El feminicidio no tiene matices, es o no es. Es intencional, de ahí su contundencia.
Es “pluriofensivo” dicen abogadas que han litigado casos de
feminicidio. Atenta contra varios bienes jurídicos de las mujeres: la
vida, la dignidad, la libertad, entre otros.
Por la gravedad del delito no se puede jugar ni con su nombre, ni con
su comisión, ni con las víctimas, ni mucho menos con las familias que
quedan destrozadas, resquebrajadas, como si hubiera pasado un terremoto
por sus vidas.
Recién una agencia de mercadotecnia propuso una campaña para recordar
a las víctimas de feminicidio intentando instituir el 3 de noviembre
como “Día de muertas”.
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio no requiere una
fecha para visibilizar el delito más grave contra las mujeres, el
feminicidio, pues lo hace todos los días del año.
Sin embargo, redobla sus esfuerzos sin falta el 25 de noviembre, “Día
Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las mujeres”; y
el 6 de noviembre, éste último instituido como “Día nacional para
erradicar el feminicidio”.
Siempre que hay un nuevo reporte, informe o resultados de acciones
del Estado mexicano que afectan las condiciones de justicia para las
mujeres; y por supuesto, cuando se requiere intervenir para desmentir
con cifras objetivas los dichos que simulan una adecuada atención al
genocidio de mujeres, el OCNF alza la voz dentro y fuera del país.
Durante todo el año, esta red de más de 40 organizaciones y personas,
trabaja día a día en diversas formas, incluido el litigio estratégico
de casos, gracias a lo cual se han creado criterios jurídicos para
brindar justicia a las víctimas y sus familias.
La lucha contra la simulación institucional es de frente, abierta y
con argumentos construidos desde un esfuerzo de las organizaciones de la
sociedad civil.
Por eso me identifico mucho con la decisión del Observatorio de no
unirse a una campaña que pretende instaurar un “Día de muertas”.
En primer término porque dedicar un día a las “muertas” en los
términos que se está haciendo, es institucionalizar el feminicidio como
algo “muy nuestro”, que está en “nuestra cultura”, en “nuestra
idiosincrasia”, como todo lo que reconocemos como irremediable, como
imposible de cambiar, y a lo que más vale verle el lado positivo o
amable.
En segundo lugar, no obstante que la idea de visibilizar el
feminicidio no es mala -sino mal planteada- lleva el problema de esa
aparente institucionalización de un día para conmemorar “la tradición”,
en este caso de las mujeres asesinadas.
El objetivo, que pude ser muy noble en realidad es una trampa. Esto
es porque no es lo mismo sublimar la vida y muerte de quienes
fallecieron, promover su recuerdo -o el no olvido-, sobre todo si es un
familiar, que dedicar un día de lucha para erradicar el feminicidio.
Por ello quienes durante más de 10 años hemos dedicado parte de
nuestro tiempo a documentar el feminicidio, a incidir en políticas
públicas, en legislación y en acompañamiento a familiares de víctimas de
feminicidio, cada 25 de noviembre, cada 6 de noviembre, lo hacemos en
forma redoblada, y de manera cotidiana todos los días.
No es igual decir el “Día de…” (festivo) a “Día de lucha por la
erradicación de…” (finalidad de terminar con lo que nos está afectando).
Al llamarles muertas y no asesinadas, la campaña propuesta por la
agencia de mercadotecnia, evidencia desconocimiento del tema, pues sin
proponérselo propicia el riesgo de que a la larga se convierta en una
“bella tradición”, incluso transformarse en una fecha comercial, como se
ha intentado con el 8 de marzo. No sería entonces lejano escuchar un
“Feliz día de muertas”.
La Agencia Grey México no consultó lo suficiente y se apresuró a
lanzarlo para que quedara aprobado por algunas organizaciones antes del 3
de noviembre y poder lanzarla a tiempo.
El desconocimiento y la falta de consulta sobre los contenidos antes
de diseñarlos, con organizaciones especialistas, refrendó el principio
de que la investigación de las agencias busca el impacto en el público
meta, y en segundo lugar de importancia, colocan el impacto en quienes
sufren una pérdida de esa naturaleza.
No se trata de si está “muy bonito”, sino de respetar lo que ya
existe, reforzarlo, y en todo caso si hay una adhesión, ésta debe poner
la dignidad de las víctimas por delante.
El hecho de que escojan el 3 de noviembre como similar al 2 de
noviembre como si se tratara de una equivalencia entre muertos y muertas
en general, devela el desconocimiento de que el 6 de noviembre ha sido
instituido como Día nacional por la erradicación del feminicidio, justo
para recordar un terrible hecho feminicida en México, como lo es el caso
Campo Algodonero.
Entonces ¿Por qué crear otra fecha, que parecería solo rivalizar en
tradición con el Día de muertos? ¿Acaso se trata de prolongar al 3 de
noviembre la compra venta de insumos?
El feminicidio no se puede retratar en papel picado con recortes en
serie. De eso José Guadalupe Posadas, autor de la imagen de la catrina
nos podría ilustrar mejor. El muerto recordado, puede ser simbolizado
con una calavera, pero las mujeres y niñas asesinadas no.
Si así fuera, tendríamos además de calaveras de colores con cráneos
fracturados, otras con tráqueas dislocadas por ahorcamiento, con huesos
de pelvis destrozados por las violaciones previas al asesinato, serían
cráneos perforados con orificios de bala, o costillas rotas por arma
blanca, por citar algunos.
Pero no, el Día de muertos es de festejo, de regocijo, de baile, de
colores, de flores, de una festividad tradicional del país, y no, no
queremos que el feminicidio se convierta en una “alegre tradición”.
Ojalá que reconsideren, y no lancen una campaña que muy probablemente
corra con igual suerte que aquella fallida campaña de la marca de
cosméticos Mac, que sin ningún tipo de respeto, caracterizó a las
modelos como muertas.
Como explicación mercadotécnica daban la excusa de que querían rendir homenaje a las mujeres asesinadas de Ciudad Juárez.
Pocos días duró circulando, pues la propia empresa decidió retirarla
ante las múltiples quejas y sobre todo, por el boicot que las mujeres
promovieron para que no se compraran productos Mac. Y dio resultado,
porque con la dignidad de las víctimas no se juega. Por ello, no
permitamos que el feminicidio se convierta en tradición, ni en México,
ni en el mundo.
* Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora http://mujersonora.blogspot.mx/
Twitter: @mujersonora
No hay comentarios.:
Publicar un comentario