Centroamericanas no mejoran sus condiciones de vida
La
migración forzada –originada por el desempleo y la violencia– obliga a
que más trabajadoras centroamericanas se incorporen al mercado laboral
en el estado de Chiapas, aunque no tengan una mejor remuneración que en
sus países de origen y bajo el riesgo de ser explotadas.
Esta hipótesis se maneja en el informe “Las trabajadoras
centroamericanas en Chiapas. Recomendaciones de política pública para
garantizar el ejercicio de sus derechos”, elaborado por el Instituto
para las Mujeres en la Migración (Imumi) y ONU-Mujeres.
De acuerdo con la revisión de varios análisis académicos y de
organismos civiles, Imumi y ONU-Mujeres identificaron que las
trabajadoras centroamericanas que se incorporan al mercado laboral en
Chiapas no mejoran sus condiciones laborales y de vida, e incluso
perciben sueldos menores que en sus países.
Prueba de ello es que 60 por ciento de la población ocupada en Chiapas
tiene ingresos de dos salarios mínimos o menos, únicamente 10.5 por
ciento cuenta con seguridad social, y 80 por ciento de la Población
Económicamente Activa (PEA) está ocupada en la economía informal,
según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pese a este contexto, la entidad fronteriza con Guatemala se ha
constituido en México como el principal destino de las migraciones
internacionales desde Centroamérica (CA), especialmente de mujeres,
según el documento.
Hasta ahora, las explicaciones “de mayor peso” para este fenómeno
migratorio –en el que se documentaron diversos abusos laborales– se
pueden encontrar en los factores de expulsión de las mujeres de sus
lugares de origen.
Si bien Imumi y ONU-Mujeres llamaron a los gobiernos a generar
estadísticas que prueben esta situación, detallaron que diversas
académicas y organizaciones civiles tienden a calificar a la migración
en Chiapas como “forzada”, ya que –según reconocen– la decisión de
emigrar no siempre es voluntaria.
Las investigadoras observaron que las crisis económicas, el desempleo,
la inestabilidad política, la inseguridad ciudadana, la violencia
social y en los hogares, y los desastres naturales –así como la poca
viabilidad para recuperarse de ellos– constituyen un conjunto de causas
que han forzado la migración desde CA a México y Estados Unidos.
No obstante, Imumi y ONU-Mujeres advirtieron que existen otras razones
que empujan a las trabajadoras centroamericanas a buscar oportunidades
laborales en Chiapas, entidad mexicana con el mayor rezago en
desarrollo humano.
Por ejemplo, en el caso de Guatemala la dinámica migratoria está
ligada a una relación socio-histórica entre los dos países, que
comenzó́ en el siglo XIX y que ha impulsado la creación de mercados
binacionales.
El informe destaca que las mujeres guatemaltecas han emigrado a la par
que los varones en los flujos de trabajadores agrícolas temporales –en
los que tienden a viajar en familia–, como ocurre especialmente en la
región del Soconusco, al sur de Chiapas.
Según el texto, la incorporación de las mujeres al trabajo del hogar
fue posterior a la actividad agrícola, ya que las familias recolectoras
de café analizaron la posibilidad de ocupar a su hija mayor en la casa
del empleador a fin de aumentar el ingreso familiar. En la actualidad
las familias envían a sus hijas a la fronteriza ciudad de Tapachula.
De acuerdo con la investigación, hay otros elementos que intervienen en
la migración femenina a Chiapas, como son la cercanía y la percepcióńn
de “seguridad”, ya que la proximidad espacial les permite contar con el
apoyo de redes sociales, sentirse cerca de sus familias, y percibirse
menos expuestas a los riesgos.
Por ejemplo, si sus hijas e hijos se quedan en el lugar de origen,
pueden visitar o llevar dinero a su familia con mayor facilidad o
menores costos de los que implican estas acciones en otras regiones más
lejanas.
Además, muchas familias guatemaltecas conocen Tapachula y el Soconusco,
por lo que se sienten tranquilas de que sus hijas vayan a trabajar a
esa ciudad.
A su vez, las migrantes consideran que Tapachula tiene mayor seguridad
pública que otras urbes centroamericanas, como la ciudad de Guatemala,
detalla el informe.
Entre las centroamericanas, especialmente las guatemaltecas, prevalece
la percepción de que en México “hay trabajo seguro” y “dan comida”.
No obstante, se ha documentado que en Chiapas no se ofrecen salarios
más altos que en algunas partes de Guatemala y el mercado es
segmentado, segregado y con una carga racial, dice el análisis.
Por ejemplo, el trabajo del hogar no demanda específicamente mano de
obra guatemalteca, pero la segregación sexual y étnica del mercado
origina que sean mujeres mayoritariamente indígenas quienes integren
este sector.
En Chiapas existen a la par el trabajo agrícola de mujeres migrantes,
el trabajo del hogar de las centroamericanas, la migración provocada
por conflictos armados, las solicitantes de asilo, y las movilidades
originadas por falta de oportunidades, la inseguridad ciudadana, y la
violencia en los hogares.
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.-
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