudadana, y por tanto, la única participación en materia política, pero contrario a esta idea, desde décadas atrás, actores sociales han pugnado por una nueva responsabilidad política y social que permita a la sociedad la vigilancia del ejercicio de los gobernantes, desafortunadamente, muy lejos estamos de una realización en términos de la participación mayoritaria de la sociedad, por ello, cuando se dice con todo lujo de burla que “la crisis sólo está en sus mentes”, a lo que se refiere es al simple hecho de que en la lógica de quienes gobiernan todo lo hecho es correcto, pues mantiene los esquemas estipulados en un sistema que desde el principio mostró sus contradicciones, la crisis mental para los de arriba corresponde a nosotros los de abajo por la obvia circunstancia de que ellos carecen de mentalidad humana. Las consultas que hoy impulsa el gobierno entrante, son un camino que debe fortalecerse, que debe estudiarse y mejorar, son en todo caso, un posible inicio del incremento de la participación ciudadana en temas y decisiones que hasta hace poco eran únicamente ejercicios de políticos alejados del deseo social. Sin embargo, falta construir las alternativas democráticas de los sectores oprimidos para la verdadera materialización de sus necesidades.
IV
La mente, la mentalidad, su expresión y conformación es totalmente contradictoria cuando hablamos de lo que arriba se piensa y abajo se siente. Arriba nunca ha habido crisis, claro que no, ellos comen, visten, viajan, cobran y gastan con lujo a diario y sin remordimiento, abajo por el contrario, se vive con la penuria del pago diario, del alimento para la familia, de la seguridad laboral y de la seguridad social, de la salud y de la sobreexplotación, de la discriminación y la marginación. Arriba no se puede sentir el calor en los pies ni cómo el sol quema los rostros, no se sabe lo que significa madrugar para ir a uno, dos o tres trabajos el mismo día, no se comprende la angustia que viven las mujeres ante la impunidad de la violencia de género, la misma que da lugar al feminicidio como un hecho común en el país, son incapaces de entender la impotencia que se siente cuando la impunidad nos oprime, cuando los discursos políticos no representan la realidad y cuando se burlan de nosotros al decir que la crisis únicamente está en nuestra mente, ¿podrán saber cómo se vive y siente la crisis si ellos la provocan y no la padecen? El gobierno entrante ha propuesto la austeridad republicana como parte de lo que ha llamado “La Cuarta transformación”, una medida posible y sin duda necesaria, pero aún estamos lejos de construir una sociedad en la que el principio sea la socialización de los bienes producidos, pues para ello es necesario romper toda la lógica sistémica de producción, trabajo y riqueza.
V
La crisis y sus efectos son una cuestión geométrica, mientras más arriba menos puede percibirse, mientras más abajo más se padece, la palabra pobreza cambia de significado en cada estrato y clase social, los conceptos de democracia, política y gobierno se han redefinido con los años, ahora, las definiciones tradicionales no encuentra su aplicación a la realidad porque hace tiempo que dejaron de nombrarla, cuando llueve no todo el país se inunda, cuando hay hambre no todo el país come, la geometría social genera diferentes significados a una misma realidad, y junto a estas circunstancias, la corrupción, la impunidad y el cinismo agudizan una crisis que décadas atrás inició. Una nueva coyuntura se presenta, es tiempo de poner un nuevo orden a la estructura social reivindicando a las clases oprimidas, o presenciaremos los efectos de una crisis anunciada y negada. La estructura social es como una pirámide, arriba son pocos y abajo somos muchos, nosotros sostenemos a quienes nos vulneran, el efecto de la crisis la padecemos por ellos, por tanto, les resulta simple negarla. Ahora bien; ¿Qué pasaría si revirtiéramos el orden social y comenzara a gobernar la mayoría? ¿Dirían los que hoy gobiernan que la crisis está en nuestras mentes o comenzarían temerosos a sentirla en las suyas al perder sus prebendas, lujos y el marco de impunidad que los protege?
No podemos iniciar un nuevo orden permitiendo la impunidad y la perpetuando la injusticia, todos quienes han propiciado que el país viva esta y muchas otras crisis deben ser enjuiciados, los ex presidentes deben pagar por el daño hecho, la justicia debe reinar por fin en México. La crisis es una cuestión de geometría, cambiemos esa geometría, revirtámosla a favor de la mayoría y generemos un cambio real en nuestro México. 

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