Bernardo Barranco V.
Norberto Rivera enfrenta la
adversidad como pocas veces, en su retiro encara tiempos de desolación
como un largo túnel obscuro. Hoy miércoles, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación delibera un proyecto de resolución presentado por José
Ramón Cossío que invalida la decisión del juez de distrito que reservó
la información en torno a la demanda de Alberto Athié y José Barba
contra Norberto Rivera por encubrimiento en 15 casos que el mismo
cardenal declaró a la prensa haberlos enviado a Roma sin haber
notificado a las autoridades mexicanas. De aprobarse la resolución,
conoceremos el proceso, declaraciones del mismo arzobispo emérito, los
religiosos delincuentes y sobre todo el tratamiento a las víctimas. ¿Se
pondrá fin a la impunidad que ha gozado el cardenal durante lustros? ¿Se
impondrá la verdad y la justicia a las víctimas?
El cardenal ha sido un personaje tóxico tanto para la Iglesia como
para la sociedad. Siempre ha amado el poder y las opulencias. Está
cosechando lo que ha sembrado; plantó soberbia y arbitrariedad; recoge
barbarie e intranquilidad. El atentado sufrido el pasado domingo 21 de
octubre, donde pierde la vida un policía de su seguridad es un augurio
siniestro, lo coloca de nuevo en una nueva tormenta. Sus corifeos
quieren tapar el sol con un dedo. Su abogado Armando Martínez y su
vocero Hugo Valdemar hablan de intento de robo y piden frenar
especulaciones.
Athié, en su ensayo del libro Norberto Rivera, el pastor del poder (Grijalbo, 2016), cita una confesión del entonces nuncio Giuseppe Bertello:
El día que se sepa todo sobre el cardenal Rivera, el caso Maciel se quedará corto. En el mismo libro, tanto Rodrigo Vera, de Proceso, como la investigadora Mónica Uribe registran la adicción a las relaciones de poder, así como los multimillonarios negocios turbios que Norberto realizó en torno al culto guadalupano.
El estigma que carga Rivera como religioso es la protección y
complicidad a la pederastia clerical. Protegió de manera desvergonzada a
Marcial Maciel, uno de los depredadores más retorcidos de la Iglesia
católica. El periódico The Hartford Courant, de Connecticut,
publicó en febrero de 1997 un reportaje con ocho testimonios de ex
legionarios que acusan de abuso sexual a Maciel. La Jornada y
CNI Canal 40, únicos medios que se atrevieron a dar seguimiento en
México al tema, generaron una reacción sistémica. Encabezado por Rivera,
se produce un ejercicio de enorme hipocresía. Tanto empresarios,
comunicadores, medios, y hasta el propio gobierno de Zedillo, presionan
para frenar las indagatorias, descalificando a los valientes
denunciantes. Éstos fueron acusados de envidiosos, resentidos, sedientos
de poder y mentirosos con el objetivo de dañar la imagen de Maciel,
considerado casi santo entre las élites mexicanas. Rivera
denunciaun complot contra la Iglesia y un atentado a la espiritualidad.
El 2 de julio de 2017, la denuncia que interpusieron los ex
sacerdotes Athié y Barba contra el cardenal Rivera, por presunto
encubrimiento de delitos cometidos por 15 sacerdotes pederastas es
calificada de
odio personal. Desde la Fe, semanario arquidiocesano, en su editorial (16/7/17), arremete:
La información que ambos sacerdotes manejaron ante los medios de comunicación es falsa, y tiene su origen en un odio personal que Alberto Athié tiene contra el cardenal Rivera, mismo que le ha llevado a realizar actos desesperados de venganza, sin importarle caer en absurdos. Las descalificaciones ya no tienen el efecto deseado, la Iglesia ha caído al fondo de su credibilidad por los escándalos de abuso a menores y complicidad institucional. En este caso, el mismo Rivera fue quien, en una conferencia navideña, el 19 de diciembre de 2016, reveló haber llevado a juicio a 15 sacerdotes pederastas. Dijo entonces:
Yo no he protegido absolutamente a ningún pederasta. De hecho, aquí en la arquidiócesis al menos unos 15 sacerdotes han recibido no solamente el juicio, sino sentencias que afortunadamente no tenemos que dar nosotros. Los casos fueron remitidos a Roma sin el conocimiento ni la intervención de las autoridades mexicanas, por lo que presuntamente encubrió a sus sacerdotes pederastas.
De aprobar el sentido de la resolución de Cossío, la Corte declararía
fundados los agravios que declara la inconstitucionalidad de la reserva
de acceso a la carpeta de investigación de la PGR. Es decir, Athié,
demandante, podría acceder a los archivos de la investigación mediante
copias de las constancias que obran en la indagatoria penal contra
Rivera. A 20 años de que José Barba presentó una acusación formal ante
el Vaticano por los abusos de Maciel, podríamos estar ante un nuevo
umbral de justicia.
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