CIUDAD
DE MÉXICO (Proceso).- La falta de acción del gobierno mexicano para
investigar y sancionar a los gobernantes y funcionarios públicos que
incurren en delitos ha obligado a la intervención de gobiernos
extranjeros, que así evidencian las fallas de la justicia nacional. Los
casos más recientes son el del exgobernador de Veracruz Javier Duarte,
de Tamaulipas, Tomás Yarrington; y el del exfiscal de Nayarit, Edgar
Veytia, los tres detenidos en otros países.
El gobierno mexicano
ni siquiera se dio por enterado de que contra Veytia y Yarrington se
habían formulado acusaciones por delitos relacionados con el
narcotráfico y nunca abrió una investigación.
De acuerdo con un
reporte de la consultora Integralia, dirigida por el exconsejero
presidente del IFE Luis Carlos Ugalde, hasta el año pasado se tenía el
registro de que en los últimos tres lustros 14 exgobernadores mexicanos
eran investigados en México o en el extranjero por diversos delitos.
Según
esa estadística, 52.92% de esos políticos son señalados de peculado;
23.53% de lavado de dinero; 17.65% de asociación delictuosa, y 5.8% de
extorsión. De los 14, sólo cinco exgobernadores fueron encarcelados, uno
se encontraba en funciones, otro fue incorporado al Servicio Exterior
Mexicano y los siete restantes están libres, ya sea porque fueron
absueltos o porque evadieron la justicia.
Para el académico Miguel
Sarre, no se explica la pasividad de la justicia mexicana: “No se trata
de sorpresas o de un criminal que cometió un homicidio y se va al
extranjero; lo más grave es que cuando estaban aquí no se les
persiguió”.
–¿Es encubrimiento? –se le pregunta.
–Sí, porque
hay actos que tienen la obligación de perseguir, de investigar ciertas
conductas tanto por la vía administrativa como la penal, pero no se
hace, a pesar de que sectores de la población saben que hay ilícitos que
involucran a estos personajes.
–¿Cuál es el interés de Gobernación o de la PGR en encubrirlos?
–Creo que hay espíritu de cuerpo, ese espíritu de protegerse unos a otros.
–¿Son parte de la red?
–No puedo decirlo, pero sí que existe un espíritu de solidaridad entre ellos.
–¿Es obvio que Gobernación y la PGR están enteradas de los ilícitos de los gobernadores?
–Claro, si no, sería demasiado grave.
–¿Cómo nos vemos en el exterior con esta falta de acciones de justicia?
–Afuera
se relacionan los problemas de México con el narcotráfico, pero cada
vez más se ve que las violaciones a los derechos humanos y la impunidad
son problemas políticos. Todo esto no es un desastre natural, es una
calamidad política. Creo que hay un giro en la opinión pública, de
visualizar más la responsabilidad política de estos actos y no verlos
como un problema de delincuencia organizada.
–¿Hay una forma de solucionar esta falta de actuación?
–Una
forma inmediata e instantánea, no creo. La solución está a partir de la
participación política, este es el problema de fondo, un problema de
deterioro político de México, y la solución tendrá que venir en este
ámbito. Si lo político no está resuelto, aunque tengamos autoridades
eficaces en la procuración de justicia o comprometidas, no podremos ver
resultados.
Urge una reforma institucional
Al
pedirle al exlegislador y excónsul general de México en San Antonio,
Texas, Humberto Hernández Haddad, su opinión sobre la actuación de la
PGR hacia los servidores públicos que cometen delitos, responde:
–No
voy a usar adjetivos, prefiero proponer sustantivos que nos permitan
superar el déficit que está mostrando el sistema legal mexicano y que se
ha vuelto un asunto de seguridad nacional para el país. Son asuntos que
requieren, primero, recuperar la fortaleza del sistema de procuración
de justicia y alinearlo con los organismos de seguridad nacional, porque
el alcance criminológico que se ve con estos acontecimientos es de
carácter internacional, no están confinados a un solo país.
Haddad, autor del libro El eslabón perdido. Historia secreta de los asesinatos que cambiaron la historia de México,
de reciente publicación, explica que delitos como los que se atribuyen a
los exgobernadores mencionados tienen una connotación internacional que
requiere alinear la política interior con la exterior, a fin de contar
con esquemas de cooperación internacional en materia de persecución de
los delitos, seguridad de Estado y protección a los mercados.
Además considera que esta circunstancia es propicia para transformar instituciones:
“Hay
que reformar el trabajo de la Secretaría de Gobernación en tres áreas:
todo lo relacionado con migración, con las fronteras y la actuación de
las agencias de seguridad nacional. E inmediatamente, en congruencia,
hay que reformar la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Servicio
Exterior Mexicano, que requiere ser nutrido con internacionalistas de
alta calificación técnica y con conocimientos jurídicos avanzados.”
También,
señala, es necesario dotar a esas instituciones con nuevas tecnologías
que permitan una diplomacia robusta, eficiente y sujeta a verificación,
con estándares de conducta ética, exámenes periódicamente administrados
con evaluaciones de órganos internos de control “para asegurarnos de que
entre política interior y política exterior no tengamos
incongruencias”.
Aclara que “allí juega un papel muy importante
revisar cómo está nuestro sistema de procuración de justicia ante los
acontecimientos que se han visto recientemente”, en referencia a las
detenciones de Veytia y Yarrington.
–¿Usted cómo ve dicho sistema?
–Lleno
de retos. Y no es privativo de México: en el mundo hay una renovación
institucional en materia de justicia, seguridad pública, seguridad
nacional y cooperación internacional.
Sobre los cambios que a su juicio requiere Gobernación, dice:
“El
órgano federal que debe saber lo que está pasando es la Segob. Tiene
facultades exclusivas que le confiere la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal y todos los instrumentos legales,
policiales y de investigación, para contestar rápidamente a la pregunta
de qué está pasando en el país, con información actualizada.
–¿De verdad no sabe lo que pasa en el país o no quiere actuar?
–No
sabría decirle, habrá que oír su versión, si es que hay una falla
institucional que no permite tener a tiempo la información.
–Hay
denuncias de los habitantes de Nayarit contra Édgar Veytia ante la PGR,
Gobernación y Presidencia, y aun así se tuvo que llegar a su detención
en Estados Unidos. ¿Qué opina?
–Esto nos habla de la acumulación
de casos que rebasan el ámbito de jurisdicción mexicana y se van a la de
Estados Unidos, en donde en cortes federales de Texas, California,
Chicago y Nueva York se acumula una lista grande de asuntos con peso
político y que plantean un reto para la diplomacia mexicana en cuanto a
la manera de desahogar esos expedientes y los contenidos de información
estratégica que seguramente tendrán.
–¿Por qué aquí no hay una investigación, cuando hay tantas denuncias en contra de muchos funcionarios ante Gobernación y la PGR?
–Se
requiere una reforma dentro de las instituciones que tienen los
recursos para actuar y la obligación de proteger el interés de la
sociedad. Es el momento de hacer una revisión del funcionamiento de las
instituciones del Estado mexicano, tanto las de política interior como
las de política exterior.
–¿Las revisiones son suficientes o es cuestión de voluntad?
–Es
lo que nos ha hecho falta en México para tener un buen funcionamiento
de las instituciones: una decisión interna, de voluntad nacional. Yo
sugeriría respetuosamente que las instituciones que tienen la
responsabilidad de actuar realicen una valoración interna de la
situación en que se encuentran para que los casos que se han acumulado
comiencen a ser procesados, desahogados, antes de que lleguen a un
volumen que ya no permita un manejo a tiempo.
–Son 16 gobernadores, más tantos fiscales…
– Esa lista de gobernadores en fuga es una descripción muy triste del momento que vive la política mexicana.
Este reportaje se publicó en la edición 2111 de la revista Proceso del 16 de abril de 2017.
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