Pobreza las orilla a una actividad que destruye el medio ambiente
Las
mineras se reúnen al amanecer en los yacimientos distribuidos en las
márgenes de los ríos del estado de Andhra Pradesh para supervisar la
extracción y la carga de arena
“Si
tienen un recibo impreso de pago, hagan fila. Les pagaremos uno a uno.
Gritar no los ayudará”, dice con firmeza Kode Sujatha, de 37 años, una
de las 18 mujeres que administra la Sociedad Cooperativa de Ayuda Mutua
de Undavalli, un pueblo sobre el río Krishna, en el sudoriental estado
de Andhra Pradesh.
Sujatha le habla a un grupo de hombres que la rodean y tratan de cobrar
primero por acarrear arena del río hasta la costa. Hablar con dureza
forma parte del trabajo cotidiano de esta campesina devenida en minera
en su aldea del distrito de Guntur, según explica a Cimacnoticias/IPS.
Pero lidiar con un grupo de hombres enojados no es ni de cerca el
principal problema del colectivo de mujeres dedicado al dragado,
extracción, carga y venta de arena.
Las poderosas “mafias de la arena” que operan en todo el estado
constituyen un desafío mayor, así como la amenaza constante de
degradación ambiental y pobreza, que caracteriza a este estado
principalmente rural.
Sujatha está decidida a hacer funcionar la iniciativa. Supervisar la
extracción y el transporte de arena para que sean sostenibles ha sido su
boleto de ingreso a un salario decente y a cierto grado de poder de
decisión sobre su propia vida.
“MÁS RARO DE LO QUE CREEMOS”
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA), de 2014, “Arena: más rara de lo que creemos”, reveló que la
arena y la grava representan la mayor proporción de los aproximadamente
59 mil millones de toneladas de material extraído al año en todo el
mundo.
La grava combinada usada a escala global, que incluye 29 mil 500
millones de toneladas de arena utilizada cada año en la producción de
cemento para concreto y otros 180 millones de toneladas devoradas por
otras industrias, supera los 40 mil millones de toneladas al año, el
doble de la cantidad anual de sedimento que arrastran todos los ríos del
mundo, según el PNUMA.
Las consecuencias ambientales más graves del insaciable apetito por la
arena incluye la pérdida de tierras por la erosión fluvial y costera, lo
que eleva el riesgo de inundaciones, en especial en áreas de
extracción, el agotamiento de las capas freáticas, y la reducción del
suministro de sedimentos.
El transporte de áridos, como se denomina al material que se utiliza
para la construcción, es un proceso que produce mucho dióxido de carbono
(CO2), mientras la producción de una sola tonelada de cemento que usa
arena y grava libera a la atmósfera 0.9 toneladas de ese gas
contaminante.
Estimaciones del Centro de Análisis de Información sobre el Dióxido de
Carbono (CDIAC) sugieren que en 2010 la producción de cemento emitió mil
650 millones de toneladas de CO2, casi 5 por ciento del total de gases
de efecto invernadero liberados ese año.
En la India, décadas de auge de la construcción dispararon la demanda de
arena, en especial para la producción de cemento y concreto. Este país
centroasiático tiene la tercera mayor industria de la construcción del
mundo y enormes operaciones de extracción de arena, muchas ilegales y no
reguladas, que estropean la cobertura natural del cauce de los ríos,
profundizándolos y ensanchando su boca, así como contaminando las
fuentes de agua subterráneas.
La extracción de arena contribuye a los dos problemas hermanados que padece la India, las inundaciones y la escasez hídrica.
SOLUCIÓN PARA UN PROBLEMA GLOBAL
En Andrha Pradesh se estima que hay unos 850 mil grupos de autoayuda
femeninos en los que participan unos 10.2 millones de mujeres, que
generaron unos 19 mil millones de rupias (unos 287 millones de dólares)
de ahorros en la década pasada.
Solomon Arokiyaraj, director ejecutivo de la estatal Sociedad para la
Eliminación de la Pobreza Rural (SERP), dijo que las mujeres gestionan
300 yacimientos diferentes en este estado, con 49 millones de
habitantes. Un grupo de entre 10 y 12 personas, que antes ganaban menos
de un dólar al día, ahora gestionan esos sitios en nombre del gobierno.
Venketeshwara Rao, funcionario del distrito de Guntur que supervisa el
proyecto, dijo a Cimacnoticias/IPS que las mujeres de Undavalli tienen
licencia para operar en un espacio de ocho hectáreas, identificadas por
las autoridades federales en el marco de sus esfuerzos por la remoción
de sedimentos en el yacimiento.
Al amanecer, las mujeres se reúnen en los sitios de extracción y a las
seis de la mañana comienza el dragado mecanizado. La arena extraída se
acopia en barcos que luego se traslada a camiones, donde se elimina el
exceso de agua, que se devuelve al río.
Rao estima que los grupos de mujeres de los ocho yacimientos de arena
del distrito de Guntur vendieron más de un millón de metros cúbicos de
arena desde noviembre de 2004, lo que asciende unas 70 millones de
rupias (más de un millón de dólares).
Cada minera se lleva unos seis dólares al día a su casa y sus
respectivas cooperativas unos 0.07 dólares por cada metro cúbico de
arena, unos mil dólares al año.
LEYES Y VACÍOS LEGALES
Considerada un mineral “menor”, la arena queda fuera de la jurisdicción
del gobierno federal, que limita la extracción y la venta de los
“grandes” minerales, como carbón, hierro y cobre. Muchas leyes hindús
prohibieron la extracción de arena de los ríos sin un permiso especial.
Sin embargo, la prensa ha denunciado las actividades extractivas de
consorcios conocidos como “mafias de la arena”, supuestamente
responsables de la extracción de camiones de arena. Muchos operan sin
permiso del gobierno, otros superan de forma sistemática los volúmenes
permitidos, o avanzan sobre áreas no contempladas por las autoridades.
En abril, el ministro de Finanzas de Andhra Pradesh, Yanamala
Ramakrishnudu, declaró a la prensa que la minería ilegal le habían
robado a este estado unos 10 mil millones de rupias (unos 150 millones
de dólares) en los últimos 10 años.
A pesar de los vastos daños denunciados por la Encuesta Geológica de la
India, el gobierno estatal ha sido incapaz o no ha tenido la voluntad
necesaria para poner fin a esa actividad.
Sólo en 2014 y tras la protesta del Ministerio de Minería federal por la
“amenaza” que supone la extracción irregular de arena, fue que Andhra
Pradesh canceló todas las licencias emitidas por la Ley de Agua, Tierra y
Árboles de 2002, y entregó el poder a los grupos femeninos de
autoayuda.
Hay unos 40 yacimientos en este estado, algunos centenarios, con enormes
acumulaciones de arena. Undavalli está en uno de ellos, la presa de
Prakasam, construida en 1855 sobre el río Krishna, y donde la
sedimentación aumentó a un ritmo de entre 0.5 y 0.9 por ciento al año,
según datos del Departamento de Irrigación estadual.
Las licencias no se otorgan de forma indefinida, su plazo varía entre
dos y 12 meses, según el grado de sedimentación y las condiciones
ecológicas particulares del área.
Encomendar a un grupo de mujeres la tarea no resuelve los problemas de
la extracción de arena ni resuelve la insostenibilidad de la demanda
global del material, que causa una enorme destrucción ambiental en la
India y en otras partes del mundo.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
Foto: Stella Paul/IPS
Por: Stella Paul*
Cimacnoticias/IPS | Guntur, India.-
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