Al inicio de su intervención, el diputado dice desde la tribuna: “Es
evidente que ha habido malversación por parte de los señores Quiroga
Herreros y Jiménez Farnillo respecto de los fondos europeos de fomento
en el Ministerio…”.
El presidente del Congreso lo interrumpe: “Le rogaría que no cite los nombres de los implicados, ya que el caso está sub-judice y el Poder Judicial ha solicitado que no sean relevados por ahora.
Continúa el diputado: “Les decía que es evidente que ha habido
malversación por parte de …ALGUIEN respecto de los fondos europeos de
fomento en el Ministerio…”.
De nuevo interviene el presidente: “Le ruego que omita la
especificación de malversación ya que el juez que instruye la causa aún
no ha dictado sentencia”.
El diputado se disculpa y retoma: “Les decía que es evidente que ha
habido ALGO, por parte de ALGUIEN, respecto de los fondos europeos de
fomento en el Ministerio…”.
“Disculpe, señoría –lo reconviene de nuevo el presidente–, pero el
Parlamento Europeo ha pedido expresamente que no se mencionen los fondos
de fomento hasta que el Tribunal de Bruselas proceda la causa”.
El diputado reitera: “Les decía que es evidente que ha habido ALGO, por parte de ALGUIEN, respecto de ALGO en el ministerio…”.
De nueva cuenta, el presidente lo corrige: “El Tribunal
Constitucional ha pedido que los ministerios sean mantenidos al margen
hasta que no se cierre el proceso”.
Entonces, el legislador, ya con todas las enmiendas impuestas, puede
hacer su planteamiento: “En cualquier caso, quiero aclarar que es
evidente que ha habido ALGO, por parte de ALGUIEN, respecto de ALGO, en
ALGÚN sitio. Eso es tajante”.
Eso que causa risa, en el caso de México se puede convertir en una
seria amenaza para la libertad de expresión, pues para la Corte basta
que una persona se sienta ofendida con la publicación de una información
“falsa o inexacta” para que exija un derecho de réplica y el medio
publique una “versión alternativa” (en vocabulario del presidente Donald
Trump) de los hechos.
No importa que la información sea cierta. Basta con que sea
“inexacta” o falsa para que la réplica se publique en el mismo lugar y
con la misma relevancia de la información original.
Los medios, o cualquiera que emita información, no podrán decidir si
procede o no el derecho de réplica, pues de acuerdo a los ministros no
son quienes deben interpretar la ley.
Al incluir a los funcionarios públicos y políticos, así como los
partidos políticos, la Corte los colocó en la misma condición que los
ciudadanos, a pesar de que éstos carecen de los recursos y los aparatos
propagandísticos de la clase política.
Además, si la información es falsa o inexacta, el medio no está
obligado a la réplica. Así es que el ofendido tendrá que buscar el
ejercicio de la réplica en la autoridad (si es que encuentra al
responsable). Para los medios que no quieran tener problemas, bastará
con que publiquen sólo versiones oficiales. Es decir, se incentiva el
periodismo oficioso.
Hay muchos otros aspectos de la Ley del Derecho de Réplica que la
Corte está analizando desde la semana pasada, pero la ley que regula el
artículo sexto de la Constitución elaborada por el Congreso, promulgada
por el Ejecutivo y avalada por la SCJN hará más difícil la participación
de los medios en construcción de un verdadero Estado democrático en
México.
No es estar en contra de la regulación, sino de la manera en que los poderes del Estado quieren mantener a raya a la prensa.
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