Pedro Echeverría V.
1. El “salario mínimo”, que regula el salario de los demás trabajadores, es de 173 pesos diarios o 5,190 pesos al mes. La mayoría gana el salario mínimo, pero hay quienes cobran salario y medio, dos salarios e incluso tres; pero también hay a quienes les pagan menos del salario mínimo. El salario mínimo oficial de 173 pesos es el dominante. Del otro lado, aun cuando la Constitución prohíbe que un funcionario público gane más que el Presidente de la República (136 mil 700 pesos mensuales netos en 2022), muchos de ellos, sobre todo de organismos autónomos, perciben al mes un salario doble o prácticamente el doble del presidencial.
2. Hay que ver el ejemplo: el titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield, presentó en la llamada Mañanera, el ¿Quién es quién? en los salarios de servidores públicos, donde se evidenció que los miembros del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los altos funcionarios del Banco de México (BdeM) y los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) tienen al mes un salario del doble o prácticamente el doble del presidencial. También dio a conocer los salarios de funcionarios que cobran al mes de 150 mil, 180 mil, arriba del presidente.
3. Sin meternos mucho en las cifras comparativas entre lo que ganan al mes funcionarios y trabajadores, veremos que AMLO y sus funcionarios ganan más de 25 veces el salario del trabajador y los otros funcionarios de los viejos equipos perciben 50 veces al mes el salario del trabajador. Es decir, mientras un tipo camina en oficinas, con aire acondicionado, haciendo campañas políticas, asistiendo a reuniones y comidas, un trabajador –que crea todo los que consumimos con gran desgaste de energía y vida- gana en dos o cuatro años lo que un funcionario cobra cada mes con gran felicidad.
4. Y que no se ponga de pretexto los estudios en universidades, también privilegio para la clase social dominante en el sistema. Con esto de los estudios escolares (que no es cultura y conocimientos, mucho menos experiencia) se elimina al 80 por ciento de los ciudadanos para ocupar cargos de relevancia nacional, además que éstos –como puede probarse- son para los parientes, amigos y recomendados. La escala de salarios que se aplica en el país es determinante para hacer más clara la gigantesca desigualdad que se vive en México en cuanto a asalariados; aunque nunca hay que olvidar al sector privado.
5. Mientras los funcionarios públicos se meten a la bolsa, en salarios, unos dos millones de pesos al año, en el poderoso sector privado, los dueños de grandes comercios, industrias, banqueros y muchos más negocios, se llevan entre 10 o 20 millones en cada negocio. Los periódicos han publicado acerca de las gigantescas ganancias anuales del sector privado. La bronca es que si un grupo de jóvenes (padres o no) de salario mínimo o sin ingresos –por desesperación, por miseria y necesidades- quisiera que estos multimillonarios por obligación “les prestaran” una lana para vivir mientras consiguen un trabajo, se van derechito a prisión por violentos y delincuentes.
6. Esta es la puta sociedad capitalista que hemos vivido en México –muy parecida en el mundo- en la que la desigualdad económica, política, social, cultural, es absolutamente dominante. Por ello en mi mente sólo ha cabido su destrucción para construir una sociedad igualitaria donde desaparezcan los salarios y obviamente los privilegios, todos trabajen por estar conscientes que deben hacer, se construyan comunidades donde todos se alimenten, coman, estudien, se diviertan y gocen placenteramente. Sin embargo, como dirían mis amigos: “son sueños guajiros porque a la población con hambre y enajenación no la mueves sin repartirles dinero como hace el capitalismo.
(26/VII/22)
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