El director general de
la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex), José Antonio González Anaya,
afirmó en días pasados, durante una conferencia de prensa, que “es falso
que Pemex importe gasolinas de China y precisó que 90 por ciento de las
gasolinas que Pemex importó en el primer cuatrimestre del año provino
de EU y, el resto, de Europa”.
Pero González no dijo que esas gasolinas importadas son estadounidenses o europeas. Sólo dijo dónde fueron compradas. ¿Fueron fabricadas en EU y Europa? ¿O son gasolinas chinas o de India exportadas a EU para luego ser revendidas a México? Me recuerda el viejo truco de engañar con la verdad.
Adicionalmente el director de Pemex, flanqueado por el secretario de Energía, el conocido y multimillonario comerciante en hidrocarburos, Pedro Joaquín Coldwell, y por el secretario del Medio Ambiente y especialista en mercadeo de automóviles de lujo, Rafael Pacchiano, agregó que “el 100 por ciento de las gasolinas que se distribuyen en el Valle de México cumplen estrictamente con las normas ambientales establecidas”. ¿Pruebas? Ninguna. Sólo su dicho. Y ya se sabe que la mentira es un recurso ampliamente utilizado por la llamada clase política.
¿Hay alguna forma de saber si González y los otros dos gerifaltes están diciendo la verdad? ¿Algún estudio, nacional o internacional, de una o varias instituciones libres de sospecha, como digamos la Universidad Nacional o el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, podrían avalar los dichos del director de Pemex?
Frente a la falta u ocultamiento de ese tipo de estudios sólo hay una manera de saber cuál es la verdadera calidad de las gasolinas importadas que se consumen en México: una auditoría independiente de personas e instituciones prestigiadas. Una auditoría es lo que se hace cuando se sospecha que un empleado o funcionario está robando a la empresa o a la institución. Y es lo que hace la Secretaría de Hacienda cuando sospecha que una persona o una empresa están defraudando al fisco.
Pero esos tres expertos en energía, hidrocarburos, gasolinas, automotores y vehículos de lujo no ofrecieron más que su propia palabra. Nada de investigaciones científicas independientes, nacionales o extranjeras. Nada de ponerse a disposición de una auditoría, también independiente. Sólo su propia palabra, lo cual, evidentemente, no basta, no sirve, no es útil.
A su turno en la dicha conferencia de prensa, el secretario de Energía, Joaquín Coldwell, indicó que las importaciones de gasolina que ha realizado Petróleos Mexicanos, cumplen plenamente con los estándares de calidad establecidos por las autoridades reguladoras”, es decir, por ellos mismos. Y agregó: “El problema de deterioro ambiental en el Valle de México que hemos enfrentado en las últimas semanas no es ocasionado por un problema de calidad en las gasolinas”.
Entonces, qué ha ocasionado ese reconocido deterioro. Como expertos en la materia deberían tener alguna idea sobre el origen del problema. Y don Pedro también falta a la verdad o a la exactitud cuando dice “las últimas semanas”. Meses era el vocablo necesario. Hasta ahora, de los más de 133 días transcurridos del año 2016, sólo hubo 18 días de cielo despejado. De cada cien días, sólo 13 de cielo despejado. ¡Todo un récord!
Si las gasolinas importadas (de China, de Europa o de EU) no son las causantes del deterioro ambiental de los últimos meses en el valle de México, los tres expertos debieron, al menos, ofrecer alguna pista sobre ese origen oculto o escamoteado. ¿No lo saben? ¿O no pueden decirlo?
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor. com.mx
Pero González no dijo que esas gasolinas importadas son estadounidenses o europeas. Sólo dijo dónde fueron compradas. ¿Fueron fabricadas en EU y Europa? ¿O son gasolinas chinas o de India exportadas a EU para luego ser revendidas a México? Me recuerda el viejo truco de engañar con la verdad.
Adicionalmente el director de Pemex, flanqueado por el secretario de Energía, el conocido y multimillonario comerciante en hidrocarburos, Pedro Joaquín Coldwell, y por el secretario del Medio Ambiente y especialista en mercadeo de automóviles de lujo, Rafael Pacchiano, agregó que “el 100 por ciento de las gasolinas que se distribuyen en el Valle de México cumplen estrictamente con las normas ambientales establecidas”. ¿Pruebas? Ninguna. Sólo su dicho. Y ya se sabe que la mentira es un recurso ampliamente utilizado por la llamada clase política.
¿Hay alguna forma de saber si González y los otros dos gerifaltes están diciendo la verdad? ¿Algún estudio, nacional o internacional, de una o varias instituciones libres de sospecha, como digamos la Universidad Nacional o el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, podrían avalar los dichos del director de Pemex?
Frente a la falta u ocultamiento de ese tipo de estudios sólo hay una manera de saber cuál es la verdadera calidad de las gasolinas importadas que se consumen en México: una auditoría independiente de personas e instituciones prestigiadas. Una auditoría es lo que se hace cuando se sospecha que un empleado o funcionario está robando a la empresa o a la institución. Y es lo que hace la Secretaría de Hacienda cuando sospecha que una persona o una empresa están defraudando al fisco.
Pero esos tres expertos en energía, hidrocarburos, gasolinas, automotores y vehículos de lujo no ofrecieron más que su propia palabra. Nada de investigaciones científicas independientes, nacionales o extranjeras. Nada de ponerse a disposición de una auditoría, también independiente. Sólo su propia palabra, lo cual, evidentemente, no basta, no sirve, no es útil.
A su turno en la dicha conferencia de prensa, el secretario de Energía, Joaquín Coldwell, indicó que las importaciones de gasolina que ha realizado Petróleos Mexicanos, cumplen plenamente con los estándares de calidad establecidos por las autoridades reguladoras”, es decir, por ellos mismos. Y agregó: “El problema de deterioro ambiental en el Valle de México que hemos enfrentado en las últimas semanas no es ocasionado por un problema de calidad en las gasolinas”.
Entonces, qué ha ocasionado ese reconocido deterioro. Como expertos en la materia deberían tener alguna idea sobre el origen del problema. Y don Pedro también falta a la verdad o a la exactitud cuando dice “las últimas semanas”. Meses era el vocablo necesario. Hasta ahora, de los más de 133 días transcurridos del año 2016, sólo hubo 18 días de cielo despejado. De cada cien días, sólo 13 de cielo despejado. ¡Todo un récord!
Si las gasolinas importadas (de China, de Europa o de EU) no son las causantes del deterioro ambiental de los últimos meses en el valle de México, los tres expertos debieron, al menos, ofrecer alguna pista sobre ese origen oculto o escamoteado. ¿No lo saben? ¿O no pueden decirlo?
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