El gobierno no encara el problema ni le interesa resolverlo, señalan expertos
Es lamentable que en 20 años no ha cambiado la situación, asegura indígena mixteca
A la explotación laboral en San Quintín se suma el acoso sexual
Los patrones afilian a jornaleros al IMSS sólo por un mes y luego los dan de baja, acusa académico
Diversas han sido las protestas que han realizado los jornaleros de San
Quintín, Baja California, en demanda de mejoras salariales. Las
imágenes, el domingo pasado en TijuanaFoto Roberto Armocida
Antonio Heras
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 4 de abril de 2015, p. 5
Mexicali, BC.
Las demandas de los jornaleros no han cambiado a lo largo de los
años, y como novedad se suman las denuncias de acoso sexual de
mayordomos a las mujeres trabajadoras, afirmó Everardo Garduño, miembro
del Instituto de Investigaciones Culturales de la Universidad Autónoma
de Baja California (UABC) y autor del libro Mixtecos en Baja California: el caso de San Quintín.
Señaló que las comunidades indígenas migrantes que han logrado
establecerse en la región tienen los mismos derechos de demandar mejores
condiciones de vida que cualquier otro ciudadano de la entidad, pero la
actitud del gobierno ha sido de soberbia, porque no encara el problema,
no le interesa la solución y tampoco le da el peso que debería tener.
Garduño destacó que la movilización de las agrupaciones de jornaleros
en el valle de San Quintín sólo se entiende con la independencia de
vivienda y la creación de nuevos asentamientos que han logrado construir
los campesinos, a través de luchas que les han otorgado la libertad de
acción y de organización.
Señaló que es prácticamente imposible el ordenamiento de campesinos,
porque existe la figura del mayordomo –una especie de policía interno–,
quien está al tanto de todo lo que ocurre. De ahí que en las colonias de
asentados sea donde puede retomarse la organización de los jornaleros;
allí se empieza a conformar el movimiento de lucha unificada del pueblo
triqui, donde retomó fuerza la Central Independiente de Obras Agrícolas y
el poder de la colonia Maclovio Rojas.
Historia mixteca
A 20 años de haber llegado a esta región –aún adolescente
y proveniente de San Martín Peras, Oaxaca–, la mixteca Gloria Gracida
Martínez advierte que en la actualidad se siguen viviendo las mismas
injusticias: “es lamentable que no han cambiado las vejaciones que viven
mis compañeros jornaleros; lo peor es que no cesan los acosos y
violaciones sexuales de parte de los mayordomos a las mujeres.
Llegamos con muchas ilusiones, motivadas por la pobreza que vivíamos en nuestros pueblos; ha sido mucho el esfuerzo por salir adelante, comentó en entrevista y agregó:
en un inicio estaba como la mayoría de los niños que llegan a San Quintín, que sólo hablaba un idioma, el mixteco, por lo que me costaba el doble de trabajo entender las cosas en la escuela y el trabajo.
Gracida Martínez arribó en la década de los noventas a Baja
California, en busca de mejores condiciones de vida y con el anhelo de
salir de la pobreza, porque los campos agrícolas de Oaxaca son de los
peor pagados del país.
Ella llegó con su familia –integrada por 12 hermanos y sus
padres– a trabajar de manera temporal, porque después pensaban regresar a
su tierra natal, pero las empresas y mayordomos que los contrataron no
les cumplieron lo prometido y tuvieron que ir postergando su proyecto.
Con el tiempo, las niñas más pequeñas se convirtieron en jornaleras.
Durante cinco años trabajó por más de 12 horas diarias en la pizca de
la fresa y el jitomate, hasta que sus estudios la llevaron a laborar
sólo medio tiempo y después dedicarse a terminar su educación. Recibió
la beca Ford, dentro del Programa Internacional de Becas de Posgrado
para Indígenas, y es maestra en investigación por la Universidad
Iberoamericana.
Por fortuna, formo parte del 0.2 por ciento de indígenas que escapó del analfabetismo, del trabajo infantil, de la explotación, y precisamente por eso, desde donde esté, voy a alzar la voz para que niños y adolescentes tengan las mismas oportunidades que yo, indicó.
La indígena mixteca integró la caravana de la Alianza de
Organizaciones por la Justicia Social, que recorrió Baja California para
hacer visible el movimiento de jornaleros que exigen mejores
condiciones laborales y abatir el rezago social de las comunidades del
sur de Ensenada.
Tercera generación
El académico de la UABC Heriberto García García, quien
fue procurador de los derechos humanos en Baja California, señaló que
existe la creencia de que los trabajadores del campo en San Quintín son
migrantes, pero advirtió que la mayoría son radicados en la entidad, y
ya existe una tercera generación.
Comentó que los rancheros y agroindustriales dan de alta a los
jornaleros para que obtengan un número de afiliación al Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero al mes los dan de baja, lo que
representa una grave omisión de la dependencia y de la supervisión de la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Los trabajadores reciben atención médica, pero no tienen seguridad
social; los patrones se aprovechan, y el problema es que juegan con las
altas y bajas del IMSS, afirmó.
El especialista dio a conocer que existe una grupo de indígenas que
se encuentra en la incertidumbre, sin seguridad social, puesto que el
padrón del IMSS señala que hay 26 jornaleros inscritos, mientras que los
patrones y los diferentes sindicatos aseguran que hay 50 mil, pero los
trabajadores afirman que son 80 mil.
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