Gabriela Rodríguez
Machismo, misoginia y
violencia de género están cobrando importancia en los medios y hasta en
la arena política. Tal vez como reflejo de la alta dimensión que
alcanza el fenómeno en todas partes. En la Ciudad de México 60 por
ciento de mujeres reporta haber sufrido violencia sexual en las calles y
en el trasporte público. Ellas son la gran mayoría de víctimas de
violencia sexual, pero de la violencia de género muchos más hombres son
golpeados, quemados y asesinados que mujeres (10 veces más, aquí y en el
planeta); pero importa observar que 80 y 90 por ciento de los agresores
son hombres. Vivimos un problema creciente de hombres que agreden a
mujeres y a otros hombres, los bien llamados
machos(como Ayotzinapa, caso de hombres contra hombres). El machismo afecta a todas y a todos, y es clave para poder erradicar los altos índices de violencia.
El martes pasado, Ismael García Cabeza de Vaca, senador por el PAN,
fue captado sosteniendo una conversación virtual a partir de la
fotografía de una chica con pronunciado escote. La conversa no pudo ser
más ofensiva, el amigo le escribe: “pásame el cel del padrote, me la quiero zumbar”, a lo que él responde:
ya somos dos.
Lo de menos es el desprestigio ético de dos señores que se diviertan
haciendo bromas tan irrespetuosas y misóginas, el acto permite
identificar a potenciales agresores de delitos mayores y además valorar
los efectos negativos que ya generaron. Fernanda Moreno, la chica de la
foto, expresó su preocupación porque una imagen que subió al Facebook
haya sido retomada por un senador de la República, se afectaron sus
relaciones de noviazgo, familiares y hasta laborales. Se trata de una
estudiante del tercer semestre de mercadotecnia en una universidad
privada, que también hace trabajos de modelaje; en entrevista
periodística afirmó: “no soy escort, no sé por qué ese señor
tenía una foto mía, trabajo con varias marcas y me preocupa, no creo que
quieran estar asociadas con un tema de prostitución”. Ella ha recibido
mensajes de usuarios de la red insultándola y recriminándole: “me gané
muchos mensajes de odio, insultos, muchos me dicen: ‘no, Fer,
tú lo puedes demandar’, y por otro lado, llegan bromas de ¿cuánto cobras
por zarandearte?; esto me ha causado muchísimos problemas en redes
sociales, me da pena salir a la escuela”.
Ante el escándalo y para bien, el senador Ismael García Cabeza de
Vaca dio una disculpa pública en el Twitter reconociendo que fue una
conversación claramente misógina, y más: expresó ante medios que además
de ser una broma inapropiada, vivió los hechos como una gran lección, y
espera que su experiencia sea para la reflexión y erradicación de las
faltas de respeto hacia las mujeres.
El escándalo mediático tuvo un efecto desalentador para que el
agresor no incurra posteriormente en este tipo faltas, y para evitar que
otros lo hagan, pero la disculpa pública puede ser insuficiente, habría
que descartar que el senador esté involucrado con quienes hacen
explotación sexual de mujeres. El tema es complejo y es grave, hay que
tomar en cuenta que el agresor de una conducta leve es un potencial
agresor de un acto grave, las historias de vida nos enseñan que es
posible pasar de bravucón a golpeador, de ahí a violador y hasta llegar a
ser feminicida. El Estado no le ha dado la importancia debida y
contribuye a la naturalización de este tipo de violencia.
Es necesario cambiar la cultura misógina, evitar también la
normalización de conductas dañinas menos graves: comentarios que hacen
objeto sexual de las personas, sobre su cuerpo, apariencia o
comportamiento sexual que afectan la dignidad y el estado emocional.
Sanciones administrativas para conductas lascivas, como el acoso
callejero o por medios de comunicación electrónica, puede contribuir al
cambio cultural y a erradicar violencia. Así como el
alcoholímetroha sido efectivo para descender accidentes, el acoso sexual bien podría sancionarse con multas, o arresto de 20 o 36 horas, proporcionalmente al acto, como una medida moderadora, disuasiva y preventiva.
Twitter: @Gabrielarodr108
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