Serguéi Eisenstein, creador de la monumental obra “El Acorazado
Potíonkin”, fue el primer director de cine que intentó narrar en el film
“¡Qué viva México!” la realidad de ese gran país; la producción fue
finalmente abandonada por las dificultades que tuvo desde su mismo
inicio. Luego se filmó la película “México Insurgente”, dirigida por
Paul Leduc, en la que se narran las experiencias de John Reed,
periodista norteamericano que convivió casi por dos años con las tropas
de Pancho Villa y escribió sobre la Revolución Mejicana. John Reed
también es autor de “Diez días que conmovieron al mundo”, reconocido y
verídico testimonio sobre la Revolución Rusa, y es fundador del Partido
Comunista de EE.UU., mérito por el que sus restos mortales reposan en
las murallas del Kremlin.
Actualmente se requiere de otro gigante que lleve al cine el libro de
Anabel Hernández “México en llamas, el legado de Calderón”, que dedica
“a todas las víctimas de la violencia y la persecución y la injusticia
del sexenio del terror.” En una entrevista para CNN que concede a Carmen
Aristegui, Anabel afirma que Felipe “Calderón será recordado por siempre
en la historia como el presidente de los más de 60.000 muertos, el que
empoderó al ‘Chapo’ Guzmán... y deja un país repleto no solo de carteles
de la droga, que son estas grandes organizaciones, sino de células
criminales y grupos de mercenarios de las que el gobierno no ha
informado a la sociedad.”
Según Anabel, Calderón es un personaje siniestro de legado brutal, un
delincuente que desde la silla presidencial realizó la incongruencia de
lanzar al Ejército a las calles para combatir al narcotráfico, al mismo
tiempo que pactaba con las principales organizaciones criminales,
especialmente con el cártel de Sinaloa. Para esta valiente periodista:
“En esta guerra, las instituciones del Estado mexicano, responsables de
la seguridad y la justicia a nivel municipal, estatal y federal,
terminaron coludidas con uno u otro cártel, convirtiéndose en parte del
problema y no de la solución... Calderón será recordado como el
presidente del exterminio. El Atila mexicano que todo lo que tocó lo
corrompió, lo destruyó o lo aniquiló, y quien lo único que fue capaz de
dejar a su paso fue tierra quemada, dolor, muerte, y ahora, el poder en
las manos del PRI.” Convirtió a México en un país donde la inmoralidad
pulula como nube tóxica sobre la indefensa ciudadanía; México está en
llamas, como el llano en llamas de Juan Rulfo, concluye Anabel.
Mao, repitiendo la sabiduría china, dice: “Una sola chispa puede
incendiar una pradera.” En México esa chispa son los 43 normalistas
asesinados en Iguala, masacre que ha provocado un incendio que ni
siquiera la renuncia del mismo presidente Peña Nieto puede contener,
porque lo que en realidad está detrás de este estallido social son los
problemas económicos que trajo a México la firma del TLCAN.
En la “Rebelión de los colgados” de B. Traven se refleja la bravura de
México. Hoy este aguerrido pueblo, que se cansó del “Ya me cansé”
pronunciado con displicencia por el Procurador mejicano, se ha levantado
en todas las ciudades en pos de la libertad que pronto conquistará,
ojalá que para siempre.
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