7/15/2009

¿Quién gobernará AL en 2010? El golpe de Estado. México en Honduras. Algo se mueve en el mundo. Con aires de juventud






¿Quién gobernará AL en 2010?


Heinz Dieterich



1. ¿Quién gobernará América Latina en 2010? El 1 de agosto del 2006 escribí que, una fuerte contraofensiva oligárquica-imperial contra los gobiernos desarrollistas latinoamericanos podía esperarse a partir de 2008/9; el 8 de junio del 2008, que el conflicto del gobierno Kirchner con la oligarquía agraria era suicida y que lo iba a perder; el 8 de mayo del 2009, que Kirchner iba a perder la mayoría en el Congreso.

Todas estas hipótesis (pronósticos) han sido verificadas posteriormente por la realidad latinoamericana, lo que demuestra que la evolución política ---aun siendo un fenómeno dinámico-complejo--- puede ser prevista con alta probabilidad en sus tendencias de desarrollo. La pregunta clave para la praxis política en América Latina es, entonces: ¿Cuál será la correlación de poder entre las fuerzas oligárquicas latinoamericanas y los gobiernos desarrollistas, dentro de un año?

Mi pronóstico es que el epicentro del conflicto por la hegemonía latinoamericana será Venezuela, con frentes secundarios en Centroamérica (El Salvador, Honduras, Nicaragua), y que la posibilidad de que el bolivarianismo venezolano se debilite seriamente, incluso con pérdidas en las elecciones del 2010, es muy real.

2. Honduras y Argentina. El golpe militar en Honduras no tiene mayores perspectivas de consolidarse. Aunque expresa las ansias de las oligarquías guatemalteca, salvadoreña y nicaragüense y cuenta con el apoyo de la red internacional terrorista y clerical-fascista, no tendrá el poder necesario para afianzarse ante una decidida y agresiva oposición de los gobiernos latinoamericanos y la resistencia del pueblo hondureño. Su desenlace más probable es que corra el destino del golpe separatista de Bolivia.

En Argentina, el proyecto de Néstor y Cristina Kirchner fue enterrado con la estrepitosa derrota electoral del domingo pasado. En su certificado de defunción constan dos causas de muerte: falta de ideas estratégicas y falta de realismo sobre el poder real que rige en la pampa húmeda. Néstor Kirchner acumuló un gran capital político con la superación de la crisis del 2001; pero nunca logró construir una base social orgánica para darle sustentabilidad, ni tampoco plasmarlo en un nuevo proyecto histórico.

Cuando decidieron fiscalizar las megaganancias de la enjaulada bestia argentina (la oligarquía), ésta se liberó y derrotó al "transversalismo", sin siquiera usar a sus habituales verdugos uniformados. Ahora, pide la devaluación del peso (20%), el bloqueo de la entrada de Venezuela al Mercosur, el fin de la "chavización" de la "política K" y la revisión de las políticas gubernamentales de aquí al 2011 o en su defecto elecciones anticipadas. Cristina Kirchner dice que no negociará con los dueños del país. ¿Llegará al 2011?

3. Cuba y la crisis de conducción. Cuba se mueve bajo el peso de dos problemas estructurales de conducción: el de la sucesión generacional y el de la parálisis estratégica en la conducción. Muchos de los líderes de la segunda generación revolucionaria, escogidos por la misma dirección de la Revolución, han sido destituidos: Felipe Pérez Roque, Carlos Lage, Roberto Robaina, Otto Rivero, Carlos Valenciaga, entre otros. A la luz del hecho, de que estos líderes son producto de la educación revolucionaria y de las organizaciones de vanguardia del Partido Comunista de Cuba, la idea del "hombre nuevo" y de la calidad de formación política de cuadros queda seriamente cuestionada.

Es evidente que el sistema conductor de la Revolución está dividido en torno a dos estrategias de evolución y dos centros de decisión. Si en el VI Congreso del Partido Comunista a fines de este año no se logra unificar las dos posiciones y centros de decisión, el inmovilismo podría llevar al país pronto a una situación de inestabilidad.

4. Venezuela, el mayor peligro del 2010. El mayor peligro de un avance sustantivo de la oligarquía latinoamericana, sin embargo, se encuentra en Venezuela. Como hemos explicado en otro ensayo (8.2.08), la causa principal es la creciente disfuncionalidad del modelo de gobierno 2003-8, que se encuentra estructuralmente agotado. Tiene tres déficit estructurales: el económico, el político y el discursivo.

El problema principal en lo económico es la inflación que hará crisis antes de las elecciones del 2010. Alí Rodríguez, el ministro de Finanzas, dijo el 27 de junio del presente en Nueva York, que Venezuela no descarta devaluar su moneda pero que está consciente del impacto que esa medida tendría en los ya altos índices de inflación del país. El ministro pronosticó que la inflación cerrará el 2009 en alrededor de un 28 por ciento y permanecerá "alta" en el 2010. Hace apenas tres meses, el ministro había sostenido que la inflación en Venezuela podría concluir, al cierre del 2009, por debajo del 20%.

Considerando que en ninguno de los últimos años el gobierno ha alcanzado ni remotamente las metas inflacionarias anunciadas y que 2010 es un año electoral crucial, seguido por las elecciones presidenciales del 2012, la tasa inflacionaria oscilará el próximo año probablemente en torno al 32%. Una devaluación realista del bolívar la llevaría al terreno de la hiperinflación, es decir, a una situación incontrolable. Una inflación tan alta tiene dos consecuencias negativas: destruye a la macroeconomía y al gobierno responsable de ella, tanto más cuanto que se da en el marco de una política económica desintegrada y con experimentos populistas ("comunas") que tienen tanto que ver con el socialismo del siglo XXI, como los animal spirits de Keynes con los dogmas racionalistas de los neoclásicos.

5. América Latina y 2010. Los acontecimientos de los últimos años demuestran que la nueva clase política latinoamericana ---Lula, Kirchner, Evo, Rafael Correa, Hugo Chávez, entre otros--- ha logrado conquistar un poder considerable frente al imperialismo y a la reacción oligárquica. Esto es positivo y hay que apoyarla en tal desempeño. Sin embargo, no ha dado pasos hacia una nueva civilización poscapitalista y no es probable que los dé.

Nuevos sujetos de transformación habrán de cumplir esa misión histórica.




El golpe de Estado


Mario Rivera Ortiz



El 28 de junio el Ejército hondureño consumó el último golpe de Estado en América Latina por las fuerzas del "orden". Ejército y Parlamento se sumaron, como manda la tradición, a este tipo de golpes fuerza.

Vale la pena pues, profundizar un poco en el significado histórico y político de este viejo recurso de la clase social apropiadora durante la época de la modernidad, y específicamente en el marco de la república democrático-burguesa y el imperialismo.

Fue en la República Francesa en donde primeramente se ensayó el coup d´ État, precisamente el 2 de diciembre de 1852, cuando Luis Felipe Bonaparte se hizo del poder y se autoproclamó emperador de Francia (Napoleón II).

El coup d´État tiene que ver con la historia de la sociedad dividida en clases y del propio Estado político. Su aparición en la práctica política no es un hecho fortuito e inexplicable, sino el resultado de un proceso que emana de las trasformaciones que sufre el Estado y la sociedad que lo rodea. A saber:

El Estado emerge en la escena social en la época de la monarquía absoluta y adquiere su forma moderna después de la Gran Revolución Francesa, durante el mandato de Napoleón Bonaparte. En su primera etapa existencial crea los órganos indispensables para servir a la comunidad; pero después, a medida que la división del trabajo se hace más compleja y surgen nuevos grupos de interés, el Estado crece y se monstrifica multiplicando los órganos administrativos y represivos. Por este camino llega el día en que se convierte en una formación divorciada no sólo de las clases productoras, a las que esclaviza, sino incluso, de la masa burguesa en su totalidad. En estas condiciones el Estado llega a ser un ente "independiente" que gravita sobre y en contra de la inmensa mayoría de la sociedad, dicho esto con perdón de quienes todavía a estas fechas santifican al Estado burgués. Entonces, cuando el Estado cancela sus relaciones políticas con todas las clases sociales, no tiene otra opción que gobernar con las bayonetas y las leyes de excepción. Eso fue lo que sucedió en Francia a principios de los años cincuenta del siglo XIX y en Alemania en la época del nazismo.

Después de las experiencias francesas, el experimento napoleónico se repitió en serie en todo el mundo y en América Latina llegó a tener características grotescas y a ser como el agua de uso de las oligarquías criollas, siempre bajo la protección de los gobiernos imperialistas. El último ejemplo de ello apenas sucedió en Honduras. La población de ese país hermano despertó el lunes 29 de junio estrangulada por el puño de hierro de la soldadesca mercenaria, al viejo estilo pinochetista.

Pero ¿en qué consiste pues el golpe de Estado? significa en esencia y en términos sencillos, el entierro de las urnas y el Parlamento y su sustitución por las bayonetas desenvainadas contra el pecho de los ciudadanos. Es el terror como política, o sea la negación absoluta de los postulados que la burguesía dijo defender en la Gran Revolución Francesa.

Ciertamente ya en la posmodernidad el Estado y sus golpes de pecho han adquirido características nuevas. El capital global ha impuesto cambios profundos a estas categorías sin cambiar lo esencial, pero este es otro tema que trataremos próximamente.




México en Honduras


David Hugo Rosovski Reyner



Una lenta reacción del gobierno mexicano ante el golpe de Estado en Honduras, perpetrado en las primeras horas del 28 de junio, y acaso atribuible a la lentitud burocrática en día de descanso, permite perder de vista la firme y consecuente posición asumida por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.

Firmeza y consecuencia es preciso subrayarlo –sobre todo en este generoso espacio que ejerce la crítica sin reparar en las destructoras consecuencias de los bloqueos publicitarios a la edición impresa de Forum y la digital de Forumenlinea, ordenados por la Secretaría de Gobernación--, de una conducta que hizo su aporte a la inédita unidad latinoamericana frente al gobierno espurio de Honduras, paradójicamente apuntalado por la Suprema Corte y el Congreso.

Si bien no hubo un solo gobierno, ni organismo regional y mucho menos global que reconociera al gobierno designado por la oligarquía hondureña, no es pertinente omitir el papel que desempeñó en la construcción del consenso la cumbre del Sistema de Integración Centroamericana, en la que participó Calderón Hinojosa, por un lado, y por el otro la junta del Grupo de Río, con la asistencia de 18 jefes de Estado y representantes de igual número de naciones, y de la cual ejerce la secretaría pro tempore el titular del Ejecutivo.

Como parte de las acciones acordadas en Managua por el Sica y el Grupo de Río para profundizar el aislamiento del gobierno espurio de Roberto Micheletti Bain, fue retirado el embajador azteca de Tegucigalpa, Tarcisio Navarrete, una vez que cumplió la misión de rescatar a la canciller Patricia Isabel Rodas Baca y la trasladó al Distrito Federal.

Naturalmente que no todo es consenso y los intereses regionales e imperiales en juego son múltiples y opuestos en América Central.

Y los intereses de Estados Unidos están en primer plano. Barack Hussein Obama no titubeó en considerar que será un "precedente terrible si nos empezamos a mover hacia atrás, a una era en la que vemos golpes militares como medio de transición política... No queremos regresar a un pasado oscuro". Mas no se pronunció por restituir al presidente José Manuel Zelaya Rosales y mucho menos por suspender la colaboración militar que le permite disponer de 600 elementos en la base aérea Soto Cano, como parte de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, bajo las órdenes del Comando Sur de EUA.

Hillary Rodham Clinton fue más lejos que su jefe al asegurar: "todas las partes tienen una responsabilidad de abordar los problemas de fondo que llevaron a los eventos de ayer", en una clara alusión a los alcances y los ritmos de las transformaciones políticas que impulsaba el gobierno legítimo; también en respuesta a Raúl Castro Ruz, quien planteó en Managua que no se produzca negociación alguna con los golpistas, ya que hay intereses oligárquicos empeñados en mantener un orden injusto e insostenible. Tesis que recibió el apoyo de los presidentes de Antigua y Barbuda, Bolivia, Ecuador, Dominica, Honduras, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, integrantes junto a Cuba de la fortalecida Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América.

Lo evidente es que la máxima de Fidel Castro Ruz de "No hay golpista que respire sin el apoyo de Estados Unidos" y el emplazamiento a Obama para que demuestra su sinceridad "con hechos y no con la palabra", es la batalla que se dilucidará en la próximas semanas o meses.

Los días sólo parecían estar contados para el presidente espurio, pero resiste y hasta retó a la Organización de Estados Americanos al romper con ella. Y no abandona la Presidencia para que el legítimo termine de cumplir el mandato. La condena unánime de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas a los golpistas no les dejó espacio de maniobra. Pero les importa poco. O eso muestran al reeditar los peores momentos de la guerra fría.





















Algo se mueve en el mundo


Marcos Antonio Heredia Pérez



Cuando el 20 de julio de 1969, del Apolo XI descendió, supuestamente, Neil Armstrong dijo en la Luna aquellas palabras: "Este es un pequeño paso para el hombre; un salto gigantesco para la humanidad", el que esto escribe iniciaba una aventura que habría de volverse parte inherente de su existencia.

Cuatro décadas después, aquellas palabras carecen de sentido. ¿Por qué? No hay tal salto gigantesco de la humanidad, como no sea que hoy somos poco más de 6,500 millones de habitantes.

La pobreza, el hambre, la insalubridad siguen siendo lastres de gran parte del mundo. ¿Cuál salto gigantesco? Los portentos tecnológicos no corresponden a las expectativas que de ellos se pueden esperar en beneficio de la humanidad. Sobrevive, eso sí, la esperanza que debe ser lo último en morir, como decía el otrora gran timonel de China. El odio y la acumulación insultante y sin sentido de la riqueza en unos cuantos, mientras los más carecen hasta de lo elemental, indica la necesidad de un nuevo orden internacional que comience por eliminar deudas impagables y leoninas.

La década de los setenta del siglo pasado estuvo plagada de golpes de Estado y asonadas en América Latina. En Brasil, en 1964, contra Joao Goulart; en 1965 contra Caamaño Deño en Dominicana, cabeza de la resistencia tras el golpe de Estado contra Juan Bosch, elegido democráticamente tras la dictadura trujillista; en 1973 contra el doctor Salvador Allende, en Chile; e igualmente en Uruguay y Argentina. En Paraguay ya estaba el fiel sirviente Stroessner (1954-1989). En Haití, el primer país que alcanzó su independencia, fue elegido presidente Francois Duvalier en 1957 y luego suspendió todas las garantías individuales y más tarde, en 1964, se autoproclamó presidente vitalicio. A su muerte, en 1971, su hijo Jean Claude Duvalier retuvo el poder hasta 1986 cuando fue derrocado.

Detrás siempre estuvo la mano imperial. Eduardo Galeano describe documentalmente las intervenciones y los saqueos en América en Las venas abiertas de América Latina, en 1971.

Han pasado cuatro décadas de atestiguar la historia como miles de millones de seres humanos. Se llega al periodismo hasta por azar, pero si uno permanece, eso indica cuando menos dos cosas: que es un medio de vida y que hay cierta pasión en el recuento del acontecer humano.

"Hombre soy; nada humano me es ajeno", dijo Terencio y repitió dos mil años después Carlos Marx, aunque también lo habría de recordar Ermilo Abreu Gómez el 5 de mayo de 1968, en ocasión del 150 aniversario del nacimiento del autor, junto con Engels, del Manifiesto comunista.

La conferencia del clásico yucateco, autor de Canek, se efectuó ahí en Mérida 186, en la colonia Roma del Distrito Federal, local del histórico Partido Comunista Mexicano, y congregó a un pequeño grupo de privilegiados que escuchamos la amena disertación de uno de los intelectuales mexicanos que jamás se desligó o distanció de sus convicciones revolucionarias; él, uno de los escritores más grandes que ha dado Yucatán.

Faltaban poco más de dos meses para que se iniciara el movimiento estudiantil- popular que habría de ser masacrado la tarde aquella del 2 de octubre, para recordarnos que el poder autoritario no hace concesiones y se reafirma con la fuerza bruta.

Mucho se dijo, escribió, y se dice aún sobre aquel parteaguas que a 41años de distancia sólo dejó una enseñanza: el poder se ejerce con la fuerza en todos los casos. La naturaleza de Estado impide contemplaciones con quienes se atreven a cuestionar sus políticas en todos los órdenes. Hoy nuestra democracia sui generis, de alguna forma hay que nombrarla, nada más sigue siendo la misma aunque con varios partidos que se reducen a dos: el PRI de siempre y el PAN de lo mismo. El PRD, honesto es decirlo, es hasta el momento un partido con serias escisiones. Y ahí queda. Que otros expliquen la naturaleza de la izquierda mexicana. En el 2006, si no hubiera entrado a impedirlo con toda la fuerza el Estado, hubiera podido ganar Andrés Manuel López Obrador, al que dejaron solo las diversas fuerzas progresistas (a lo mejor no tanto). En el PRI sólo Bartlett se dio cuenta del momento que requería del concurso de aquellos que, supuestamente, no eran de la derecha.

Lo sucedido en los años electorales de 1988 y 2006 en México fueron puntual respuesta política de las fuerzas gobernantes a quienes creen posible el cambio por la vía electoral. Por de pronto, dijeron esas fuerzas que de eso nada. Sigue el juego, con sus altibajos, como se estila desde que se fundó el PNR y más adelante el sistema de partidos. La democracia, según la ven los "políticos" mexicanos tradicionales, por llamarles de alguna manera, es un juego que no debe rebasar ciertos límites, ni poner en riesgo los intereses creados de la oligarquía mexicana, siempre segura con la actividad y políticas del PRI y el PAN, y otros partidos que no consideran otra agenda que no sea la "mexicana", o sea la permanencia del actual sistema político y económico. El PRD representó una opción hasta que devino en lo que actualmente es. Tal vez pueda recuperarse, pero esto sólo podrían decidirlo los militantes con ideología y formación marxista y socialista. Si se trata nada más de escalar el poder y usar un lenguaje inocuo y complaciente, pues ya estuvo que no habrá cambio alguno.

Andrés Manuel López Obrador sigue siendo la única opción política real de cambio porque se apoya en el pueblo, en las bases, las masas, como se le llame a la gente que de verdad quiere transformar a México.

Decenas de libros se han escrito acerca del movimiento del 68, como se le conoce. Algunos de sus protagonistas, sexagenarios ya la mayoría o todos –y para afirmarlo sólo basta saber aritmética elemental a casi 41 años de aquella tarde aciaga– siguen analizando quién disparó primero, cuando lo relevante es que se trató de una acción de Estado por razones idem, nos guste o no. Uno de los seguros perpetradores de aquella represión hoy, en medio de su senilidad, dice que ni sus nietos le obedecen, pero en aquel entonces era secretario de Gobernación, y claro que era tomado en cuenta. Da pena decirlo, pero era el segundo de a bordo. Y tenía más poder que el Gómez Montt de hoy.

La historia no es una guerra entre buenos y malos, como nos contaron los "demócratas" del capitalismo en su lucha contra el "imperio del mal" del que habló Reagan, y que terminó por deshacerse él sólito, el llamado socialismo real, apodado "comunismo" gracias a la ignorancia de la CIA, FBI y demás cuerpos tenebrosos sostenedores del verdadero, ese sí, imperio del mal con cabecera en Washington.

Cuatro décadas en la brega periodística han servido al autor de estas líneas para comprender que causa y efecto, objetividad y ética son inherentes a su práctica.

"Algo se mueve", hizo decir Papini a Einstein, sintetizando éste sus teorías sobre la física, según la entrevista imaginaria que el célebre escritor italiano le hizo al genio alemán a través de su personaje Gog, nombre también del libro que, por cierto, Juan José Arreola llamó sagrado en términos literarios. Diríamos, a propósito, que incluso la fórmula matemática más complicada no lo es, si la vemos en la perspectiva humilde de las dimensiones humanas.

Y en el periodismo se refleja el movimiento de todas las fuerzas sociales en pugna constante. La objetividad puede no serlo tanta si la ética tampoco lo es. Pero causa y efecto, ciertamente están más cercanas a la física y sus leyes que a la voluntad individual.

De ahí que la objetividad periodística sólo puede ser si lo es, o como se dice en otros asuntos, no se puede ser medio honrado, sé es o no sé es, ser o no ser, pues.

Claro, está de por medio la ideología, pero aun ésta tiene que sujetarse a la objetividad en su acepción única, o sea, serlo, porque resulta que es la razón la única que puede conferirle validez al nombre de la especie homo sapiens.

Los intereses creados deberían estar supeditados a la fuerza de la razón, o de lo contrario, tragedia y comedia serán una incesante repetición por los siglos de los siglos.

Démosle, empero, un voto perenne al viejo Mao: la esperanza no debe morir.

En cuatro décadas de atestiguar la historia vemos indicios de cambios, pese a debacles de Estados fallidos, a la postre expresiones finales de aquella jocosa máxima que decía: "Si la realidad no se adapta a la teoría, peor para la realidad". Se olvidó que el imperialismo, hoy en acentuada crisis terminal, no era precisamente un tigre de papel, como se ignoró el valor protagónico real de los pueblos.

Ahí en Sudamérica, más precisamente al sur del Suchiate, "algo se mueve" en sentido contrario al señalado por el imperio que ganó la guerra fría.

Cuarenta años no es nada, o puede ser, por ejemplo, a manera de digresión, la décima parte del tiempo transcurrido desde que en 1609, hace 400 años, el 21 de agosto de ese año por primera vez en la historia un astrónomo, Galileo, usó un telescopio para observar el cielo.

Sigue pendiente, por de pronto, la propuesta aquella del llamado Moro de Tréveris de que los filósofos hasta entonces, hace más de siglo y medio, se habían ocupado de interpretar al mundo, pero que había llegado la hora de transformarlo.

El periodismo nunca transformará al mundo, pero puede ser un valioso reflejo que contribuya a mejorarlo si en su ejercicio va por delante la ética.





Con aires de juventud


Juan Carlos Camaño*



Jóvenes trabajadores de la prensa, de la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap, le brindaron un novedoso homenaje a los treinta y tres años de vida de nuestra entidad continental, constituyéndose en espacio organizativo y convocante de toda la Juventud-Felap, para avanzar hacia un mayor desarrollo profesional, gremial, político, social y cultural, en toda la región.

Conmovedoras e inteligentes intervenciones dieron vida al I Encuentro de la Juventud-Felap, desde una mirada que, con matices enriquecedores –incluso en las diferencias– trascendió lo corporativo y se extendió en el análisis de la situación económica, política y social de Latinoamérica y el Caribe. Siempre, sin perder de vista aquello que se conoce como "globalización neoliberal", y que en las deliberaciones fue caracterizada como un proceso sostenido a partir de millones de crímenes de lesa humanidad.

Los treinta y tres años de la Felap –cumplidos este 7 de junio– se convirtieron en un extraordinario reconocimiento de los jóvenes a una historia inclaudicable en sus principios y dignidad, forjada por hombres como el peruano Genaro Carnero Checa y Luis Suárez –de México–, fallecidos; el venezolano Eleazar Díaz Rangel, director del diario Ultimas Noticias, de Venezuela; el chileno Hernán Uribe, actualmente presidente de la Comisión de Investigación de Atentados a Periodistas (CIAP-Felap) y Ernesto Vera, de Cuba, presidente de honor de la Felap, entre muchas y muchos más. Las y los jóvenes periodistas del continente dieron así un nuevo paso en la lucha por una profesión y un mundo mejores. En las exposiciones de todas y todos, asistentes a la reunión realizada en Buenos Aires, el 6 de junio, se plantearon –y no con generalidades– las grandes dificultades para el libre ejercicio de la profesión periodística, frente al crimen organizado y frente a la inescrupulosidad empresarial de una prensa mercantilizada, convertida con frecuencia en la principal activista política contra las acciones de varios gobiernos del área, no sometidos a las imposiciones de Estados Unidos.

Mayoritariamente los relatos sobre la realidad continental revelaron cómo en medio del recrudecimiento de los conflictos políticos y sociales, los periodistas quedan expuestos a diferentes formas de violencia, mientras los propietarios de los medios eligen su comodidad, al no exponerse físicamente en el "campo de las hostilidades", a la vez que presionan a los periodistas a poner la cara en defensa de las líneas editoriales representativas de intereses ideológicos, políticos y económicos de los grupos más concentrados del poder.

El reto planteado en Villa Gesell, a finales del año 2007, en ocasión del X Congreso de la Felap: propender a crear las condiciones para el nacimiento organizado de la Juventud-Felap, se ha cumplido, y con creces. Se acaba de iniciar una nueva etapa en la Felap. Se acaba de sumar a la gran tarea realizada por la Felap, en treinta y tres años, una instancia organizativa en la cual las responsabilidades de la juventud, como lo dijeron todas y todos quienes hicieron uso de la palabra, se centran en elevar el conocimiento, el sentido crítico y la disposición en llevar a la práctica las líneas históricas de nuestra federación y las propuestas para un nuevo tiempo, en el marco del mejoramiento de las condiciones subjetivas de muchos movimientos políticos y sociales de Latinoamérica y el Caribe.

La profesión periodística, la información y la comunicación, se dijo, deben corresponderse con los intereses de las mayorías sociales y formar parte de la lucha en defensa de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos. Al mismo tiempo –dando muestras de saber en qué consiste su rol en el presente– las/os jóvenes profundizaron acerca de no pensar únicamente en resolver cómo llegar a una gran cantidad de hombres y mujeres, sino en superarse en calidad, para que los instrumentos de la comunicación propia se vinculen a todas las tecnologías, para agrandar la voz y la imagen de los más. Para hacer cada día más visibles a quienes padecen y luchan, y a quienes en el campo intelectual y manual crean y recrean espacios múltiples para el mejoramiento de la vida del conjunto de la sociedad.

Nuestra organización, sostuvieron quienes hoy ya se saben el motor de la Juventud-Felap, tiene que avanzar más todavía en su vinculación con los sectores universitarios, como así con los movimientos sociales que, con su resistencia de más de tres décadas, apuntalaron el nacimiento de gobiernos valientes y honestos, a tal punto de mandar al basurero de la politiquería el Consenso de Washington, cuerda con la que se colgaron criminalmente las aspiraciones emancipatorias de millones de mujeres y hombres, en todo el mundo.

Esa Felap nacida el 7 de junio de 1976, para dar cobijo a las y los periodistas perseguidos por las sanguinarias dictaduras militares de la época, continúa su marcha. Con todos los que supieron darle vida y desarrollarla. Con todos los que se suman, conscientes de que la divisa a mantener en alto es la de ser cada día mejores periodistas; pero muchísimo más que eso: ser mejores seres humanos, comprometidos con el destino y la defensa de la humanidad.

Quienes tuvimos el privilegio de escuchar e intercambiar ideas con las/os jóvenes de Chile, Cuba, Bolivia, Ecuador, México, Guatemala, Paraguay, Venezuela y Argentina, podemos decir, confiados plenamente, que "La juventud garantiza el proyecto".


* Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas.

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