Primera novela de la poeta Lety Ricárdez
Por Soledad Jarquín Edgar/corresponsal
Oaxaca, Oax., 14 julio 09 (CIMAC).- Lety Ricárdez ocupó varios años de su vida en escribir la novela “Entre caracoles”. La leyó muchas veces, otras tantas la corrigió y de igual forma volvió a guardarla “en la atestada gaveta de su esperanza”. Tenía el deseo de verla publicada, pero al mismo tiempo algo se lo impedía. Mientras, seguía produciendo poesía, animada por las amigas que descubrieron en ella a la escritora.
Después, creó un blog en internet y subió el texto. Recibió muchas respuestas positivas y críticas constructivas de gente que no conocía y que había leído cada capítulo de la obra en las pantallas de sus computadoras.
Geo Meneses, cantante oaxaqueña, había recibido como obsequio “Entre caracoles”. En varias ocasiones habló de la obra con la autora, hasta que finalmente le ofreció publicarla. Así, los últimos meses se convirtieron en largas conversaciones para determinar cómo sería ese libro de mujeres “cuyas voces surgen del aislamiento y comparten con honestidad sus vidas, sus esperanzas y sus fantasías”, expresa la escritora Nora Jacquez.
En la terraza de su casa, pleno corazón del centro histórico de la capital oaxaqueña, Lety Ricárdez acaba de presentar su libro ante un grupo de periodistas. Vestida de blanco, ilumina el espacio apagado un poco por nubes que, cargadas, amenazan lluvia en pleno día. El viento, apenas frío, arrastra algunas gotas de agua. Hay emoción. La yerbasanta de los chilaquiles se come con sorpresa. Sin duda, algo de la magia del libro se salió esa mañana.
A su lado, Geo Meneses, quien produce la obra literaria porque --sostiene Lety Ricárdez en el libro-- ella “posa su mirada generosa sobre mis palabras-agua, tiende el cuenco de su mano amiga y las recibe para compartirlas”. Desde el sello de Georgina Meneses Producciones “abre sus brazos para acunar este libro, aunque ella sabe que a la literatura no se responde como a la música… Quiere que mi voz abandone el laberinto, salga del caracol y te alcance y la siga”.
No es la presentación común del libro, donde algunas personas comentan el contenido. No, “Entre caracoles” se presenta con la fuerza de su creadora y la cercanía de Geo, que acompaña el alumbramiento, sus primeros pasos hacia el público lector. Ambas conspiran, hablan de la obra que tendrá que ser descubierta por los periodistas reunidos en el lugar.
“Entre caracoles” abre una puerta hacia el universo interno femenino. Lety se convierte en la vigilante de los sucesos y hace las historias de las mujeres-niñas, mujeres-adolescentes, mujeres que llegan a mujeres y maduran, como ella dice, en palabras suaves que difícilmente se rompen.
Es una obra donde las palabras son literalmente símbolos; juega con hechos que, por dolorosos, siempre tienen esperanza y fantasía, como afirma Jacquez, una de las primeras lectoras y críticas que ayudó a la escritora a “fragmentar los caracoles”; el lenguaje-símbolo es una constante. Prosa y poesía. El imaginario de la realidad.
“Entre caracoles” tiene “las aristas de un mismo cristal en el que cualquiera puede verse reflejado: el afilado cristal de la conciencia”, sostiene Raquel Olvera, quien también presenta la obra desde la contraportada.
Es en palabras suaves como Lety Ricárdez narra la vida cotidiana. “Nunca son voces que gritan su desacuerdo; nunca maldicen su situación. Es un estilo que fluye con humanidad”, apunta Nora Jacquez.
El libro, de 195 páginas, tiene fotografías de Marcela Taboada y cuenta varias vidas a través del espejo de agua que se forma por miles de gotas-letras, que riegan el árbol de palabras en que Lety Ricárdez se convierte para dar sus frutos: la historia de múltiples mujeres.
Por Soledad Jarquín Edgar/corresponsal
Oaxaca, Oax., 14 julio 09 (CIMAC).- Lety Ricárdez ocupó varios años de su vida en escribir la novela “Entre caracoles”. La leyó muchas veces, otras tantas la corrigió y de igual forma volvió a guardarla “en la atestada gaveta de su esperanza”. Tenía el deseo de verla publicada, pero al mismo tiempo algo se lo impedía. Mientras, seguía produciendo poesía, animada por las amigas que descubrieron en ella a la escritora.
Después, creó un blog en internet y subió el texto. Recibió muchas respuestas positivas y críticas constructivas de gente que no conocía y que había leído cada capítulo de la obra en las pantallas de sus computadoras.
Geo Meneses, cantante oaxaqueña, había recibido como obsequio “Entre caracoles”. En varias ocasiones habló de la obra con la autora, hasta que finalmente le ofreció publicarla. Así, los últimos meses se convirtieron en largas conversaciones para determinar cómo sería ese libro de mujeres “cuyas voces surgen del aislamiento y comparten con honestidad sus vidas, sus esperanzas y sus fantasías”, expresa la escritora Nora Jacquez.
En la terraza de su casa, pleno corazón del centro histórico de la capital oaxaqueña, Lety Ricárdez acaba de presentar su libro ante un grupo de periodistas. Vestida de blanco, ilumina el espacio apagado un poco por nubes que, cargadas, amenazan lluvia en pleno día. El viento, apenas frío, arrastra algunas gotas de agua. Hay emoción. La yerbasanta de los chilaquiles se come con sorpresa. Sin duda, algo de la magia del libro se salió esa mañana.
A su lado, Geo Meneses, quien produce la obra literaria porque --sostiene Lety Ricárdez en el libro-- ella “posa su mirada generosa sobre mis palabras-agua, tiende el cuenco de su mano amiga y las recibe para compartirlas”. Desde el sello de Georgina Meneses Producciones “abre sus brazos para acunar este libro, aunque ella sabe que a la literatura no se responde como a la música… Quiere que mi voz abandone el laberinto, salga del caracol y te alcance y la siga”.
No es la presentación común del libro, donde algunas personas comentan el contenido. No, “Entre caracoles” se presenta con la fuerza de su creadora y la cercanía de Geo, que acompaña el alumbramiento, sus primeros pasos hacia el público lector. Ambas conspiran, hablan de la obra que tendrá que ser descubierta por los periodistas reunidos en el lugar.
“Entre caracoles” abre una puerta hacia el universo interno femenino. Lety se convierte en la vigilante de los sucesos y hace las historias de las mujeres-niñas, mujeres-adolescentes, mujeres que llegan a mujeres y maduran, como ella dice, en palabras suaves que difícilmente se rompen.
Es una obra donde las palabras son literalmente símbolos; juega con hechos que, por dolorosos, siempre tienen esperanza y fantasía, como afirma Jacquez, una de las primeras lectoras y críticas que ayudó a la escritora a “fragmentar los caracoles”; el lenguaje-símbolo es una constante. Prosa y poesía. El imaginario de la realidad.
“Entre caracoles” tiene “las aristas de un mismo cristal en el que cualquiera puede verse reflejado: el afilado cristal de la conciencia”, sostiene Raquel Olvera, quien también presenta la obra desde la contraportada.
Es en palabras suaves como Lety Ricárdez narra la vida cotidiana. “Nunca son voces que gritan su desacuerdo; nunca maldicen su situación. Es un estilo que fluye con humanidad”, apunta Nora Jacquez.
El libro, de 195 páginas, tiene fotografías de Marcela Taboada y cuenta varias vidas a través del espejo de agua que se forma por miles de gotas-letras, que riegan el árbol de palabras en que Lety Ricárdez se convierte para dar sus frutos: la historia de múltiples mujeres.
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