INTERNACIONAL
Ellas no denuncian y el delito se “invisibiliza”
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Gloria López
Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid.-
La
confluencia de factores como el género y la edad hace que las adultas
mayores se conviertan en un grupo con un alto riesgo de sufrir algún
tipo de maltrato.
Además no existen datos de esa realidad y las víctimas de violencia de
género de “más de 60 años” –así aparecen en las estadísticas– son un
colectivo especialmente vulnerable al estar inmerso en el silencio.
Lo anterior son las principales conclusiones del proyecto europeo Dafne
Stop VI.E.W. “Stop Violence Against Elderly Women”, presentadas el
pasado 14 de junio por la Unión de Asociaciones Familiares (Unaf).
El proyecto pretende visibilizar la violencia ejercida contra las
mujeres mayores de 65 años y crear una mayor sensibilidad social sobre
el problema.
Y es que, tal y como señaló Julia Pérez, presidenta de la Unaf, “el
progresivo envejecimiento de la población española y su repercusión en
las situaciones de dependencia funcional y emocional favorece que las
personas mayores se hayan convertido en uno de los grupos sociales más
susceptibles de sufrir situaciones de abuso, malos tratos y/o
violencia”.
La investigación revela que las mujeres adultas mayores son un
colectivo especialmente vulnerable porque tienen más dificultad para
defenderse, solicitar ayuda, desconocen sus derechos, e incluso a
menudo han sufrido años de maltrato repetido, permaneciendo en silencio
y ocultando la violencia de la que eran objeto.
Según Pérez, “las víctimas sienten miedo a denunciar y a tener que
rehacer sus vidas y romper con sus familias, en ocasiones responsables
de los malos tratos. En muchos casos no pueden reconocerse en las
formas de violencia, porque consideran el maltrato de familia como un
modo de relación o porque viven de manera demasiado dolorosa el tener
que admitir el abuso en el interior del propio hogar”.
Este “silencio”, más el “afecto familiar” y el “estigma social” que
supone reconocer malos tratos en la propia familia, son hechos clave
para explicar la disparidad entre los estudios objetivos realizados en
los propios colectivos de personas mayores españolas que apuntan a
tasas bajas de violencia.
La organización responsable del estudio explicó que existe sexismo y un
prejuicio contra la edad, que denomina “edadismo”, que hace que las
mujeres mayores se encuentren en “mayor riesgo de sufrir abuso y
violencia”.
“La tercera edad incrementa el grado de dependencia de las mujeres
hacia otras personas, aumenta el riesgo de aislamiento y su cultura
generacional hace que silencien su drama. Por ese motivo, es difícil
dar datos de la situación real”, aseguró Julia Pérez.
La Unaf recordó que, entre 2002 y 2007, las denuncias de víctimas de
violencia de género aumentaron en 46 por ciento por “las campañas de
sensibilización” y la creación de “recursos asistenciales”, mientras
que, en el caso de las mujeres mayores de 64 años, hay una “tendencia
de descenso”.
MIEDO A DENUNCIAR
En la presentación de las conclusiones estuvieron presentes
responsables de algunas de las organizaciones participantes en el
programa, quienes insistieron que la ausencia de datos sobre la
violencia de género contra mujeres mayores es sin duda un indicador
preocupante que nos muestra que el problema está absolutamente
invisibilizado.
Yolanda Basteiro señaló que el 50 por ciento de las víctimas que han
acudido al servicio de asesoramiento y atención a mujeres mayores que
la Federación de Mujeres Progresistas desarrolla dentro del proyecto
Daphne, conviven con el maltratador, lo que es un “dato muy
preocupante” que muestra la “fragilidad” de estas mujeres.
Y, como sentenció Mariqueta Vázquez, presidenta de la Asociación
Mujeres por un Envejecimiento Saludable, “no hay derecho a vivir los
últimos años de tu vida con miedo y al lado de tu maltratador”.
Sin embargo, para muchas mujeres y en especial para el colectivo de
mujeres mayores, denunciar es muy difícil. Bien por desinformación, por
las pocas posibilidades de ser creída o por la desconfianza en el
proceso jurídico, “las mujeres no se sienten suficientemente protegidas
para denunciar y se callan”, dijo Ana María Pérez del Campo, presidenta
de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas.
“La crisis está aumentando la desigualdad y por tanto la violencia
contra las mujeres”, reclamó Ana María, recordando que de las mujeres
asesinadas por la violencia machista ha aumentado el porcentaje que no
había denunciado (en mayores de 65 años, el 85 por ciento), y también
de aquellas que siguen conviviendo con el agresor (75 por ciento).
PREVENCIÓN
El primer paso es visibilizar los problemas y las demandas de las
mujeres mayores que sufren violencia, ya que pueden tener implicaciones
significativas en su comportamiento y reacción ante el maltrato, así
como para la provisión de servicios y apoyo.
Además es necesario proporcionar apoyo, formación y asistencia a las
personas cuidadoras, para evitar que la sobrecarga pueda incidir en una
inadecuada atención o maltrato a las personas mayores asistidas.
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