NACIONAL
MONEDERO
Especial
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Cimacnoticias | México, DF.-
Según
Inegi en el país, por cada 100 personas 59 –más de la mitad– son de
clase baja, tan sólo 1.7 pueden considerarse de “clase alta” y 39 son
de clase media; en el ámbito rural disminuye al 26 por ciento de la
población. Un retrato de la amplia desigualdad imperante, una sociedad
polarizada.
Inegi considera 33 millones de personas en la clase media para el ámbito urbano y 11 millones para el rural.
La distancia que existe entre lo que Inegi llama clases medias,
altas y bajas es abismal. Se puede medir fácilmente en dos indicadores:
escuelas públicas o escuelas privadas, y el gasto de 4 mil 400 pesos en
consumir alimentos y bebidas fuera de casa al trimestre,
aproximadamente mil 467 pesos mensuales (2010).
Esta cantidad es un poco menor a los mil 329 pesos que el Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)
considera como el umbral de pobreza rural, pero inferior a los 2 mil
124 pesos mensuales de la pobreza urbana.
La canasta alimentaria urbana –a precios de 2012– tiene un costo de mil
101.45 pesos, significa que la clase media gasta mensualmente en
alimentos fuera de casa un poco más de lo que cuesta una canasta
alimentaria urbana y prácticamente el doble del costo de una canasta
alimentaria rural, y ni hablar del gasto en alimentos fuera del hogar
que tiene la clase alta.
Por ejemplo, los altos funcionarios de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos tienen autorizado como gastos de representación en alimentos 3
mil pesos diarios, aproximadamente 90 mil pesos mensuales.
Prácticamente 12 veces más del valor mensual de la canasta de alimentos
rural, y más de los 6 mil pesos de salario mensual promedio de las
mujeres trabajadoras.
Una pequeña muestra de las enormes desigualdades que existen en el país
entre “clases sociales”, eso sin considerar las diferencias que
prevalecen en el contenido “interclases” de las canastas alimentarias
básicas y no tan básicas.
Son clases altas muy ricas, representan absoluta minoría, acompañadas
de clasemedieros pobres y clases bajas muy, pero muy pobres.
Hay que especificar que el estudio no contiene información de género;
sería muy importante conocer las características de los hogares
jefaturados por mujeres. A juzgar por sus ingresos laborales, pocos
hogares feminizados están en este segmento medio.
Bastaría cambiar la variable “educación pública” por educación privada
para que el porcentaje de población considerada como clase media
disminuyera drásticamente. Los precios de las guarderías oscilan entre
2 mil 500 y 5 mil pesos mensuales.
Una familia de dos adultos con dos niños menores de 4 años tendría que
pagar por lo menos 5 mil pesos mensuales, con el agravante de que
prácticamente no hay guarderías públicas.
Para la primaria el panorama no es mejor. El Liceo Francés tiene en este nivel una colegiatura mensual de 8 mil a 10 mil pesos.
Unicamente el 5.9 por ciento de las trabajadoras percibe ese nivel de
ingresos; el promedio del ingreso laboral son tres salarios mensuales.
¿Dónde quedó la clase media, tema central del estudio de Inegi?
En cuanto a los activos fijos (vivienda), el documento revela que en la
mayoría de los hogares que están en la “media” la adquirieron o la
están pagando con créditos sociales lejos, muy lejos de los préstamos
de usura que otorga la banca privada, donde difícilmente son sujetos de
crédito hipotecario; es vivienda de interés social.
Las variables consideradas son: un hogar compuesto de cuatro
integrantes, los hijos asisten a escuelas públicas; cuentan al menos
con una computadora; gastan 4 mil 400 pesos en consumir alimentos y
bebidas fuera de casa al trimestre.
Uno de sus integrantes está inserto en el ámbito formal de empleo,
principalmente en el sector privado (¿qué pasa con las y los
informales?). Quien encabeza el hogar tiene educación media superior y
su estado civil es casado; la información procede de la Encuesta
Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares.
Aún con estas consideraciones, en una larga década (2000 a 2010) este
sufrido segmento de la población nacional sólo creció un reducido 4 por
ciento.
Twitter: @ramonaponce
*Economista especializada en temas de género.
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