La
campaña en contra del aborto aparecida en los medios de comunicación en
noviembre del año 2014 en Chile, y puesta en circulación crítica en un
artículo del periódico El Mostrador [1] , busca nada más y nada
menos que exponer “la verdad sin eufemismos respecto del aborto”. Así
lo afirman los integrantes del organismo InformAborto quienes son los
que sostienen esta campaña. Como feminista sospechosa me pregunto ¿cuál
es la verdad del aborto que ellos intentan desvelar?, ¿existe una
verdad sobre el aborto?, ¿cuál es el propósito, hoy, de develar la
bendita verdad buscada con ahínco?
Las fotografías expuestas en
lienzos que cubren camiones y que transitan libremente por Santiago de
Chile, parecieran desatar esa verdad. Fetos muertos ensangrentados y
fragmentados como partes de un cuerpo inexistente pretenden impactar y
mostrar lo que ocurre en las prácticas abortivas que las mujeres hemos
realizado desde tiempos inmemoriales: nuestra sabiduría diversa y
silente. Las fotografías producidas, elegidas, montadas, inventadas o
tomadas con algún lente oculto, quieren desatar esa verdad. Son un
signo del secreto y la verdad. Michel Foucault ha abordado
juiciosamente esta dupla conveniente y ha echado luces respecto del
rendimiento del secreto para producir discursos verdaderos. Pero la
campaña quiere ostentar otra verdad adicional: si se despenaliza el
aborto “el vientre materno podría convertirse en el más peligroso del
mundo.” En consecuencia, las mujeres que somos portadoras del útero nos
transformamos en peligros vivientes, puesto que podremos decidir y por
ende, optar por suspender un embarazo no deseado por diversas y
múltiples razones. Estará en nuestras manos la decisión, la libertad de
decidir sin penalidad, de allí tanto peligro. Como feminista no puedo
sino apoyar esta secreta verdad que sale a la luz en esta campaña del
terror. Así es. Porque nuestro cuerpo es el primer territorio de
nuestra ciudadanía, podemos llevar a término o suspender un embarazo en
el marco de la ley o en el marco de nuestras intimidades/ complicidades
que hablan de nuestras producciones afectivo-sexuales diversas, siempre
en contextos patriarcales y capitalistas. Ese es nuestro derecho y
nuestra libertad.
Pero la campaña no se queda aquí. Abrir los ojos frente al aborto “sin eufemismos” implica saber
de qué estamos hablando, según InformAborto. De lo que estamos hablando
son las fotografías sacadas en secreto y que pretenden advertir del
horror. Este significa mostrar “lo que le sucede a un niño en un
aborto”. El fenómeno complejo de la maternidad es reducida al saber,
convenientemente utilitario, acerca de un niño, o de la infancia. Otra
vez la unilateralidad de la construcción de lo maternal, la madre
borrada para dar lugar protagónico al niño o niña desvalida. No le creo
a la campaña esta preocupación por los infantes. La infancia ha sido un
lugar cultural que ha dado mucho rédito a conservadores y
tradicionalistas de derechas para impedir las transformaciones de las
mujeres y sus libertades como sujetos autónomos, independientes y
soberanos. El uso de la maternidad ha sido, en este sentido, una gran
tiranía para las mujeres en nuestro continente. Por otro lado, las
hegemonías patriarcales de estos países nuestros nunca han sido del
todo solidarias para con las vidas plenas de nuestros infantes, niñas y
niños. Más bien han usufructuado hasta hoy de esta zona humana
explotada, abandonada y expoliada a causa de los modelos económicos
voraces, deshumanizados y depredadores de lo humano en su anchura.
¿Cuántas verdades pueden ser extendidas bajo el manto de esta campaña?
¿Cuántas zonas de poder-saber se abren en estos gestos visibilizadores
del supuesto horror del aborto? Suele ocurrir, paradojalmente, que las
cerrazones más conservadoras posibilitan abrir multiplicidades
discursivas. Junto con ello se halla un campo de cultivo nutricio para
las ideaciones y posiciones políticas feministas respecto del aborto
libre, seguro y gratuito. ¿Agradecer feministamente a la campaña contra
el aborto? Ni tanto. Solo expandir ideaciones posibles en respuesta a
estos intentos de invadirnos-oprimirnos desde el fotográfico-secreto-
horror-chileno.
Gilda Luongo es crítica e investigadora feminista. Integrante de la Coordinadora Feministas en Lucha, Chile.
[1] https://www.facebook.com/elmostrador/posts/10152855956156052
No hay comentarios.:
Publicar un comentario