Miguel Concha
Año de 1510. Desembarca
en la isla La Española, hoy Santo Domingo, la primera comunidad de
frailes dominicos. Entre ellos viene Fray Antón de Montesinos. Llegan a
evangelizar a las tierras recién descubiertas. Al arribar les impacta la
terrible situación en la que están los indios. Bajo el sistema de la
encomienda (grupo de indios encomendados a un español) son tratados con
brutalidad, desgastados, expoliados, esclavizados. Esta injusticia
estructural causa sufrimiento y muerte. Pensando y actuando
antisistémicamente, Montesinos denuncia, a nombre de su comunidad, que
no hay religión ni fe ni creencia que legitime y justifique esta
barbarie. Y lanza su famoso grito: “¿Con qué derecho…?”.
El Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos
A.C. (CAM) cumple en este 2019 cuarenta años de lucha y anhelo por
construir una sociedad justa, equitativa y solidaria, donde viviendo en
auténtica fraternidad quepan todos los seres humanos. Siempre con una
mirada que considera a la par de una ética liberadora, cuya raíz es el
cristianismo de liberación, y la perspectiva de género como eje
transversal a los derechos humanos como el trasfondo profundo de su
quehacer.
El CAM ya ha recorrido un largo camino en el fortalecimiento de
sujetos sociales, para que sean ellos quienes decidan y construyan de
manera digna su vida y su porvenir. Su metodología ha consistido en
proporcionar herramientas formativas y capacitación para que diversos
actores sociales adquieran habilidades y destrezas para gestionar las
necesidades vitales que les permiten un buen vivir en las diferentes
dimensiones de su existencia: síquica, social, económica, política,
cultural y espiritual. Esto es lo que llamamos reconocer y fortalecer el
poder de las personas para actuar en sus comunidades como ciudadanos
que aportan ideas y estrategias para la incidencia en lo público y en
las políticas que abonan al buen vivir y al bien común, a nivel
comunitario, municipal y estatal.
Así, el CAM ha sido un actor civil que ha colaborado en el impulso a
la democracia representativa que en las décadas de los años 60 y 70 se
fue conquistando como elemento radicalmente importante para el ejercicio
del derecho a la participación política y social. El derecho a la
participación en el ámbito público hace que los actores puedan
contribuir en el diseño, seguimiento, implementación y evaluación de las
políticas públicas. En los años 90 fue una de las organizaciones que,
junto con muchas otras, aportó a la formación y capacitación de actores
sociales y civiles comprometidos con la lucha por el ejercicio de la
democracia, participando junto con ellos en articulaciones que ayudaron a
la transición democrática. Entre ellas, Alianza Cívica y el Movimiento
Ciudadano por la Democracia. Sin esta lucha histórica, hoy tendríamos
una ciudadanía resquebrajada, insignificante y considerada sólo como
beneficiaria. Ha coadyuvado en ese mismo sentido para que las mujeres
reconozcan sus derechos y luchen por el ejercicio de los mismos, tanto
en sus propios hogares como en sus comunidades, logrando, por ejemplo,
colocar regidoras de equidad de género en sus municipios.
También ha logrado que grupos de campesinos intercambien saberes para
el desarrollo de proyectos sustentables en lugares donde falta el agua;
donde existe contaminación de las tierras, y donde el deterioro del
campo ha causado su abandono por las nuevas generaciones para buscar
oportunidades en las ciudades. Y en relación con actores eclesiales
(personas creyentes vinculadas orgánicamente a grupos u organizaciones
de iglesias), el CAM es una de las organizaciones civiles que desde su
fundación ha aportado reflexión ética y teológica, así como estrategias
prácticas para que grupos y comunidades, cuya inspiración de sentido
está fundamentada en el cristianismo, puedan articular una fe con
sentido transformador y liberador con las dinámicas sociales, políticas y
culturales. Articulación que se hace siempre respetando la laicidad y
la secularidad de los procesos civiles, de modo que su acción no sea
desde la confesionalidad, sino desde el compromiso ciudadano, ético
liberador y humanista.
En los últimos años el CAM se ha especializado en la prevención de la
trata de personas con fines de explotación sexual, elaborando informes
con la finalidad de incidir en la política pública sobre el fenómeno.
Así lo ha venido haciendo, tejiendo para ello alianzas estratégicas y
participando en el Programa de Derechos Humanos de la Ciudad de México
con el fin de que se dé cumplimiento a las líneas de acción de dicho
programa, y con ello se pueda erradicar este fenómeno que va en aumento
en nuestro país y afecta sobre todo a mujeres, niños y niñas. Cuarenta
años han significado un caminar que apuesta por el derecho a la
participación ciudadana, esperanzadora y siempre abierta a los desafíos
que la realidad compleja de México plantea cada día. El CAM ya es parte
de esta historia de búsqueda de un México con paz, y en justicia,
derechos y dignidad.
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