El pasado 19 de noviembre la socióloga y activista boliviana de ascendencia aymara, Silvia Rivera Cusicanqui, recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanas
en la categoría Premio a la Trayectoria Intelectual, por las más de
tres décadas que ha dedicado a la investigación del mundo indígena y
campesino en Bolivia, así como por la creación de herramientas y
categorías teóricas imprescindibles en la construcción de una propia
genealogía intelectual latinoamericana.
La premiación que se viene realizando desde 2006 por la
Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), busca
reconocer el aporte de intelectuales e instituciones a la generación de
conocimiento y desarrollo de la investigación en Bolivia.
Acostumbrad@s a recurrir a ideas de intelectuales, pensador@s,
teóric@s de Occidente, el reconocimiento del PIEB es fundamental para
tirar con el universalismo de los posicionamientos europeos y la
reducida difusión a nivel internacional de nuestr@s pensador@s
latinoamericanos.
El reconocimiento a Rivera Cusicanqui coincide con los 30 años de la primera edición de su libro Oprimidos pero no vencidos (1984), libro esencial para comprender las luchas campesinas, qhechwa y aymara en Bolivia desde 1900 hasta 1980. En Oprimidos pero no vencidos,
la académica anarquista desarrolla algunas de sus principales
conceptualizaciones como son memoria corta y memoria larga en el
contexto de una Bolivia que tras tres siglos de colonia española, junto
con los subsecuentes dos siglos de República dirigida por los
descendientes de españoles, no han logrado soterrar las distintas
herencias y cosmovisiones indígenas en la tierra del poeta paceño Jaime
Sáez, de quien Cusicanqui suele retomar algunas de sus líneas poéticas
al reflexionar sobre su país.
La memoria corta se refiere a la insurrección popular de 1952
en Bolivia conocida como la Revolución Nacional (RN) tiempo en el que
gobernó el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y en que se
generaron distintas transformaciones que dieron paso a la Reforma
Agraria, así como la incorporación a la política de la mayoría
indígena-campesina y mujeres al establecer el voto universal.
Mientras que la memoria larga se refiere a las luchas indígenas
anticoloniales que se simbolizan en la figura del indígena
revolucionario Tupak Katari (1750-1781), permitiendo evidenciar que la colonización continúa.
Ambas conceptualizaciones la memoria corta de corte plebeyo y
democrático articulada a una memoria larga india y anticolonial en el
movimiento katarista,
como señaló Cusicanqui el día de la premiación, se interrelacionan,
reformulando los términos de la una en la otra, permitiéndonos
comprender la construcción y contradicciones del nacionalismo
revolucionario boliviano.
En la época liberal, el discurso igualitario en el derecho
boliviano escondía la persistente estratificación de casta de origen
colonial. En la época post-1952, el discurso revolucionario que
sustituyó a indios por campesinos y a cholos" por "mestizos" en
realidad escondía los prejuicios y las brechas culturales que seguían
vigentes.
Estos conceptos junto con el de colonialismo interno, mayor
aporte conceptual construido por Rivera Cusicanqui a partir de las
ideas del sociólogo mexicano Pablo González Casanova, aunque él desde
una visión economicista, ella lo ve al colonialismo interno como un
modelo de subordinación, como aquel colonialismo internalizado en cada
un@ de nosotr@s que no nos permite sacar al indio o india que llevamos
dentro, como seres mestizos que somos en Latinoamérica.
Cusicanqui nos invita a reflexionar en sus textos y en sus
prácticas comunitarias sobre nuestras propias raíces, a recuperar la
memoria de lo que llevamos dentro, a lo mestizo sin tener vergüenza de
ser mestizo.
Como señalara en conversación con el académico portugués Boaventura Sousa de Santos
el mestizo es un ser en el que están yuxtapuestas identidades
antagónicas que no se funden nunca entre sí. (
) Si tú vives esa mezcla
el mestizaje- como la separación de contradicciones y el llegar por
fin a una quietud basada en el olvido, estás haciendo de la idea de
mestizaje un instrumento de dominación, de aquietamiento, si en cambio
ves al mestizo como un producto conflictivo y conflictuador de las
estructuras heredadas y haces del pasado un enorme reservorio de
experiencias valiosas tanto del lado indio como del otro lado, -lo
europeo- puedes hacer del mestizo un ser activo, proactivo, con una
vocación de emancipación
Es de esta manera que Cusicanqui a través de su nutrida
producción editada y traducida al inglés, francés y japonés con títulos
como el Principio Potosí, Violencias encubiertas, Birlochas, Las fronteras de la coca, Chixinakaxutxiwa, Los artesanos libertarios y la ética del trabajo,
éste último escrito junto a Zulema Lehm, ha llegado a inspirar a una
generación de jóvenes de diversas culturas anarquistas,
autogestionarias y de retorno a la tierra.
El premio que le fue otorgado a Silvia Rivera Cusicanqui es un
enorme reconocimiento a la producción permanente de alternativas de
resistencias al sistema neoliberal, colonial y patriarcal desde
Latinoamérica, desde la visibilización de las mujeres indígenas,
proponiendo una reflexión pionera e innovadora sobre la relación entre
anticolonialismo y género, entre otros aportes al pensamiento nacional
boliviano, latinoamericano y mundial.
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