OCDE: ínfimo ingreso en México
Decreciente calidad en el empleo
Autocalificado como el
presidente del empleo, el aún inquilino de Los Pinos sigue de fiesta por la millonaria creación de plazas formales a lo largo de su sexenio, aunque en organizaciones
amigasde los gobiernos neoliberales tal motivo no les resulta suficiente para elogiar tal balance y menos para utilizarlo como ejemplo a nivel internacional.
Tal es el caso de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la cual subraya que
el desempeño del mercado laboral no debe juzgarse exclusivamente por el número de empleos disponibles y el número de personas que forman parte de la fuerza laboral, sino también por la calidad del empleo. Y
la baja calidad de ellos es una gran preocupación de política pública en toda la OCDE y particularmente imperiosa en economías emergentes como México.
La citada organización divulgó ayer su análisis Getting it Right: Prioridades estratégicas para México, del que se toman los siguientes pasajes, y en su capítulo Reformar el mercado laboral y las políticas sociales, advierte que
la calidad del ingreso en México es la más baja de la OCDE, debido al relativamente bajo ingreso promedio y al alto nivel de desigualdad en este rubro.
La inseguridad del mercado laboral, reflejada en el riesgo de
desempleo, es relativamente baja. Sin embargo, si se considera también
el riesgo de un salario extremadamente bajo, la inseguridad es mucho
mayor que el promedio de la OCDE. La incidencia de tensión laboral, un
indicador del desequilibrio entre las demandas impuestas a los
trabajadores y los recursos a su disposición es ligeramente menor que el
promedio de la organización. Sin embargo, una proporción relativamente
alta de trabajadores en México tiene horarios de trabajo muy largos. La
calidad del empleo es especialmente baja para los trabajadores de grupos
sociodemográficos desfavorecidos.
Por ejemplo, una de cada siete personas en edad de trabajar vive con
menos de la mitad del ingreso familiar promedio, en comparación con una
de cada 10 personas en promedio en la OCDE. Estas tendencias del llamado
grupo de bajos ingresosempeoraron desde la crisis mundial y las mujeres (en particular aquellas responsables de cuidar a otros), los jóvenes, los migrantes y los indígenas con frecuencia están en desventaja en el mercado laboral.
Las dificultades que los trabajadores enfrentan en el mercado laboral
son mayores que lo que sugiere la relativamente baja tasa de desempleo
de México. La falta de un sistema de seguro de desempleo en el país,
único caso en los países de la OCDE, significa que muchas personas que
pierden su trabajo no pueden dedicar el tiempo suficiente para buscar
uno nuevo que sea adecuado y se ven obligadas a aceptar la primera
opción disponible.
El gasto en políticas activas del mercado laboral es prácticamente
inexistente. La informalidad es elevada y la participación laboral de la
mujer sigue siendo reducida. La participación total de la fuerza
laboral de México es la segunda más baja de la OCDE, solo detrás de
Turquía.
Además, el crecimiento económico no ha sido lo suficientemente
incluyente para lograr mejores condiciones de vida para muchas familias.
El mercado laboral mexicano obtiene una calificación desfavorable en
comparación con otras economías de la OCDE en términos de calidad de
ingresos y diferentes medidas de inclusión relacionadas con la
desigualdad de ingresos, paridad salarial por género e integración de
grupos desfavorecidos.
Las rebanadas del pastel
Como lo suyo no es el juego limpio y equilibrado, los
inversionistas en empresas mineras mexicanas, y ellas mismas, mantienen
la histeria tras la iniciativa morenista en la materia. Ayer, por tercer
día consecutivo, los precios de las acciones de Grupo México y Peñoles
(Germán Larrea y Alberto Baillères, respectivamente) perdieron 4.71 y
3.49 por ciento, en cada caso, con lo que en ese lapso acumulan caídas
de 12 y 17 por ciento.
Twitter: @cafevega
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