Pedro Echeverría V.
1. Igualito que en las religiones, cada grupo, corriente o individuo en el PRD –así como sucede en otros partidos- cree tener en sus manos la verdad y, por tanto los demás no tienen razón o de plano son traidores. Para unos el destructor del PRD es Jesús Ortega, para otros López Obrador y entre los demás Cuauhtémoc Cárdenas. En los próximos meses seguramente aparecerán en las listas nuevos personajes culpables del desplome del partido mexicano de centroizquierda. Si ese partido estuviera creciendo y repartiendo cargos en vez de traidores les llamarían nuestros jefes, dirigentes y héroes. Ni modo así nos enseñaron a razonar en la ideología que nos impuso la familia, iglesia, la escuela y la sociedad en su conjunto. ¿No será que esos personajes son producto de nosotros mismos, de nuestra manera de pensar, de actuar, de una situación concreta?
2. En los años 1988, 1994 y 2000 Cárdenas fue candidato presidencial del FDN y del PRD. En las dos primeras ocasiones contó con la unidad del partido y en el 2000 aquella "unidad" comenzó a romperse. Quiso ser una cuarta vez (en 2006) pero no lo logró porque López Obrador le llevaba un kilómetro de ventaja. Su enojo fue tal que se opuso a la candidatura de AMLO y los partidarios de éste lo declararon traidor. Ortega, por su parte, se acerca al ilegítimo Calderón y fue apoyado en una elección para asumir la Presidencia del PRD; también es calificado como traidor. Por último López Obrador, derrotado en el PRD, hace campaña a favor del PT, de Convergencia y también de PRD –buscando la unidad- pero también es señalado como traidor. ¿Qué manera tan "sui géneris", tan fácil, de eliminar a las gentes entre eso que se ha llamado la izquierda?
3. Hace algunos días se reunieron en Michoacán gobernadores y principales dirigentes de fracciones del PRD para acordar que el desplome electoral del PRD significa poco y que eso por ningún motivo debe llevar a expulsiones por haber hecho campañas políticas por otros partidos ni tampoco a renuncias de dirigentes que llevaron al fracaso electoral al organismos partidario. Todos salieron muy contentos, se dieron un gran abrazo y como si nada hubiese pasado. Pero de pronto surgió Cárdenas, el tres veces candidato, denunciando la reunión de Michoacán, exigiendo la renuncia de los directivos actuales del PRD y la expulsión de aquellos que hicieron campañas por otros partidos (especialmente de López Obrador) como condición para la recuperación política del PRD. Con ello ya todo mundo se ha lanzado a declarar según su corriente.
4. La realidad es que las diferencias ideológicas entre Ortega, López Obrador y Cárdenas no son grandes; los tres coinciden en que el único camino para llegar al poder es el electoral; en que el PRD debe ser de centroizquierda, es decir, socialdemócrata y que el camino es lograr diputaciones, senadurías, secretarías de estado hasta conquistar la Presidencia de la República. Sus diferencias son personales y de corriente porque ninguno de ellos está planteando otra ruta que no sea la electoral. Sin embargo López Obrador se distingue porque ha recorrido el país (haciendo mítines de orientación) en tres ocasiones y ha encabezado las movilizaciones más importantes en la ciudad de México. Pero esencialmente coinciden los tres y lo que se esconde tras ellos es la lucha por el liderazgo: la propuesta del mejor método personal para ascender al poder.
5. ¿Por qué no se parte del análisis de las perspectivas reales que tiene el PRD como partido electorero y del lugar que busca ocupar entre los otros partidos burgueses? ¿Por qué no se recoge aquella discusión de hace más de 10 años que buscaba caracterizar al PRD con un programa de izquierda o centroizquierda, es decir, si adoptaba un programa de compromiso con los trabajadores o seguía como una partido electorero? La realidad es que el 98 por ciento de los seguidores del PRD parecen estar convencidos por la lucha electorera y por pequeñas reformas, incluso los lópezobradoristas que han realizado las movilizaciones más importantes de la historia en el país. Si la absoluta mayoría piensa así, ¿por qué no reconocer que el PRD es un partido socialdemócrata y electorero y por tanto debe ser consecuente en la búsqueda de cargos en el poder?
6. La izquierda tiene otras tareas. Si bien puede aprovechar las elecciones para agitar ideas, difundir denuncias y movilizar pequeños o grandes núcleos de trabajadores, sus acciones deben centrarse en penetrar entre el pueblo, acompañarlo, asesorarlo en sus luchas por las tierras, en los sindicatos, en las fábricas, en las huelgas, en las escuelas, en los barrios. La izquierda no puede perder tiempo y energías en buscar registros, asistir a reuniones electorales, buscar candidatos y demás legalidades impuestas por el Estado para entretener. Aunque actúa a plena luz del día y todas sus acciones están dentro de la legalidad constitucional, la izquierda no puede imponerse ataduras para poder recibir financiamiento o favores del régimen de gobierno. No sólo será bloqueada por los medios de información sino que sufrirá las calumnias jamás esperadas.
7. ¿Alguien podría pensar que la socialdemocracia electorera y las organizaciones de izquierda social podrían complementarse? La realidad es que históricamente ha sido extremadamente difícil, por no decir imposible. Lombardo Toledano –se dicente intelectual marxista mexicano fallecido en 1970- y muchos intelectuales mexicanos, han condenando los movimientos estudiantiles de 1968, 1986 y 1999, así como movimientos guerrilleros (Movimiento ferrocarrilero, Madera 1965, Jenaro Vázquez, Lucio Cabañas, EZLN, EPR) La socialdemocracia, en todos los países, ha formado parte del poder del Estado y ha sentido que su obligación es condenar el "radicalismo de los agentes del imperialismo". Por su parte la izquierda ve que los socialdemócratas están aliados plenamente o son parte del poder y no se les puede tener confianza.
8. Algún dirigente marxista señaló que los partidos de los trabajadores, para liberarse, deben aprovechar todas las formas de lucha, sean estas legales o ilegales (huelgas, movimientos de masas, guerrillas, elecciones, manifestaciones callejeras, boicot de la producción, etcétera) Señaló que la única efectividad de los parlamentarios es cuando sus propuestas están respaldadas por movimientos de masas en las calles y fábricas, y que si no es así siempre serían derrotados por las mayorías parlamentarias que siempre están al servicio de la burguesía. Al PRD le importa un bledo esta idea; para ellos lo importante es negociar con habilidad, aliarse "hasta con el diablo" cuando de conquistar poder se trata. Quizá es esta ideas podríamos encontrar la diferencia entre una izquierda honesta y una centroizquierda o socialdemocracia reformista que sólo busca poder.
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