Hemos llegado a un punto de no retorno.
lasillarota.com
Aunque en nuestro querido país, muchas cosas tiran para el lado
contrario donde debían marchar, no deja de alertarnos el giro que tomó
en las redes sociales y en algunos medios impresos, el anuncio de un
silbato que como parte de la Estrategia 100 días (E30/100) para poner
fin al acoso sexual contra las mujeres, anunció el Jefe de Gobierno el
pasado 25 de abril, en respuesta a las demandas expresadas por las
capitalinas en la marcha nacional Vivas Nos Queremos organizada por colectivos feministas diversos un día anterior.
El silbato conocido como rape whistle en países anglófonos,
es una herramienta que ha sido muy útil en estrategias comunitarias para
prevenir ataques sexuales contra mujeres. Se le ha utilizado en campus
universitarios de Norteamérica y Nueva Zelanda, donde las violaciones y
el abuso sexual contra las estudiantes están atrozmente rutinizados (Hunting Ground; Tacking campus assaults, producido por CNN en 2015) Así como en barrios de numerosas ciudades del mundo.
En las experiencias anteriores el silbato fue adoptado y puesto en
operación por las propias comunidades. Y es que además de ser un recurso
para las mujeres que atraviesan parajes urbanos solitarios y
peligrosos, el sentido de su uso fue también provocar una respuesta
comunitaria de sensibilización y corresponsabilidad respecto a estas
agresiones que victimizan a las mujeres y niñas, induciendo un cambio
cultural importante. No para que las mujeres se defiendan solas, como se
ha dicho en las redes sociales, sino para provocar el concernimiento de
la comunidad y las autoridades en su prevención y erradicación.
En este marco, la introducción de estos silbatos en la E30/100
anunciada el pasado miércoles 25, es parte de un dispositivo para
aterrizar la estrategia a las comunidades vecinales y ofrecer a la
ciudadanía en general, hombres y mujeres, una vía para la participación
en su seguridad y en la defensa de la integridad física y los derechos
de las mujeres. Es decir como un elemento complementario, integrante de
la estrategia en su conjunto y no una simple ocurrencia.
La paradoja es que de haber sido colocado como un recurso para
fortalecer la movilidad segura de las mujeres, por obra y gracia del
albur y de la banalización sexista, se tornó en una caricatura fálica.
El silbato se trucó en pito, con una dualidad de significados que
median entre ser algo baladí: “me vale pito, o vale un pito”, es decir
nada y en este sentido anularlo como propuesta. Mientras por el otro
significado se lo convierte en una representación del órgano sexual
masculino, con el cual se agrede diariamente a mujeres en el Metro de la
ciudad. Algo así como hacer-decir que “a las mujeres que sufren acoso
déseles un pito-pene” para que se calmen.
Psicoanalíticamente hablando, el instrumento “silbato” propuesto para
que las mujeres alerten cuando un hombre las ataque, manosee o les
exhiban su pene y las hagan observar como se masturban, fue transmutado
en su significante contrario al haberlo referido al “pene”,
convirtiéndolo en síntoma del machismo agresivo-sexual reprimido.
Ese machismo que ha reculado ante el redoblaje de la vigilancia o ha
resentido la separación de mujeres y hombres en el transporte público,
es el mismo machismo militante de las redes que ha reaccionado con
violencia y descalificación ante la decidida actitud de las mujeres que
denuncian acoso; vio su oportunidad de revancha banalizando los
esfuerzos realizados, aprovechando el viaje para descalificar el embate
que se ha dado a los agresores día a día.
Lo mas sorprendente es que esto no sólo lo hicieron o secundaron
personas de sexo masculino, tocadas por la afinidad con el falo
centrismo, algunas de las cuales tienen sus redes sociales pletóricas de
mensajes misóginos y violentos desde el punto de vista sexual, sino
muchísimas mujeres que parecen no tener ubicado de qué lado están en el
terreno de la violencia sexual en contra de su género. Pero esto último
es explicable dado el nivel de naturalización de la violencia misógina
que fluye como manantial en buena parte de las expresiones y practicas
de nuestra cultura popular.
La simplificación comunicativa de la medida y la sorna sexo-política
mal intencionada sin embargo, pasaron de largo los esfuerzos reales que
está haciendo el gobierno, como de los logros colectivos que se están
dando en la CDMX en torno al tema.
Entre los esfuerzos gubernamentales hay que contar el reforzamiento
de las medidas de separación y vigilancia que a lo largo de ocho años
del Programa Viajemos Seguras había venido aflojándose como
resultado de la rutina, los apremios y la saturación de los sistemas de
transportes que movilizan más de 8 millones de personas diariamente en
la Ciudad de México.
A partir del inicio de la Estrategia se han movilizado mas de 4 mil
agentes del Operativo Temis Fase II, para asegurar los accesos a los
vagones y carros especiales para las mujeres, así como para la
vigilancia en escaleras y pasillos, que son lugares frecuentemente
elegidos por los agresores sexuales para manosear y tocar a las mujeres
en diversas partes de su cuerpo. Gracias a la presencia de estas agentes
de chaleco rosa, se detuvieron a 69 agresores sexuales en treinta días;
es decir un promedio de 2.2 diarios.
El acondicionamiento de unidades, el balizamiento de espacios en las
estaciones, la liberación de espacios urbanos adyacentes a las
estaciones de mayor afluencia; además de la reparación de luminarias,
colocación de mamparas que en conjunto contribuyen a generar mayores
condiciones de seguridad para la movilidad de las mujeres en los
transportes, fue también un esfuerzo conjunto de los diversos sistemas
de transporte público de la ciudad. Destaco la asignación de unidades
exclusivas para mujeres en el Trolebús, a lo largo de las 4 líneas más
importantes en el traslado de pasajeros (Eje Central, eje 2; Eje 7 Sur,
Metro Boulevard Aeropuerto) y la ampliación del transporte exclusivo
para mujeres Atenea que amplió sus corridas en horas pico y extendió el servicio hasta las once de la noche en las zonas periféricas mas alejadas.
El INMUJERES abrió un sitio web para la recepción de reportes,
solicitudes de apoyo jurídico y servicios de atención y acompañamiento
jurídico a víctimas, enlazado al MP virtual. Con ello se facilita la
denuncia y se puede dar seguimiento a casos. La pagina cuenta con un
mapa para que las personas agraviadas por acoso o abuso sexual, indiquen
lugar y hora del evento, de suerte que puedan identificarse zonas de
riesgo en las cuales tomar medidas de prevención situacional. El C4 por
su parte incrementó las consignas de video vigilancia en los 36 Centros
de Transferencia Modal y atendió 156 denuncias de acoso a través del
066. Mientras la PGJDF puso en marcha el Refugio para Víctimas de Trata y
ha instalado un grupo de expertos, funcionarios y organizaciones
sociales para revisar y adecuar los protocolos de investigación y
atención.
De parte de la sociedad hay también avances muy importantes a
resaltar. Primeramente señalar el cambio en la respuesta social sobre el
problema. Es decir la presencia de un giro fundamental en la conducta
de las capitalinas frente al acoso: han pasado de la resignación, la
frustración y el silencio que por décadas invisibilizaron el problema, a
la indignación y la denuncia.
Si la marcha del 24 de abril mostró el quiebre de la tácita rendición
que por generaciones sostuvieron las mujeres de la capital frente al
abuso sexual, expresada en menos del 8% de la denuncia de casos que
arrojan encuestas como la ENDIREH; el incremento exponencial de éstas
en sólo treinta días, así como la rápida apropiación de los mecanismos
puestos en marcha por E 30/100 para reportar casos, evidencian una
madurez en el sentido de apropiación de sus derechos (empoderamiento)
que debiéramos considerar un nuevo activo ciudadano. Hemos llegado a un
punto de no retorno: las capitalinas ya no toleran el acoso sexual
cotidiano y las autoridades, del signo político que sean o fueren, están
obligadas a atender sus justas demandas.
Como dato, si anualizamos la denuncia de los casos que se presentaron
en los primeros treinta días de la E30/100, respecto a la totalidad
promedio de casos denunciados anualmente en los ocho años previos de Viajemos Seguras,
que fluctuaron entre los 360 a los 270 casos, habríamos multiplicado el
numero de denuncias en 83.8% sólo en el primer mes de la Estrategia.
Otro logro social que celebrar es el interés que los medios de
comunicación impresos, audiovisuales y virtuales han tomado por el tema,
lo que contribuye a que la sociedad, las empresas y comunidades
profesionales diversas se sensibilicen y los gobiernos se apliquen mejor
a su tratamiento. A lo largo de los últimos tres meses, el INMUJERES-DF
ha recibido un engrosado número de solicitudes de Información Pública
para aportar datos de la violencia sexual que sufren las mujeres en los
espacios públicos y el transporte, la atención, las denuncias, el
presupuesto y los resultados de Viajemos Seguras. Se ha
multiplicado también el interés de organismos internacionales como el
Banco Mundial y el BID, en conocer mejor la experiencia acumulada en la
ciudad con el proyecto mas longevo en materia de movilidad segura que se
ha puesto en marcha fuera de los países europeos. Y con el ánimo de
participar en nuevos emprendimientos del tipo.
El rendimiento político es que en la medida en que un asunto como
este gana terreno en la sensibilidad social, su legitimidad como
problema público lo coloca en la agenda de los gobernantes, sean del
color político que sean y esto representa un avance para la igualdad
sustantiva de las mujeres, que impactará en todo el país.
Para los 100 días finales de la Estrategia se están diseñando y
valorándose diversas medidas y acciones orientadas a generar consensos y
provocar cambios más de fondo: institucionales, legislativos,
normativos y culturales. Se echará mano igualmente
de nuevos instrumentos para fortalecer los servicios de atención a las
mujeres victimizadas por el acoso y el abuso sexual. La Asamblea
Legislativa de la CDMX así como el Senado de República han dado también
muestras de un renovado y genuino interés por el tema por lo que al
concluir el periodo de gobierno seguramente tendremos redefinido el
campo y los objetivos de la política para el combate de la violencia en
contra de las mujeres en la Ciudad de México.
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