LENGUANTES
Por: Lulú V. Barrera*
El #24A marchamos en todo el país. En el Estado de México salimos desde
Ecatepec y recorrimos juntas las mismas calles que otras mujeres han
tenido miedo caminar. Más de siete mil personas fueron del Monumento a
la Revolución a la Victoria Alada. Fue masivo y fue una fiesta. Así fue.
Hace unos días La Sandía Digital y Luchadoras tuvimos un conversatorio para platicar de la marcha. La mayoría llegó por el evento en Facebook, no nos conocíamos pero todas marchamos. Un momento liberador y de alegría.
“Me divertí mucho”, dijo una; “todo está por venir, apenas empieza”, dijo otra. También fue un momento de romper el miedo y quebrar el silencio, de gritar la furia y la rabia: “Sentí mucho y lloré”; “fue una subida de adrenalina”, compartieron también.
Angie Rueda lo dijo muy claro: “Fue la movilización de mujeres más grande en la historia de México”. Lo mismo me dijo al pie del Ángel el #24A al terminar la marcha, con toda certeza, victoriosa y orgullosa. Varias recordaron escuchar el grito colectivo de “¡Vivas nos queremos!” inundar el Paseo de la Reforma, les enchinó la piel.
Las mujeres escribieron en las calles con sus cuerpos, con los torsos desnudos y las manos en alto: “No me visto para ti”, “Ni santa, ni puta, ¡libre!”. Se cantaba: “Con falda o pantalón, respétame cabrón”, y “se buscan violadores, feminicidas”, como si fuera la cantaleta de los colchones que pasa por las calles de la Ciudad de México.
La alegría, el vigor y la energía nos hizo sentirnos acompañadas, conmovidas y más fuertes: “Lo que hicimos fue darnos fuerza entre nosotras”, dijo una compañera en el conversatorio.
¿Y después qué? Eso se pregunta hasta el cansancio y eso me pregunté el #24A ahí mismo mientras el Ángel se despoblaba. No di con la respuesta y pensé “ya vendrá”. ¿Qué hice? Confiar. ¿En qué? En que las respuestas se arman juntas. Así se hizo la marcha. ¿Y así va a funcionar? No lo sé. ¿Qué tan sostenible y auténtica es esta alianza? Tampoco tengo una respuesta. Somos muchas y somos muy diferentes.
La semana pasada entrevisté a Minerva Valenzuela para Luchadoras. Lo mismo le han preguntado: “¿A poco se va a quedar sólo ahí?”. Ella responde: “Pues mira a tu alrededor y verás que ya están pasando cosas”. Y así es.
La semana después del #24A las redes no pararon, se compartió de todo. Fotos, videos, cantos y celebraciones, pero más y sobre todo mensajes de hombres ofendidos, críticas al tagueo (pintas) del anti monumento y de nuevo, más agresiones. Nada nuevo. La verdad es que esas estrategias jode-marchas ya las conocemos, logran que el centro del asunto pase a segundo lugar aunque la cosa haya estado espectacular.
Ya pasaron dos semanas y la marea de ataques también va quedando en el pasado. Y qué bueno. ¿Qué es lo que queda? Yo he visto en redes sociales dos casos que me demuestran que el acoso, aunque no cesa, está siendo denunciado, es exhibido y reprendido colectivamente.
Se le llama por su nombre, no se oculta, no nos causa vergüenza, porque a pesar de que siempre nos dijeron que era así, no lo provocamos ni lo merecemos. Hablar no nos debilita, ni nos debe volver el blanco. Ante el acoso nos solidarizamos y tiene consecuencias.
1. Las @ChicaPoderosaMX tuvieron un increíble taller de GIFs en Wayra, un lugar abierto a la comunidad. Se les apareció un machitroll @jonathanalvarez de Dimilab, no sólo en Twitter sino en persona ahí mismo, con una actitud desafiante y totalmente irrespetuoso de las reglas de no postear fotografías sin consentimiento y burlándose del contenido del taller. ¿Por qué? Por poner sus propias reglas, por decidir cómo quieren que se hagan las cosas en sus propios eventos.
¿Y qué pasó? @gabocharles de Wayra respondió mediante una carta que anuncia que rompen relación con Dimilab porque “no podemos dejar pasar esto como ‘un pequeño incidente’, ya que corremos el riesgo de que sean situaciones que ‘normalizan la discriminación y violencia’”.
2. Brenda Ríos es escritora y a finales de abril fue a la Feria del Libro Guerrerense en Tlapa. En la madrugada dormía en su cuarto cuando irrumpió Marco Doguez (Domínguez) después de buscarla insistentemente cuarto por cuarto. Irrumpió, es decir, no tenía invitación para ir, es decir, no tenía llave la puerta, es decir, trató de forzar la entrada, es decir, pretendía allanar el espacio privado de una mujer sin su consentimiento. Ella logró sacarlo. “Dormí con la silla atrancando la puerta”, dice en su relato.
¿Y qué pasó? La Secretaría de Cultura emitió una carta pública condenando los hechos y apoyando a Brenda. Sí obviamente, dudamos de la voluntad del estado de Guerrero para resolver cualquier cosa, pero no es secundario que asuman responsabilidad aunque “el hecho ocurrió fuera de las actividades de la feria”; algo de lo que siempre se deslindan las autoridades universitarias ante la violencia que viven las estudiantes.
Siempre nos dijeron que “por nuestro bien” era mejor callarnos. Qué absurdo, es totalmente lo contrario. Nuestra integridad física peligra, abusan de nosotras o se burlan, y lo mejor ¿es no repelar? ¡Basta! ¡Se acabó! No hay motivo por qué aguantar. El acoso y la violencia están mal y hay que hablar, ese fue el mensaje más fuerte y contundente del #24A. Sí, para muchas de nosotras un mensaje obvio, nada nuevo, pero para muchas y muchos no. Hoy lo es. Y vamos a hablar y vamos a defendernos. Aquí, y en China y en Turquía.
Twitter: @luchadorastv
*Lulú V. Barrera es letróloga de formación, antropóloga por historia de vida y activista por decisión. Cree que debe reescribirse la historia, volver lo familiar extraño y extraño lo familiar, y sueña con otros mundos posibles. Admiradora de mujeres guerreras, creó y conduce Luchadoras en Rompeviento TV.
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario