Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
Así como hay políticos que se crecen ante la adversidad y que saben sacar partido de un mal momento, hay otros que sólo saben timonear en momentos de bonanza, pero cuando les toca una tormenta, en lugar de crecer y sacar el barco a flote, se pueden achicar e irse a pique. La reflexión viene a cuento por el momento delicado por el que atraviesa el país y el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que en apenas dos años de su administración vive momentos tan aciagos que a los mexicanos nos remiten a un final de sexenio.
Con una economía acechada por la caída del precio del petróleo, que ya llevó a la mezcla mexicana a su nivel más bajo de los últimos años, un dólar que ayer rebasó los 14.38 pesos y una agitación social sin precedentes en la historia reciente del país, con la radicalización de grupos violentos por la desaparición y muerte de 43 normalistas, la incertidumbre empieza a ser el signo más marcado en el segundo aniversario de la administración de Peña Nieto.
“¿Qué está pasando? ¿Por qué no reacciona el gobierno? Si así llegamos al segundo año, ¿cómo van a ser los cuatro años que le restan al sexenio?” Son algunas de las preguntas que se escuchan dentro y fuera de los círculos políticos ante la falta de señales o respuestas contundentes a la crisis que se percibe en el ambiente.
Cada vez son más las voces que le piden al Presidente una reacción mucho más acorde a la coyuntura que atraviesa su gobierno: cambios y ajustes obligados y profundos en su gabinete, cambios en el discurso político y las formas soberbias y acartonadas de su equipo, explicaciones más claras sobre los señalamientos de conflictos de interés y corrupción hechos a su familia y su administración.
Pero a todo eso no hay respuestas, ni siquiera señales claras de que en Los Pinos estén percibiendo la preocupación que ya despierta en varios sectores la actuación de este gobierno, reflejada ya de manera contundente en las encuestas de evaluación de la gestión presidencial, donde una mayoría de mexicanos reprueba la actuación del Presidente.
Más bien la sensación que hoy trasmiten desde la casa presidencial, aún con su discurso del pasado 27 de noviembre y el ofrecimiento de reformas legales que aún tomarán tiempo para su aprobación en el Congreso, es la de un gobierno pasmado, que no sabe cómo reaccionar y cómo enfrentar la tempestad política y social que está a punto de combinarse con el mal tiempo económico y que puede desencadenar una tormenta perfecta para la cual las autoridades no parecen tener un plan de contingencia.
¿Quién está asesorando en estos momentos difíciles al Presidente? ¿Estará escuchando Peña Nieto a sus asesores y colaboradores? Sí lo hace y el resultado es el que se percibe hoy, es momento de que el Presidente corra a sus asesores y empiece a evaluar seriamente y sin afectos a sus colaboradores que ya no lo están ayudando en esta coyuntura. Se acabó el tiempo del gobierno “de amigos” o la actitud “sectaria” que hasta ahora ha caracterizado al grupo gobernante. Si Peña se aferra a gobernar sólo con sus amigos mexiquenses o hidalguenses, si no abre su gabinete y su cuerpo de asesores a otras expresiones políticas o no políticas y otros liderazgos y capacidades, la tempestad lo va a hundir.
Este es el momento en el que Enrique Peña Nieto puede y debe demostrar a qué raza de políticos pertenece: a los que se achican ante la tormenta y no salen a flote ni ellos ni el barco que timonean o a los que se crecen con la adversidad. Las señales, hasta ahora, no apuntan a lo último.
NOTAS INDISCRETAS… Qué tan débil sentirán al Presidente en su partido que, a pesar de que Peña Nieto le advirtió al PRI que quería 50% de mujeres de candidatas a diputaciones federales, en varios estados les ponen trabas y buscan eliminarlas con artimañas estatutarias. Es el caso de Tabasco, donde el dirigente estatal del PRI, Erubiel Alonso, obliga a mujeres aspirantes a pelear en convenciones de delegados que favorecen a quienes controlan la estructura. A Mayte Dagdug, aspirante al distrito 4 la mandaron a una convención, igual que a Ady García, por el distrito 6. ¿Y la equidad de género? Un buen ejemplo de cuando se quiere apoyar la equidad es Coahuila, donde en las pasadas elecciones locales de julio de 2013, Rubén Moreira personalmente revisó las candidaturas y mandó a las mujeres candidatas a los distritos más seguros; hoy el 50% del Congreso local son legisladoras. Pero en Tabasco el dirigente estatal quiere que repitan como candidatos a diputados los políticos de siempre como el ex gobernador Manuel Andrade o el perdedor en la gubernatura, Jesús Alí. Así atienden la exigencia del Presidente en favor de las mujeres… Se detienen los dados. Primera Escalera de la semana.
sgarciasoto@hotmail.com
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