La Redacción
MÉXICO,
D.F., (apro).- La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, un
caso que “tocó la conciencia del mundo”, podría ayudar a transformar la
lucha contra la impunidad en México.
Así lo señaló Carlos Beristain, uno de los cinco expertos de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que participó en la
elaboración del informe sobre los hechos ocurridos en septiembre del
año pasado en Iguala, Guerrero, y que puso sobre la mesa un “elemento
clave” que no ha sido considerado por la Procuraduría General de la
República (PGR): un quinto autobús que pudo transportar droga al
momento del ataque.
Luego de señalar que en el estudio se concluyó que los estudiantes
de la Normal Rural de Ayotzinapa no pudieron haber sido incinerados en
el basurero de Cocula –punto que el exprocurador general de la
República, Jesús Murillo Karam, presentó como “la verdad histórica”–,
el especialista destacó que las autoridades deben replantear la
investigación del caso.
En entrevista para Aristegui CNN, Beristain precisó que el documento
“plantea herramientas que pueden ayudar a restablecer la confianza con
las víctimas y la sociedad”. Lo importante, agregó, es cómo se
replantean las cosas, no tanto el análisis. “Hay numerosas propuestas y
recomendaciones de qué es lo que hay que transformar“, apuntó.
Y subrayó: “El caso que tocó la conciencia del mundo puede
convertirse en el caso que ayude a transformar y tener nuevas
herramientas en México en la lucha contra la impunidad”.
De acuerdo con el experto, una parte de los descubrimientos que
hicieron “se basa en información que ya estaba en el expediente de la
PGR”, pero hay otra parte de diligencias que ellos mismo realizaron,
como por ejemplo la toma de testimonios.
“Yo diría que en el expediente (de la PGR) había información que no
había sido suficientemente procesada y que no se habían sacado las
conclusiones del contraste de esas informaciones, eso es parte de lo
que hemos tratado de hacer”.
Por otra parte, añadió, la investigación ha mostrado algunas hipótesis que hay que revaluar respecto del caso.
“El caso no parecía sustentado en una sola hipótesis, no solamente
del destino de los normalistas, sino también es una especie de
desconexión entre los hechos que sucedieron en la primera parte de la
noche, porque los normalistas llegan a la ciudad, a las afueras, luego
a la central de buses, salen, y la estructura de la acción orientada a
no dejar salir los buses de Iguala y lo que sucedió después, el término
del posible destino de los normalistas, y la historia sobre los
miembros de Guerreros Unidos”, abundó.
El experto sostuvo que “había una desconexión de estas dos historias
que nosotros hemos tratado de unir, porque una buena parte de lo que
podemos entender de la segunda parte de la historia está contenida en
esa primera parte como fenómeno de desaparición forzada”.
Sobre la quema de los cuerpos, comentó que lo que ellos evaluaron es
si se había producido en el basurero de Cocula o no, “y eso es lo que
muestra el peritaje de José Torero”.
Beristain reconoció que “aparecieron restos óseos, no cenizas
propiamente, sino restos óseos, algunos de ellos calcinados y uno de
ellos no calcinado, que fue el resto óseo de Alexander Mora con el cual
se pudo identificar que pertenecía a este joven de los normalistas de
Ayotzinapa”, pero de los demás restos no se han podido hacer pruebas de
ADN, que es lo que ha sucedido con las muestras enviadas a Innsbruck.
En cuanto a los restos de Alexander Mora, apuntó que “ese muchacho
fue asesinado y los restos fueron quemados, no hasta el punto de la
calcinación. Otros restos tienen otro nivel de calcinación y lo que hay
que averiguar es ese conjunto de restos. Hay que rebobinar hacia atrás.
Nosotros no hicimos un análisis antropológico-forense, eso correspondía
al equipo de peritos argentino o a la PGR, pero sí creemos que hay que
rebobinar esa historia hacia atrás para poder saber qué ha pasado con
los normalistas”.
Según el experto, lo negativo en este caso es “la consideración
solamente de una hipótesis como elemento central de investigación, que
lleva a veces a no evaluar otras pruebas que tienes al lado y que si
las evalúas de una manera más objetiva, te pueden llevar a otros
escenarios, y eso es lo que nosotros hemos planteado a la PGR con las
sugerencias”.
Entre lo que debe revisarse de forma urgente, el especialista de la
CIDH destacó “la investigación del quinto autobús, ya que puede generar
una hipótesis consistente que no se ha tenido en cuenta en la
investigación”, en referencia a que presuntamente dicha unidad
transportaba droga.
“Ese bus no existía en el expediente, (hay) inconsistencias en
declaraciones del chofer, otra es la diferencia entre el autobús que
aparece en el registro videográfico de la central de buses de Iguala
con el estudio fotográfico que se hizo del bus quinto que se nos
presentó, inconsistencias, esa es una hipótesis que hay que
considerar”, explicó.
Además, apuntó, “hay que determinar cuál es el lugar al que fue
llevado otro chofer de uno de los buses, con una persona que
aparentemente dirigía el operativo. Quién es esa persona, esta persona
fue llevada allá por una patrulla de la policía estatal”.
Beristain sostuvo que “la investigación y la búsqueda (de los
estudiantes) son dos procesos que van de la mano”, por lo que se debe
robustecer la primera de ellas.
Otra de las expertas, Claudia Paz y Paz, destacó que el equipo de la
CIDH examinó las declaraciones de los presuntos perpetradores que se
encontraban en el expediente “y en realidad no hay una sola versión,
hay cuatro versiones“.
Explicó: “Hay una versión que señala La Parota, otra versión que
señala que los llevaron a la casa de seguridad, otra que señala que
iban a atacar un car-wash Los Peques, y esta versión del basurero de
Cocula, que se construye con las declaraciones de cinco presuntos
responsables.
“Estas declaraciones tenían incongruencias con las otras versiones
que se encontraban en el expediente y también entre sí. Algunos de
estos cinco señalaban por ejemplo que habían recibido a los jóvenes en
Loma del Coyote y los habían llevado directamente al basurero, otra que
los habían llevado a una casa de seguridad, otra que los habían llevado
a un lugar indeterminado, y por eso es que nosotros determinamos que
era imprescindible un peritaje de fuego. Y el perito efectivamente lo
que señala es que de acuerdo con el análisis del lugar, con el análisis
de todos los peritajes que obran dentro del expediente, no es posible
que se hubiera incinerado a los 43 estudiantes en este lugar”.
Paz y Paz coincidió con Beristain en que debe identificarse
plenamente el “quinto autobús” y determinar cuál de las versiones
brindadas por el chofer de este autobús es la que corresponde con la
realidad, “porque como explicábamos en la presentación del informe,
tenemos una versión del chofer que no coincide con la historia narrada
por los estudiantes, ni con información del C4 (Centro de Control,
Comando, Comunicación y Cómputo), y otra declaración manuscrita que sí
coincide con las declaraciones de los estudiantes”.
Insistió: “Una de nuestras recomendaciones es que se identifique el
autobús, porque el que nos fue presentado tiene inconsistencias con el
autobús que aparece en el video que recién vimos, y que se esclarezca
si el piloto mintió, por qué dio dos declaraciones, etcétera”.
Paz y Paz refirió que el C4 de Iguala da cuenta de llamadas aún
antes de que los estudiantes llegaran a Iguala, cuando ya eran
monitoreados, y después de que llegan a la central, cuando se registran
incidentes en las calles.
Les llamó la atención que “así como había intensidad de llamadas
había momentos de silencio, hubo más o menos una hora de silencio”,
pero sí está registrado el ataque a uno de los autobuses perteneciente
a un equipo de futbol local.
“En un momento, Sedena tomó control de las comunicaciones”, reveló. Y después hay “periodos de silencio”.
Ayer, luego de que los expertos de la CIDH echaron por tierra la
“verdad histórica” del caso Ayotzinapa, el titular de la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO), Felipe de Jesús Muñoz, y el director de la Agencia
de Investigación Criminal, Tomás Zerón, aseguraron que la indagatoria
se ha llevado con absoluta seriedad, por lo que descartaron de antemano
que Murillo Karam haya falseado la información de que los normalistas
fueron incinerados en el basurero de Cocula.
“Estamos seguros de lo que pasó, es un gran incendio”, dijo Zerón a Grupo Imagen Multimedia.
La hipótesis de la incineración de los estudiantes normalistas en el
basurero de Cocula obra en declaraciones y está basada en testimonios y
en recreaciones, destacó.
De su lado, Muñoz Vázquez resaltó que “dentro del informe (del GIEI)
hay coincidencia en qué fue lo que ocurrió”, y subrayó que hasta ahora
tienen “pruebas sólidas que acreditan la responsabilidad” de
autoridades policíacas municipales y personas vinculadas al grupo
delincuencial Guerreros Unidos.
“Es una investigación sólida, un expediente que se ha trabajado con seriedad, con peritajes serios”, insistió.
“Se llevan 43 corazones que ponemos en sus manos”
En la explanada de la Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro
Burgos”, los padres de los normalistas desaparecidos recibieron esta
mañana a los especialistas de la CIDH y les dieron las gracias por el
informe elaborado sobre el ataque contra sus hijos en Iguala.
El contendido del informe es una muestra de que hay las condiciones
dadas para que la investigación se rectifique. Eso permitiría
recomponer el desempeño del órgano fiscalizador del gobierno federal,
destacó Felipe de la Cruz, vocero de los padres de los normalistas.
“La verdad es que no tenemos dinero para pagarles. Ustedes vinieron
aquí sin percibir ningún salario, pero se llevan 43 corazones que
ponemos en sus manos”, subrayó.
Luego de recibir con la banda de guerra del plantel escolar a tres
de los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) de la CIDH, los familiares de los estudiantes
desaparecidos hace casi un año, les colgaron collares elaborados con
flores y los invitaron a desayunar.
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