Pero no pasará nada justamente porque, en el saqueo al
patrimonio de los veracruzanos, las complicidades al más alto nivel
involucran, además de a los priistas Peña y Duarte, también a los
panistas Felipe Calderón y Miguel Ángel Yunes Linares, actual gobernador
de Veracruz.
En la Procuraduría General de la República (PGR) y en la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) existen evidencias de
que parte del latrocinio de Duarte tuvo como destino la campaña
presidencial de Peña, en 2012, cuando éste lo ponía como ejemplo del
“nuevo PRI”, junto con los otros exgobernadores ladrones como Roberto
Borge y César Duarte, este último también fugitivo.
Si existiese un auténtico afán de justicia, y no un obvio
montaje, la PGR retomaría su propia investigación que inició, el 28 de
enero de 2012, al decomisar la Policía Federal 25 millones de pesos en
efectivo en un avión propiedad del gobierno de Veracruz, en el
aeropuerto de Toluca, Estado de México, cuando Peña era ya candidato
presidencial.
Según la averiguación previa AP/PGR/MEX/TOL/VI/310ª/2012,
esos fondos eran parte de los 2 mil 993 millones de pesos que, en los 13
meses previos –desde diciembre de 2011–, fueron retirados, en efectivo,
de una cuenta de Banco Santander propiedad del gobierno de Veracruz
encabezado por Duarte, como acreditó la Unidad de Inteligencia
Financiera de la SHCP.
¿A dónde fue a parar todo ese dinero? No se sabe con
precisión, porque la PGR y la SHCP no continuaron ese año con las
pesquisas por orden judicial, según pretextó Felipe Calderón, en mayo de
2016, quien dejó entrever que parte de esos recursos se canalizaron a
la campaña de Peña cuatro años atrás.
El propio Yunes Linares utilizó esta información para
chantajear a Peña cuando, en octubre del año pasado, se tambaleaba su
triunfo en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
(TEPJF), que analizaba anular la elección.
El 12 de octubre, en referencia al “régimen corrupto”
encabezado por Peña, Yunes Linares anunció que sus propias indagatorias
habían llegado “a la médula de la corrupción” del gobierno de Duarte y
amagó con revelar la identidad de los “beneficiarios”, una información
que daría a conocer en su toma de posesión y que –afirmó– “cimbrará a
México”.
Abundó: “Tratarán de evitar que asuma el cargo, porque el
régimen sabe que he llegado a la médula de la corrupción. No quieren que
llegue a gobernador porque saben que tengo información que cimbrará a
México y que a partir de que tome posesión del cargo tendré
los instrumentos para profundizar aún más en el conocimiento del destino
final de los recursos robados a los veracruzanos”.
Pero tras surtir efecto su chantaje, con la ratificación de
su triunfo en el TEPJF, Yunes Linares se olvidó del tema: Llegó
diciembre, tomó posesión, se unió al gobierno federal y jamás volvió a
hablar de la “médula de la corrupción” de Duarte y de sus
“beneficiarios” que, es sabido en la clase política, incluye a Peña
Nieto y su elección en 2012.
Y una vez que ha sido capturado Duarte y no hay cargos
contra su esposa, Karime Macías –definida por Yunes como “cómplice del
latrocinio”–, el destino del exgobernador será, entonces, el mismo de
Peña: La impunidad…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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