CELAG
La economía mexicana es
una de los modelos de revista del neoliberalismo económico. Es una de
las economías con más tratados de libre comercio del mundo y goza de una
apertura y condiciones financieras que la convierte en una de las
mayores receptoras de inversiones extranjeras de Latinoamérica. Sin
embargo, en 2015 las cuentas de Peña Nieto no fueron las más deseadas y
el panorama económico en 2016 tampoco es el más alentador.
La
balanza de pagos en 2015 cerró con un resultado negativo, situación que
no ocurría en México desde la famosa “Crisis del Tequila” en 1995. Esta
situación merece un análisis pormenorizado, ya que la base de
sustentación del modelo aplicado es en efecto la continua entrada de
capitales extranjeros. ¿Por qué? Si miramos la evolución de la cuenta
corriente de México podemos ver que en los últimos 15 años la misma
nunca contó con un resultado positivo. Esto podría resultar llamativo
dado el alto nivel de exportaciones con las que cuenta esta economía,
sin embargo, el mismo se ve superado por el nivel de importaciones año a
año. En el 2015, particularmente, la balanza comercial tuvo un déficit
extraordinario debido a la caída de las exportaciones industriales y el
precio del petróleo. A esta coyuntura, se suma el crecimiento anual del
pago de intereses por deuda externa tanto pública como privada desde
2010.
Pero como mencionábamos anteriormente, el déficit de la
cuenta corriente no viene siendo un problema para la economía mexicana
ya que la cuenta de capital y financiera provee las divisas necesarias
para paliar el mismo. En esta sección se registra la entrada de
capitales vía inversión extranjera o endeudamiento con el exterior. Si
observamos la evolución de estas cuentas, podemos distinguir que la
entrada por inversiones viene disminuyendo desde 2012 con una caída de
casi el 50%1.
Entonces, ¿qué está pasando en la economía mexicana? De acuerdo a lo
antes dicho, la estabilidad del peso mexicano depende de la entrada de
capitales extranjeros exclusivamente. Evidentemente, la entrada de
divisas es favorecida por la política liberalizadora de México, que sin
embargo, propicia otros muchos problemas. Por ejemplo, los tratados de
libre comercio impiden la regulación de la entrada de importaciones, lo
que produce serios reveses a la producción nacional.
A su vez,
la dependencia de la entrada de capitales extranjeros tiene varias
aristas de acuerdo a su origen. Por un lado, las inversiones extranjeras
de capital se diferencian en dos. Por un lado la entrada de capital
financiero, cuya afluencia depende exclusivamente de su conveniencia
económica en términos de tasa de interés y condiciones para el
movimiento de estos capitales. En este sentido, el aumento de la tasa de
referencia de la Reserva Federal de EE. UU puede verse como un
incentivo de estos capitales a invertir en ese país en vez de invertir
en México.
Otra forma de entrada de capitales es vía Inversión
Extranjera Directa (IED). Esta forma de inversión varía su magnitud año a
año de acuerdo a la conveniencia de las empresas. En 2015 año en el que
la Inversión Extranjera Directa se contrajo en Latinoamérica, tuvo una
expansión en México. Con el índice de Inversión Extranjera Total en
baja, la IED representó un 60%2
de la inversión total. Sin embargo, la perspectiva es que este tipo de
inversión destinada a la región disminuya nuevamente en 2016.
Por otro lado, el aumento de la deuda externa, como ya es sabido tanto
en México como en todos los países de Latinoamérica, es un arma de doble
filo. Esta puede resolver coyunturalmente la necesidad de divisas pero
por otro lado aumenta el flujo de dólares que se van por la cuenta
corriente. En México el ratio de la deuda externa con respecto al PBI
viene aumentando desde 20083.
Esta situación ha llevado a que se intensifique la devaluación de la
moneda local desde diciembre de 2014 (la misma se devaluó alrededor de
un 30%4
desde entonces) y con algunos saltos en dos oportunidades este año,
registrados en febrero y junio, y que llevaron al peso a un valor de
19,1 frente al dólar. A su vez, el gobierno de Peña Nieto decidió
aumentar la tasa de interés local intentando atraer inversores, una tasa
de interés que venía ya disminuyendo desde el año 20095.
Asimismo, al mismo tiempo que el frente externo se oscurece, el déficit
fiscal hace sombra sobre las cuentas internas y los aliados comienzan a
patalear.
Entonces, tenemos a una economía que cuenta con un
grado de dependencia muy elevado de la economía de Estados Unidos por el
lado comercial, y de la Inversión Extranjera Directa y de los
organismos multilaterales de crédito por el lado financiero. Que
socialmente tiene una de las peores distribuciones del ingreso del
planeta, con un pueblo con más del 40%6 de la población por debajo de la línea de pobreza y un 16%7
bajo la línea de indigencia y con una tendencia creciente de ambas
mediciones desde el 2006 a esta parte. Me quedo con una pregunta cuya
respuesta es evidente para este desarrollo pero no para el proceso
latinoamericano, ¿es éste el modelo que queremos? O mejor aún ¿es ésta
la revista que queremos volver a leer?
Notas:
1 Fuente: elaboración propia con datos del Banco de México
2 Fuente: elaboración propia con datos del Banco de México
3 Fuente: CEPAL
4 Fuente: elaboración propia con datos del Banco de México
5 Fuente: Banco de México
6 Fuente: CEPAL
7 Fuente: CEPAL
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