Si el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald
Trump, confirma el nombramiento del abogado conservador Christopher
Landau como el próximo embajador en México, estaría enviando un mensaje
claro: el traslado de su política diplomática hacia una de mano dura por
el nacionalismo, proteccionismo y unilateralismo que lo caracterizan,
de acuerdo con internacionalistas.
Fuentes relacionadas con el proceso revelaron a los portales
noticiosos estadunidenses Buzz Feed News y Global Americans que el
litigante de la firma internacional de abogados Quinn Emanuel Urquhart
& Sullivan se perfila para ocupar la titularidad de la misión
estadunidense en México, la cual permanece acéfala desde que la
embajadora Roberta Steinfeld Jacobson renunció en mayo.
Según su perfil, Christopher Landau no tiene experiencia diplomática.
Durante los últimos 20 años, se ha enfocado en el litigio de
apelaciones y es líder reconocido en el campo.
Eduardo Rosales, profesor investigador de la Facultad de Estudios
Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
destacó que el nombre del abogado ya había sido contemplado para ocupar
un cargo de juez federal. Esto, en un entorno de sustituciones de los
togados por perfiles ultraconservadores.
País seguro
Lo anterior, destacó el especialista, en un contexto en
que Estados Unidos ha presionado constantemente a México para que ambas
naciones firmen el Acuerdo Tercer País Seguro, que convertiría a la
República Mexicana en un filtro para migrantes que solicitan la
condición de refugiados.
Consultado por separado, Adalberto Santana, investigador y analista
internacional de la UNAM, expresó que, de confirmarse el nombramiento de
un abogado, se estaría respondiendo a la estrategia que ha empleado
Trump de nominar a quien considera que será últil para su política y con
ello ganar lealtades.
Esto ocurre en momentos en que el tema migratorio está tensando la
relación bilateral en época de transición del gobierno mexicano. Así,
dijo, la llegada del éxodo centroamericano a la frontera norte de México
será el primer tema internacional y conflictivo con el que el
presidente electo Andrés Manuel López Obrador tendrá que lidiar.
Ana Langner
Periódico La Jornada
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