En ese encuentro del viernes 27 de julio estuvieron presentes mujeres del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), entre muchas otras.
Las participantes llevaban años organizándose por el derecho a elegir a sus gobernantes, pero también para que ellas mismas pudieran postularse como candidatas en diferentes puestos públicos.
Este derecho les había sido negado por la creencia –impregnada en la esfera política mexicana– de que no tenían una preparación o educación política para decidir con sabiduría.
De acuerdo con Enriqueta Tuñón Pablos, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en realidad esta creencia escondía el temor de que el voto femenino lograra sacar a las mujeres de los hogares y rompiera el esquema tradicional de familia que por tantos años mantuvo solo a los hombres en el poder. También existía el miedo infundado de que la falta de preparación política de las mujeres regresara a los conservadores al gobierno.
Pese a todos estos argumentos, en 1937, el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río aprobó el envío de una iniciativa de ley para reconocer a las mujeres como ciudadanas dentro de la Constitución.
Esta propuesta no llegó espontáneamente ni tampoco hizo que las mujeres conquistaran su derecho al voto fácilmente. No obstante, sentó un precedente importante que forjó el camino para aquel mitin de 1945.
La historia detrás del encuentro en la Arena México
En 1935, el año posterior a la toma de poder de Cárdenas, diversas mujeres conformaron el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), el cual –menciona Enriqueta Tuñón– llegó a contar con cerca de 50 mil afiliadas.
Dos años después de la fundación del FUPDM, Cárdenas afirmó que tanto hombres como mujeres padecían de la misma falta de educación y cultura; a pesar de esto, agregó que era únicamente el hombre quien podía gozar de ciertos derechos.
Como reacción a estas declaraciones, las mujeres del FUPDM postularon a Soledad Orozco, del Partido Nacional Revolucionario (PNR) como candidata a diputada por León, Guanajuato; y a Refugio García, del FUPDM, por Uruapan, Michoacán. Sin embargo, sus candidaturas no eran válidas legalmente si no se reformaba antes la constitución para reconocer su derecho a votar y ser votadas.
Las mujeres del FUPDM organizaron mítines, conferencias y manifestaciones por su derecho. Tuñón Pablos cuenta que incluso amenazaron con quemar el Palacio Nacional e iniciaron una huelga de hambre frente a la casa de Lázaro Cárdenas. Así, en agosto de 1937, el funcionario cedió a la presión y envió su iniciativa al Congreso para reformar la Constitución Mexicana.
El proyecto consistía en modificar el artículo 34 y hacer explícito que las mujeres también son ciudadanas mexicanas al cumplir la mayoría de edad. Pero, pese a que diputados y senadores la aprobaron por unanimidad, la reforma nunca se publicó en el Diario Oficial. No se concluyó el trámite y la reforma no entró en vigor.
De acuerdo con Tuñón Pablos, había un temor generalizado de que las mujeres votaran por Juan Andreu Almazán en las elecciones de 1940 y por ello se detuvo el proceso. Sin embargo, en 1938, Cárdenas planteó una alternativa a las mujeres cuando el PNR se convirtió en PRM.
El presidente invitó a las mujeres a unirse a esta nueva institución para incentivar su participación política. Aun así, el derecho al voto no llegaba y, por el contrario, el FUPDM se debilitaba.
Al ver que su lucha autónoma no rendía frutos, las mujeres siguieron el camino institucional y se apoyaron con las autoridades para conquistar sus derechos políticos. Y así, tras el paso de Ávila Camacho por la presidencia, llegó el día del mitin.
Un 27 de julio de hace 77 años…
En 1945, Miguel Alemán Valdés hacía campaña para la presidencia nacional. Según la también profesora Enriqueta Tuñón Pablos, en su discurso, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI, antes PNR) seguía recluyendo a las mujeres al espacio doméstico. A pesar de esto, ellas apoyaban su candidatura como una posible vía para obtener el derecho al voto.
Así, el 27 de julio de ese año, cientos de mujeres mostraron su respaldo al candidato del PRM en un mitin en el que también exigieron su derecho a elegir y ser elegidas. Alemán Valdés respondió con la promesa de este derecho a cambio de que las mujeres no dejaran de ser “la madre incomparable, la esposa abnegada y hacendosa, la hermana leal y la hija recatada” del hogar.
Por otro lado, Miguel Alemán promovió el derecho a votar y ser votadas de las mujeres únicamente en el ámbito municipal, ya que gobernar un municipio era equiparable –asevera Tuñón Pablos– a administrar un hogar más grande. Una vez en la presidencia, Alemán Valdés lo hizo oficial: en 1947, las mujeres pudieron elegir a sus gobernantes municipales y postularse ellas mismas como candidatas.
Este fue un avance histórico para las mujeres, aunque no alcanzaron el derecho a nivel federal sino hasta 1953, cuando el priista Adolfo Ruiz Cortines se convirtió en el mandatario del Gobierno de México.
Tras años de lucha, las mexicanas podemos votar y ser votadas en nuestro país. Cada que lo hacemos, es una oportunidad para recordar a las mujeres que se manifestaron en ese histórico mitin y que levantaron la voz una y mil veces hasta que sus exigencias fueron escuchadas.
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