Profesoras y profesores, compañeras y compañeros todos:
Para
nosotros la solidaridad no es una palabra sin consecuencia. Quiero
decir primero, que estoy aquí para manifestarles una vez más mi
solidaridad con su lucha. Y quiero antes que nada decirles algo que les
puede parecer exagerado, pero que es exacto. Y es, que más que para
enseñar vengo a aprender lo mucho que a ustedes es familiar, que es el
conocimiento de las escuelas y el saber de los pueblos. Al mismo tiempo,
quiero contarles cómo veo su lucha desde los trabajos en que estoy
empeñado que se refieren a la globalización neoliberal, en un proceso
que está afectando a la inmensa mayoría del mundo y a nuestro país.
Y lo primero que viene a mi mente es lo que dice Luis Hernández Navarro en su reciente libro sobre La novena ola del magisterio,
y es que desde el l5 de mayo pasado se descarriló la puesta en marcha
de la reforma oficial y se manifestó su inviabilidad en amplias zonas
del país…Me parece que eso es exacto. Eso es un hecho. Y es parte de un
proceso histórico que se da entre confrontaciones y negociaciones. En su
curso, necesitamos pensar más profundamente en la situación, en el
proceso de que es parte, y en cómo podemos dar esta lucha –que es
mundial y tormentosa-, en cómo podemos luchar entre las confrontaciones y
las negociaciones que se han dado y se den por una educación
emancipadora, a sabiendas de que la nuestra es una lucha contra la
globalización neoliberal que están impulsando las corporaciones y
complejos empresariales-militares–políticos y mediáticos con sus
asociados y cooptados que, con el capital financiero a la cabeza, y
amparados por una legislación que violan y que cambian a su antojo, se
están quedando de la manera más evidente con riquezas y empresas e
instituciones nacionales –antiguas fuentes de empleo– que ya han
privatizado y desnacionalizado.
No podemos ignorar que las fuerzas
dominantes ya se han hecho de importantes medios legales, políticos,
mediáticos y represivos que ponen al servicio de sus intereses, y que
les sirven no sólo para legalizar sino para legitimar y para dejar hacer
y dejar pasar su despojo de propiedades públicas y sociales, sus
disminuciones y evasiones de impuestos, y muchos actos más que explican
el enriquecimiento que han logrado unos cuantos a costa de la Nación y
de la inmensa mayoría de una población, que con las anteriores medidas
ya sufre la disminución de empleos derivada de la perdida de servicios
públicos de salud, de seguridad social, de educación, y de actividades
agropecuarias, industriales, comerciales bancarias y de transporte
terrestre y aéreo, que antes había logrado obtener la Nación, mediante
cruentas luchas del pueblo mexicano, y de un gran número de sus
comunidades y trabajadores ahora despojados, que han perdido tierras,
aguas y otros recursos naturales, o empleos y derechos laborales y
sociales.
A los hechos anteriores se añaden cambios en la
correlación de fuerzas que ya se venían dando desde hace varias décadas y
que habiendo estallado en l968 en un proyecto estudiantil-popular
fueron nuevamente mediatizados por los gobiernos sucesivos con el empleo
de sindicatos blancos y corrompidos a su servicio, y con nuevos
recursos por los que con una apariencia de democracia en la alternancia
de los partidos, se acentuó la creciente integración de México al
proyecto del capitalismo corporativo, neoliberal y globalizador.
A
las medidas anteriores se añade la criminalidad creciente e impune que
ha hecho de los periodistas y los comunicadores algunas de sus
principales víctimas, y no se diga ya de la juventud rebelde y sus
múltiples desaparecidos… una juventud a la que lejos de intimidar la
han convertido en un luchador cada vez más lúcido y firme, viendo que en
su vida el sistema le ofrece un presente y un futuro sin trabajo, sin
escuela, sin familia que formar, y, en el campo, sin tierras que labrar
o sin ganado menor o mayor del que vivir.
Sobre los pobres y los
menos pobres de todas las edades han recaído costos crecientes y
constantes de la gasolina, de la electricidad y de los alimentos, al
tiempo que sus salarios están congelados, cuando los tienen. Y en tan
dolorosa situación los que mandan y organizan este mundo inhumano desde
las corporaciones y organizaciones patronales, todavía muestran su
inmensa irresponsabilidad moral defendiendo pomposamente la inversión
privada como si ésta fuera hecha para crear empleos y no estuviera
gozando de crecientes privilegios para crear utilidades. Sus
beneficiarios –en una actitud que no es de creer– se dan el lujo de
regañar a sus funcionarios, a sus asociados y subordinados del gobierno
porque no emplean una mayor energía para acabar con toda resistencia del
pueblo empobrecido y subyugado. Y es en ese terreno donde vemos como la
persecución se hace contra las juventudes, contra los pueblos, los
trabajadores y los profesores.
Las organizaciones patronales o
sus integrantes, por una parte se declaran gozosos de que están haciendo
grandes negocios “como nunca”, y por otra se dan el lujo de regañar,
como sus señores, a los del gobierno porque no están persiguiendo con
más energía a los maestros y no están cumpliendo con su función
principal que es defender y promover “eficientemente” a la empresa
privada. Altaneros y presumidos, piden a sus ministros que usen más y
más violencia, y toda la que sea necesaria para que la empresa privada
siga construyendo el maravilloso país en que los mexicanos son primero y
“el dinero es más primero”. Tenemos que distinguir en ellos, sin
embargo, a quienes rechazan la represión y reclaman el diálogo, que
hasta ahora son los menos.
Pero es en esas circunstancias como
surgen las confrontaciones y las negociaciones. Lograr que éstas tengan
éxito para el “interés general”, para la juventud, para los trabajadores
y los pueblos es un problema que entre sus múltiples dificultades
plantea la de decirse y decir cuál es en verdad la situación y cuál la
posibilidad de negociación. Por mi parte veo dos motivos de las
diferencias y de los acuerdos a enfrentar: 1º. Los que se refieren a los
derechos de los maestros como trabajadores y 2º. Los que buscan
precisar quién educa, sobre qué educa, a quién educa, y cómo se evalúa a
los educandos, precisando los criterios de la evaluación y aclarando su
validez y confiabilidad.
En cuanto a los derechos de los
profesores creo que son los profesores quienes pueden esbozar las formas
del acuerdo. En estas palabras me quiero limitar a dos alternativas que
veo para acercarse a una solución en el terreno de la docencia, la
investigación y la difusión de las ciencias, las humanidades, las artes y
las tecnologías.
Frente al proyecto de la globalización
neoliberal, que busca hacer de la educación, una cultura de la
servidumbre en la que el conocimiento del educando sea puramente
instrumental es indispensable presentar un proyecto en que se prepare a
la niñez y a la juventud para tener una cultural general científica,
crítica y humanista, y poseer tanto el dominio de una especialidad u
oficio, como los conocimientos necesarios para cambiar de especialidad u
oficio.
En nuestro proyecto será fundamental impulsar los valores
de la moral y la verdad, de la experimentación y la práctica tanto en
el conocimiento y el saber, como en la conducta y la acción, tanto en
las humanidades como en las ciencias, en las técnicas y las artes. El
proyecto habrá de precisar sin equívocos lo que se entiende por estos
valores. Así por moral, como valor central de la educación, se entiende
la moral de lucha, la moral de cooperación, la moral de defensa del
interés general –en todo lo que se pueda–, frente al individualismo,
frente al consumismo, y a los intereses particulares con que el ser
humano se enajena. Por verdad se entiende una crítica permanente a la
cultura de la servidumbre y un cuestionamiento constante de lo que se
cree que pasa y lo que lo determina, así como de los mejores caminos y
medidas para alcanzar valores y objetivos a lo que se añadirá el
principio cada vez más generalizado de aprender a aprender… NO me
extiendo más.
Por lo pronto esbozo otro tema esencial a
enriquecer, corregir y precisar. Se basa en un sencillo proyecto que
puede llevar al acuerdo: Consiste éste en recurrir a la Escuela Normal
Superior, a la Universidad Pedagógica Nacional, así como a todas las
instituciones destinadas a la educación y a la ampliación de
conocimientos del magisterio para que se les den los medios y atributos
necesarios a fin de poner en práctica la reforma con un programa
destinado a casi un millón y medio de profesores que laboran en la
República Mexicana. El programa se propondría la actualización de la
enseñanza en ciencias y humanidades, artes y tecnologías en un período
razonable, y al mismo tiempo se elaboraría el proyecto profundo de
reforma de la educación por comisiones de trabajo en las que participen
especialistas de las organizaciones de los profesores y de las
dependencias que tiene la Secretaría de Educación Pública.
Un
esfuerzo de concertación semejante podría establecerse de manera
permanente para la tarea de organizar cursos de actualización en
ciencias y humanidades, en artes y tecnologías a fin de que el
profesorado, de manera institucional y por su cuenta, tanto en los
sistemas de educación presencial como en los de educación a distancia,
tenga el hábito y las facilidades necesarias para ponerse al día en sus
actividades docentes y lo haga de manera periódica y sin presión alguna.
Para
la elaboración del plan se coordinarían las direcciones, coordinaciones
y oficinas de Educación Superior de las Normales, Universidades,
Politécnicos y profesionales de la educación, así como las de ciencias y
tecnologías agropecuarias e industriales; las de ciencias y tecnologías
del mar, las de educación intercultural y bilingüe, las de educación
indígena, las de educación básica, educación secundaria y bachillerato.
El
proyecto señalaría tareas fundamentales a realizar por los
especialistas en formación continua, en actualización y renovación
curricular, en gestión educativa, educación básica, televisión
educativa, materiales educativos. En el mismo colaborarían expertos en
planeación, en programación, en coordinación, en evaluación válida y
confiable, en estadística educativa. De acordarse este proyecto u otro
semejante podría trabajar en su elaboración más detallada una comisión
que presentara propuestas fundadas y concretas para un acuerdo
ejecutivo.
Si semejante camino no lograra los apoyos necesarios
pienso que las asociaciones y uniones de profesores podrían asumir, por
su parte y de manera autónoma, la promoción de la educación que la
nación necesita, y con ese objeto se organizarían en “Círculos
pedagógicos en ciencias y humanidades”, que se comunicarían y enlazarían
en redes presenciales y a distancia, ya sea en programas concretos de
ciencias y humanidades que operaran en las instituciones y escuelas
donde laboran, ya por su cuenta en los sitios disponibles.
Si,
como es evidente, los acuerdos que lleven a una solución de la actual
crisis requieren resolver muchos problemas más que escapan a esta
propuesta, creo que el movimiento de los pueblos y los profesores, a más
de avocarse a resolver los problemas de la reforma educativa que con el
gobierno emprenda, puede y debe, por su parte organizar en el país esa
red de grupos de maestros que practiquen la educación que la nación
necesita…
No me es posible dar término a estas palabras sin
reparar en algunas acciones y metas necesarias para que este programa
tenga el impacto que se requiere. Las enuncio a continuación como un
llamado a todos los que luchemos por un gran avance en la educación
nacional:
1º. Antes que nada es necesario respetar la dignidad de
los maestros como ha ocurrido siempre en las etapas más notables de la
historia del país.
2º. Hay que defender los derechos de los
trabajadores de la educación, así como los derechos de los trabajadores y
los pueblos de México y de toda la Nación.
3º. Hay que defender y
promover la cultura humanística y científica, la artística y la
tecnológica y no sólo la apologética sino la crítica y creadora de un
mundo mejor, libre, justo y democrático.
4º. Hay que dar a la
práctica de la moral una importancia prioritaria: como moral de lucha,
de cooperación, de corresponsabilidad.
5º. Hay que respetar a las
distintas religiones, razas, sexos, edades y ver constantemente qué
medidas se deben tomar para un proceso emancipador permanente y general.
A los valores y metas anteriores añado algunas medidas a tomar:
1º.
Hay que organizar la gran campaña de la alfabetización en un país que
de acuerdo con los últimos datos oficiales tiene 4,749,057 millones de
analfabetos.
2º. Por lo que se refiere a los trabajadores de la
educación no sólo debemos organizarnos en forma sindical para la defensa
de los derechos laborales sino organizarnos para la construcción de
comunidades pedagógicas, de extensión cultural, en que prive la
filosofía del aprender a aprender y a construir otro mundo posible, otro
México posible en que ideales y valores encarnen en la realidad.
3º.
En lo que se refiere a nuestras tareas docentes es de prioridad
inmediata que los profesores en cuyas escuelas se suspendieron las
actividades atiendan el problema de los conocimientos que no pudieron
adquirir los alumnos en el año escolar pasado. A este respecto se les
podrá enviar desde ahora una circular a todos ellos.
Estas y otras
muchas acciones se requerirán para diseñar y realizar un proyecto serio
y profundo de una verdadera reforma educativa.
Con mi firme solidaridad, les deseo un gran éxito.
9/agosto/2016
- Pablo González Casanova, ex-rector de la Universidad Nacional Autónoma de México
Texto presentado en el 1er Foro “Hacia la construcción del Proyecto Educativo Democrático”.
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