10/26/2016

“El gobierno y la negación”, artículo de Jacobo Dayán


Caronte por Jacobo Dayán

Foto: Diego Simón Sánchez/ Cuartoscuro
Estas son parte de las conclusiones de la visita a México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, en octubre de 2015.
A partir de entonces quedamos a la espera de las recomendaciones que haría como resultado de su visita. La semana pasada nos enteramos que ese documento fue enviado al gobierno mexicano desde marzo. ¿Por qué no se hizo público como normalmente se hace? ¿Qué tipo de acuerdo hubo? Las recomendaciones se dieron a conocer junto con, lo que intentan ser, las respuestas del gobierno mexicano.
Las 14 recomendaciones abordan temas como impunidad, graves violaciones a derechos humanos, justicia militar, seguridad pública, uso de la fuerza, capacidades forenses, detenciones, autonomía de poder judicial e instituciones de derechos humanos, consulta a pueblos indígenas, violencia contra las mujeres, leyes pendientes y otras.
Quisiera centrarme en la primera ya que ha sido motivo de grandes reflexiones en los últimos meses en nuestro país. La primera recomendación del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos es la creación de un Consejo asesor en temas de derechos humanos y combate a la impunidad que elabore y presente públicamente una evaluación a nivel nacional sobre la impunidad y recomendar una hoja de ruta para atender el asunto, evaluar su efectiva implementación y presentar informes públicos periódicos.
Parece ser un primer paso para que se pueda llegar a esquemas ya probados internacionalmente y que fueron recomendados dentro del informe de Open Society Justice Initiative (OSJI) Atrocidades innegables: Confrontando crímenes de lesa humanidad en México. Allí se sugería “la creación de una entidad de investigación internacional, con sede en México, que tenga el poder de investigar y procesar causas de manera independiente en materia de crímenes atroces y casos de gran corrupción… Este órgano también puede brindar asistencia técnica… desarrollar propuestas… y elaborar informes públicos”.
Evidentemente la confrontación del gobierno con el GIEI, la CIDH, relatores y comités de Naciones Unidas en materia de derechos humanos deja en claro cuál sería la respuesta oficial. El rechazo absoluto a toda supervisión internacional. A pesar de que la recomendación no hace referencia al origen de los miembros del Consejo asesor, el gobierno deja en claro que debe ser nacional. No nada más eso, su respuesta es ambigua, niega la realidad y comprueba, una vez más, su falta de voluntad.
“Esta recomendación podría atenderse mediante el establecimiento de un organismo nacional de derechos humanos, que cuente con un grupo asesor de personalidades en la materia. En adición, se destaca que el país cuenta con instituciones autónomas que promueven y defienden los derechos humanos, y se abocan al combate a la impunidad, en particular la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; el Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal y el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información. En todos los casos, se cuenta con los expertos y capacidades para atender la sustancia de la recomendación”.

Aquí dejo varias preguntas:
-¿La recomendación podría atenderse o va a atenderse? ¿De qué depende? ¿Cuándo se haría?
-La recomendación no habla de un organismo nacional de derechos humanos con un consejo asesor. ¿La alternativa propuesta por el Alto comisionado es rechazada en sus términos?
-La grave crisis de derechos humanos y la casi absoluta impunidad se han generado con las instituciones con las que proponen resolver el problema. ¿Se cuenta con las capacidades y voluntad para atender la recomendación? ¿Cuentan con credibilidad e independencia?
-¿Cuál es el problema para que se incorporen expertos internacionales?

Aunque nunca serán respondidas por la autoridad, las respuestas están en múltiples informes y recomendaciones al Estado mexicano. Las más recientes son las del caso Ayotzinapa del GIEI, la de OSJI, la presentada por El Colegio de México En el desamparo y los múltiples casos de corrupción reportados por la prensa.
Sin duda la ruta óptima es clara. La oficina del Alto comisionado deberá seguir insistiendo, se debe seguir documentando al interior, la prensa y la sociedad deben hacer su papel. Los objetivos: detener la violencia, conocer la verdad, abatir la impunidad, reparar integralmente a las víctimas y garantizar la no repetición.
El trabajo es titánico, de al menos una generación. Parece que este gobierno no será el que inicie el trabajo. Espero equivocarme.

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