El problema para la ministra es explicarnos por qué el trabajo sexual
es la manera en que miles de mujeres logran el mejor ingreso, además
con una flexibilidad que les permite conciliar su vida familiar. ¿Dónde
está su contrapropuesta de oportunidades laborales en las que se gane
bien con flexibilidad? La reacción del gobierno ante la organización
sindical de lxs trabajadorxs suscitó que dos organizaciones feministas,
la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres y la
Plataforma 8 de Marzo de Sevilla, interpusieran una demanda para
ilegalizar al sindicato Otras.
Un primer manifiesto, titulado “El feminismo ha sido abolicionista
desde su raíz”, respaldaba las dos demandas, pero no tardó en aparecer
otro titulado “El feminismo no tiene una sola voz en el debate sobre la
prostitución”, donde se precisaba que no todas las feministas son
abolicionistas y se solicitaba a esas organizaciones feministas la
retirada sus demandas. Este manifiesto fue suscrito ya por más de mil
500 personas, entre las que destacan feministas de la talla de Nancy
Fraser, Rita Laura Segato, Naila Kabeer, Silvia Federici y Janet Halley.
De México aparecen Elena Poniatowska, Ángeles Mastretta, Carmen
Boullosa, María Pía Lara y varias más.
En él se reivindica la enorme diversidad de posiciones y de
sensibilidades feministas respecto al comercio sexual y se pide que no
se utilice una pretendida unanimidad del feminismo como aval de ninguna
medida legal que pueda afectar a las condiciones materiales de vida de
muchas personas que trabajan en este sector –en todas sus variantes:
prostitución, bailarinas, actrices, teléfono erótico, entre otras–.
También se propone un espacio de diálogo donde todas las posturas puedan
ser escuchadas en igualdad de condiciones.
No debe impedirse la organización libre y autónoma de colectivos de
mujeres con el propósito de avanzar en derechos sociales y laborales
básicos en condiciones de igualdad con el resto de la sociedad. Lo que
está en juego es el día a día de muchas personas que encuentran en el
trabajo sexual su medio de vida sin la cobertura ni protección mínima de
derechos. Es imprescindible que las trabajadoras sexuales tengan voz en
este debate y se les reconozca capacidad de agencia sobre sus
decisiones vitales (reconociendo la pluralidad de experiencias de
quienes se dedican a esta actividad, dentro de los límites que impone la
necesidad de trabajar y las escasas opciones disponibles para muchas).
La sindicalización les permitirá reclamar mejores condiciones de trabajo
a los dueños de los establecimientos y hoteles.
El sindicato Otras señala que en España la actividad económica que
genera el trabajo sexual (bajo múltiples modalidades) y su legalidad se
encuentran avaladas jurídicamente, como se refleja en múltiples
sentencias tanto nacionales como europeas. Por tanto, privar del derecho
fundamental a constituir sindicatos y afiliarse a ellos a las personas
que prestan servicios en esta actividad –también servicios telefónicos o
vía web, actores y actrices, etcétera– supone un ataque frontal a un
derecho democrático básico del sistema constitucional. Sindicalizarse es
un derecho consolidado tras siglos de lucha y resulta lamentable que
organizaciones feministas emprendan acciones legales en contra de este
derecho.
Sin duda hay muchos tipos de trabajadoras sexuales y también hay
distintas personas y organizaciones que están implicadas en el negocio
del comercio sexual, algunas de ellas con turbias e ilegales prácticas.
Pero precisamente lo que una organización sindical como Otras pretende
es fortalecer a las mujeres para que no caigan en manos de las mafias,
para que puedan exigir mejores condiciones y defenderse grupalmente. El
trabajo sexual es la ocupación mejor remunerada que consiguen muchísimas
personas frente a los brutales cambios económicos que provoca la
reestructuración globalizada del capitalismo, que genera precarización
laboral, desempleo prolongado y salarios míseros. Más que abolir el
comercio sexual, hay que cambiar el sistema socioeconómico. Mientras
tanto, hay que apoyar la organización política sindical de lxs
trabajadorxs sexuales.
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