Navegaciones
Pedro Miguel
Los
niños paridos en la vía pública. Los ríos envenenados por los compadres
del poder. El poder enloquecido por el dinero ilícito. Las arcas
públicas endeudadas por Zedillo. El mercado nacional entregado por
Salinas. La destrucción deliberada del sistema de educación pública. La
ruina consentida de los hospitales. La enseñanza y la salud convertidas
en negocio de particulares. Los muchachos de Ayotzinapa.
Las mujeres violadas y descuartizadas en Chihuahua, estado de
México, Querétaro, Chiapas y en los demás rincones de un territorio
nacional también descuartizado. Los electricistas privados de su fuente
de trabajo. Los pilotos, las azafatas, el personal de tierra a quienes
les fue robado su empleo con la complacencia del poder. Los
agricultores expulsados de su milpa para construir autopistas torcidas
desde los cimientos. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los gestos triunfales de los gobernantes sobre las ruinas del país.
Los discursos mentirosos y las simulaciones de democracia. El petróleo
entregado a la rapiña. La electricidad convertida en artículo de lujo.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación como parásito gigantesco que
chupa presupuestos en su mole de Pino Suárez. Los muchachos de
Ayotzinapa.
Los miles de millones que desaparecieron de la contabilidad en el
sexenio de Fox. Los multifamiliares rematados entre los familiares a
200 pesos. El uso de la Procuraduría General de la República para
golpear y perseguir las iniciativas discordantes. Los muchachos de
Ayotzinapa.
La Estela de Luz que recuerda la sombra del
calderonato. Los cientos de perredistas asesinados en tiempos de
Salinas. Los campesinos ajusticiados por defender los recursos
naturales. La obscenidad de la riqueza vuelta entretenimiento para
muertos de hambre. Los recintos oficiales y los cementerios convertidos
en set para las fiestas de la élite. Los huesos de los próceres exhibidos en un circo presidencial. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los más de 100 mil muertos que dejó la guerra espectacular de
Calderón. Los que lleva la guerra de clóset de Peña. Los veintitantos
mil desaparecidos, disueltos en ácido, tirados en los caminos,
incinerados para que no quede la menor molécula de su identidad. Los
padres privados de sus hijos y los hijos huérfanos de sus padres. La
conversión del narcotráfico en un sector económico. La concesión de
territorios al control de la delincuencia. Los pueblos secuestrados.
Los ciudadanos obligados a pagar impuestos y extorsiones a las dos
caras del narcoestado. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los políticos comprados y vendidos por voluntad propia. El
aprovechamiento del hambre de millones para comprar la Presidencia. El
hostigamiento perpetuo a las comunidades zapatistas. Acteal. Aguas
Blancas. El Charco. El Bosque. Tlatelolco. Los muchachos de Ayotzinapa.
La electricidad regalada a las grandes empresas. Los impuestos
devueltos a los conglomerados influyentes. La sumisión ante el poder
televisivo. Los miles de millones otorgados a comunicadores corruptos.
Los jueces prevaricadores. Los magistrados obsecuentes. Los muchachos
de Ayotzinapa.
La eterna opacidad de las finanzas públicas. El engaño electorero de
los programas sociales. El teatro de la Cámara de Diputados y del
Senado de la República. Los periodistas asesinados, torturados,
desaparecidos y hostigados. El desmantelamiento de los derechos
laborales. Los muchachos de Ayotzinapa.
Los pederastas impunes en razón de su pertenencia a la clase
política o al alto clero. Los funcionarios e influyentes que golpean a
sus parejas. La erección de caminos de paga para beneficiar a las
constructoras de los amigos. El reparto de las frecuencias entre los
leales. La desvergüenza de Monex y Soriana. Los muchachos de Ayotzinapa.
El
acoso a comunidades indígenas. Los proyectos hidroeléctricos
construidos sobre tierras robadas. Las obras públicas defectuosas para
asegurar el negocio de su constante remiendo. La simulación de
concursos para el desarrollo de líneas férreas. La congelación de los
salarios. La eliminación de los precios de garantía. La devastación de
pequeñas y medianas empresas. Los muchachos de Ayotzinapa.
La impunidad pactada entre sexenios. Los miles de millones de
dólares recibidos por procuradores, generales, gobernadores, vistas
aduanales y jefes de seguridad para actuar como guardaespaldas de los
maleantes. La distorsión de las funciones constitucionales de las
fuerzas armadas. La soberanía nacional intercambiada por la protección
de Washington al grupo gobernante. Los muchachos de Ayotzinapa.
La ofensiva contra los jóvenes. La discriminación institucional
contra las mujeres. El acoso sexual perpetrado desde la protección de
los cargos públicos. La estupidez provocadora erigida en frase oficial.
La manipulación de la historia. Los vehículos blindados para salvar a
los funcionarios del desastre causado por ellos mismos. La simulación
ante la ordeña de ductos petroleros. El favoritismo en las concesiones de espacios públicos. Los muchachos de Ayotzinapa.
La tomadura de pelo persistente, impenitente, sórdida. La doble
muerte de criminales destacados. El encubrimiento de capos. La
administración de la verdad. La masificación de la mentira. La leche
radiactiva importada por Raúl Salinas. Las privatizaciones de todos los
sexenios. El maltrato y el asesinato de migrantes propios y ajenos. La
compra de espacios en las portadas de revistas extranjeras. Los
muchachos de Ayotzinapa.
El estreno de residencias millonarias al terminar la gestión. Las
cuentas de banco en Suiza y en las Islas Caimán. El jineteo de
presupuestos. Los Jaguares, los Volvos, los Mercedes y los Ferraris.
Los negocios familiares disfrazados de franquicias electorales. Los
pisos en Cancún y en Florida. La destrucción masiva de ecosistemas. Los
muchachos de Ayotzinapa.
Los pactos que traicionan el mandato electoral. Los redondeos y los
Teletones para esquilmar a los más pobres. El uso de recursos públicos
para campañas electorales. El pacto federal como máscara, la separación
de poderes como fachada, el orden constitucional como guión de
telenovela, la democracia como envoltorio de la dictadura. Los muertos
de San Fernando. El desamparo ciudadano en Veracruz, Morelos,
Michoacán, Durango, Tamaulipas, Sinaloa, estado de México, Guerrero.
Los muchachos de Ayotzinapa.
El avión presidencial más caro del mundo. La fabricación de delitos
contra jóvenes inocentes. La negación de los derechos de las mujeres
sobre su propio cuerpo. El desprecio explícito de los encumbrados hacia
la prole. El lavado de dinero y de trayectorias personales delictivas.
Los niños asesinados con balas de goma. La mierda monumental del
régimen oligárquico. Los muchachos de Ayotzinapa.
Twitter: @Navegaciones
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