A las normales
rurales se les sacrifica mediante su cierre, además de que se reducen
sus espacios o se libra una batalla subterránea por privatizarlas por
nuevas vías, encarecerla y marginar de ellas a las hijas e hijos del
pueblo en condiciones de pobreza.
Son un proyecto histórico educativo de
trascendental importancia y actualidad para el pueblo mexicano. Las
normales rurales son proyectos que plantean la labor de recomunalidad en
el seno del pueblo. Su profesionalización incluye la lucha por la
reconstitución del tejido social en las comunidades. En el caso de la
Escuela Normal Rural Luis Villarreal de El Mexe, es patente su
contribución en la formación del magisterio hidalguense y nacional. Y
también se percibe su ausencia con dolor y estragos educativos sociales
después de que el gobierno neoliberal decidiera cerrar el Internado por
razones represivas y antipopulares. La propia Secretaría de Educación
Pública de Hidalgo (SEPH) reconoce la falta de maestros y maestras en
educación básica. La carencia se refleja sensiblemente en la falta de
especializaciones hacia áreas cada vez de mayor importancia para la
educación de la niñez, los adolescentes y la juventud hidalguense.
Dicho proyecto formativo y del conjunto
de las normales rurales del país, abiertas o cerradas desde hace varias
décadas, tiene las condiciones que permitirían la apertura de su sistema
de enseñanza pedagógica e investigativa altamente calificada a nivel
licenciatura y posgrado para hijos e hijas del pueblo, tanto como para
su magisterio. En general la línea educativa y pedagógica del normalismo
rural potencia las perspectivas de contribuir a elevar la formación y
cantidad de maestros y maestras para los niveles de preescolar,
primaria, secundaria y bachillerato de que tanto estamos necesitando en
las diferentes regiones del país.
El normalismo rural es un bastión de la
Revolución Mexicana; además, constituye un punto de apoyo para la
formación de las consciencias en sentido crítico, revolucionario y
popular; para lo cual debe mirarse el despojo al que fue conducido,
afrontando el deber de impulsar su sentido y posibilidades de
contribución a la educación popular en las actuales circunstancias
históricas.
De esta forma particularmente El Mexe
pronto podría aportar culturalmente en el ámbito de normal rural como
institución universitaria de la educación y la pedagogía enfocada a la
enseñanza popular atrayendo intelectualidades que aportasen a esas
perspectivas. Las y los egresados de la normal, en conjunto con otras
organizaciones sociales y comunitarias, recibimos de primera mano la
manifestación de necesidad y oportunidad de reabrir El Mexe para el
pueblo, en condiciones en que realmente su proyecto tenga arraigo entre
las generaciones de jóvenes, estimule su desarrollo y contribución hacia
la sociedad y su cultura.
Para estos propósitos tomamos en consideración varias estrategias:
- Posibilidades autogestionarias dado el espacio para la exploración y explotación agropecuaria en protección del medio ambiente, que además de complementar diversas necesidades, amplifican la red de conocimientos a desarrollarse desde sus instalaciones.
De esta manera se introducirían materias
optativas en función con los potenciales productivos de los internados,
fomentando el sentido de cooperativismo, la recomunalidad y el trabajo
de campo.
- Por otra parte, el presupuesto estatal que se le conceda tendría que enfocarse con toda transparencia a cubrir algunas de sus prioridades ante académicos, trabajadores y alimentos, en tanto otros recursos pueden obtenerse de sus actividades agrícolas propias y otras posibles obras productivas. Se requeriría una verdadera contribución oficial en equipamiento didáctico y otros recursos necesarios.
El Mexe es una alternativa muy
importante para los hijos e hijas del pueblo en las condiciones actuales
de capitalismo salvaje que les despoja, expulsa y condena a una vida de
miseria. El internado permitiría a varios miles de jóvenes optar por un
trabajo gratificador, digno y profundamente necesario al país. Pues sus
egresados, formados en el arraigo comunitario y la potenciación de la
formación popular comunitaria, acrecientan el desarrollo cultural local.
Por lo que se refiere a la Universidad
Politécnica de Francisco I Madero, esta instancia podría fusionarse en
la renovación de la educación normal con nuevas implicaciones, donde
haya una trasfusión y complementariedad entre las asignaturas y
formación politécnica con las áreas educativas para abrir nuevas
posibilidades de profesionalización de los jóvenes estudiantes. Al
tiempo que la formación de las siguientes generaciones de maestras y
maestros se formen en el conocimiento politécnico muy necesario para su
desempeño profesional en las comunidades.
Para que sea posible y sustentable en
términos de una justa organización interna cuyo propósito sea fortalecer
un nuevo sistema de enseñanza popular acorde con las necesidades
emergentes en la población del estado, consideramos indispensable
practicar una administración autónoma que sea una combinación colectiva
entre autoridades, personal, estudiantes y comunidad.
Se necesitaría una consejería general,
académica, estudiantil amplia que custodie el buen desempeño de su labor
administrativa y pedagógica. Consejo integrado por el cuerpo académico,
administrativo, trabajador, estudiantil, comunitario y organizacional
de los sectores interesados en su adecuado funcionamiento. A la par de
recuperar terreno en las diversas áreas pedagógicas a nivel licenciatura
y de atender las carencias formativas que van manifestándose; podría
crear programas de maestrías y doctorado en áreas específicas de
educación crítica para un cuerpo externo de educandos principalmente
venidos de la propia base magisterial urgida de acceso a estudios
superiores.
Se priorizaría la formación de planes de
estudio acordes con las necesidades educativas del estado y sus
distintas vertientes de licenciatura en la enseñanza primaria (educación
física, educación artística, educación secundaria, psicología
educativa, educación indígena, investigación educativa, especialidades
en las diversas ramas de la enseñanza básica, educación básica general,
educación especial, historia, etcétera), al paso que tiene expectativas
de instruir en la enseñanza primaria y alfabetización verdadera de la
población rural, además de dar cabida a nuevas carreras tecnológicas y
de biodiversidad destinadas a la educación y producción en el campo
mexicano.
La posible colaboración educativa de
este centro y otro tipo de universidades permitiría resolver las lagunas
y problemas recurrentes de actualización de los conocimientos o
experiencias, siendo por tanto viable el establecimiento de puntos de
contacto a estos niveles. Subsanando en este sentido las anteriores
deficiencias programáticas tendientes al teoricismo, pensando en una
adecuada combinación práctico-teórica-técnica comunitaria basada en las
prioridades de la enseñanza real en el Estado.
A ciencia cierta existen compromisos
para la reapertura de la normal. En ese sentido, existe
corresponsabilidad para la reconstitución de la normal rural en
condiciones que le permitan sustentabilidad económica, pedagógica e
integracionista en el seno de la sociedad hidalguense y mexicana.
Asimismo, conscientes de la falta de
posibilidades de estudios superiores de posgrado para las maestras y
maestros en la dirección de desarrollar nuestras concepciones
pedagógicas y otras áreas educativas de importancia, en sus espacios se
cabe integrar cursos, diplomados, maestrías y doctorados.
Felipe Cuevas Méndez/Telesur
[OPINIÓN][ARTÍCULO]
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