1. En México a
cualquier destacado político que muera –de cualquier partido- se dice
que fue un demócrata. Con ese criterio también Hitler, Pinochet, los
presidentes norteamericanos, eran demócratas porque declaraban que
estaban luchando por una sociedad más justa e igualitaria, aunque hayan
mandado asesinar a cientos o miles de seres humanos o construido
políticas en beneficio de minorías. La realidad es que la democracia es
una palabra absolutamente hueca. Todo mundo habla y se escuda en ella
sin conocer su significado real. Eso de “gobierno del pueblo” es pura
simpleza porque cuando nació la democracia “el pueblo” era la clase
dominante, clase poderosa, los demás eran esclavos sin derechos,
tratados como animales.
2. Cuando Cuauhtémoc Cárdenas dice que Luis
H. Álvarez tejió la democracia azul, tiene razón porque los políticos
destacados tejen, construyen, viven, de la democracia capitalista y no
hay ninguna otra. No existe ni ha existido nunca la democracia obrera,
del pueblo, real o como sea. En la democracia siempre ha sido el
gobierno de la minoría avalado, votado, aceptado, soportado, por la
mayoría. Desde que el dictador Porfirio Díaz hace 108 años declaró
(obligado por las circunstancias) al periodista Creelman que “el pueblo
mexicano ya estaba preparado o maduro para la democracia”, nuevos grupos
políticos de élite se montaron sobre el pueblo para impedir cualquier
madurez. ¿Alguna vez en 200 años ha gobernado el pueblo trabajador?
3. Así como nunca he sido imparcial en una sociedad dividida en clases
sociales, tampoco he sido demócrata en una sociedad desigual. Soy
absolutamente parcial en apoyo a los oprimidos contra sus opresores y
antidemócrata porque la democracia sirve siempre a las minorías y al
capital. ¿Qué democracia es el resultado del voto de las mayorías? Por
ello Díaz ganó con el 98.93 % de votos a Madero en 1910 y en 1911 Madero
derrotó a sus contrincantes con 99.26 %; después Carranza en 1917
obtuvo el 98.07%; Obregón en 1920 obtuvo el 95.38%, en 1929 Ortiz Rubio
el 93.35 y López Mateos en 1958 obtuvo 90.43 % y H. Álvarez 9.42,
etcétera. Luego llegaron en 2000 y 2006 dos victorias panistas y cinco
derrotas a la socialdemocracia del PRD. ¡A eso se llama democracia!
4. Pero también le llaman democracia porque “todos los votos valen
igual”. Los multimillonarios Slim, Azcárraga, Salinas Pliego, Larrea,
etcétera nunca han perdido el tiempo en ir a votar porque saben que en
cada votación invierten cientos o miles de millones de pesos para apoyar
a los que apuntalan el sistema capitalista; para ellos las “elecciones
democráticas” (donde participan directamente en la selección de
candidaturas) es un compromiso ineludible que no puede dejarse a la
aventura, por ello las deciden con muchos meses de anticipación. Ellos
no “inclinan” la votación sino que la deciden; ellos no influyen sino
que las determinan. ¿O piensan los incrédulos y tontos que votan que lo
hacen de manera independiente, sin mano invisible?
5. En la
democracia capitalista (no hay otra) los partidos (y ahora también “los
independientes”) imponen candidatos que no se sabe de dónde surgieron
porque jamás encabezaron alguna lucha del pueblo. Nadie los conoce, pero
pagando muchos millones que recuperarán 100 veces, aparecen en los
medios de información repartiendo regalos y despensas. El pueblo,
desesperado por el desempleo y el hambre, acude en masa a recibir esos
regalos que deben transformarse en comida. ¡A esa competencia en
conquistar o comprar votos se llama democracia! Lo contrario es la lucha
por la igualdad, la libertad, la organización comunitaria y
autogestiva. No se necesita ni escuela ni cultura burguesas, sino sólo
la educación de la conciencia.
6. Ya lo decía en otro artículo:
No es la escuela la que cambia a las sociedades, sino las sociedades a
la escuela. Las escuelas privadas y de gobierno son simples “correas de
transmisión” de la ideología de la clase dominante, es su única función.
La lucha de la Coordinadora (la CNTE) también es para romper con esa
dependencia de planes y programas burgueses productivistas,
individualistas, competitivos y repetitivos, para construir programas
que lleven a la investigación, a la reflexión y la crítica; programas
que enseñen a pensar por cuenta propia en los asuntos de la
transformación social. Si la Coordinadora sólo estuviera planteando la
toma del poder y los aumentos salariales hace mucho que se hubiera
vendido.
7. Las batallas de los profesores, maestros,
académicos, tienen que llenarse de contenidos de lucha de clases. No es
una simple batalla por la democracia electoral o mayoritaria que en toda
la historia sólo ha beneficiado a minorías; nuestras luchas tiene que
poner en primer plano la igualdad económica y política; ¿O piensa
alguien que para entrar a una escuela, a un hospital, conseguir un
trabajo u obtener un título o un salario, no es un problemas de clases
sociales en que la llamada democracia en lugar de ayudar perjudica? ¿Por
qué los políticos profesionales siempre demuestran que pueden hacer en
los ejecutivos, legislativos y poder judicial lo que quieran? Pienso que
debemos revisar si luchamos por la democracia burguesa o por la
igualdad.
Blog del autor: http://pedroecheverriav. wordpress.com
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