¿Usted le cree al señor procurador sobre lo sucedido en Chilpancingo?
¿Usted le cree al vocero presidencial que desliga al presidente de la República del inmueble llamado ahora Casa Blanca?
lasillarota.com
Apenas un día antes de la salida del presidente Enrique Peña Nieto a China, casualmente
el procurador general de la República Jesús Murillo Karam de manera
apresurada y sorpresiva dio una conferencia de prensa, para insinuar el
destino sufrido de los 43 normalistas de Ayotzinapa: que sus captores
los habían hecho cenizas; y lo dijo sin tener evidencias científicas en
la mano que avalaran sus declaraciones.
Pero también un día
antes de la conferencia del Procurador General y 3 días antes que se
diera a conocer la investigación llevada a cabo por el equipo de
periodistas que dirige Carmen Aristegui sobre la fastuosidad de una
casa adquirida por Angélica Rivera, esposa de Peña Nieto, en un terreno
propiedad del Grupo Empresarial Higa, integrante del consorcio formado
por China Railway Construccion, China South Rolling Stock Corporation,
Grupo GIA+A, que obtuvo la licitación para construir el tren rápido
México-Querétaro, casualmente y también de manera sorpresiva
fue cancelada esa licitación por el mismo presidente de la República.
Revela indicios que tuvieron conocimiento de que esa información se
daría a conocer y la cancelación de esa licitación era un acto
necesario y urgente para evitar sospechas de un acto de corrupción sin
precedentes.
Estos hechos han acrecentado las protestas y la
indignación en todo el país, cuando la intención presidencial, con el
anuncio de Murillo Karam, era precisamente acallar los ánimos y apagar
fuegos. Al menos ese fue el propósito, pero es evidente que produjo
todo lo contrario.
¿Pero que fue lo que falló en la estrategia
presidencial? La respuesta es: la falta de control en los medios de
comunicación alternativos y que ahora cualquier asunto doméstico en
el que esté involucrada la familia presidencial es información
noticiosa en diarios nacionales pero también internacionales. Desde
luego me refiero a los medios de comunicación no supeditados, como
algunos espacios radiales, redes sociales y portales informativos como La Silla Rota que han permitido una información alternativa para la sociedad.
Las
declaraciones de Murillo Karam el viernes pasado en torno a los sucesos
del 26 y 27 de septiembre en Chilpancingo en el que fueron asesinados 6
jóvenes y secuestrado 43 más, revela una de las etapas más críticas en
la historia de nuestro país pero también vergonzosa, porque el origen
de la violencia se encuentra enquistada en el Estado mismo. Son las
propias estructuras de poder que se volcán en contra de la ciudadanía:
es el presupuesto económico enfocado a ese fin, vehículos, aparatos de
comunicación, legisladores, gobernantes y como agregado, policías que
actúan para servir a la delincuencia.
Dice el procurador general
que no es un crimen de Estado lo ocurrido en Chilpancingo, porque ese
municipio no es el Estado. ¿Entonces quien gobierna?, ¿quién usurpa la
silla de los gobernantes? ¿Quién realiza esas funciones? ¿Quién legisla
para legitimar su actuación? Para la sociedad no es creíble ese tipo de
justificaciones, porque lo hechos los contradicen.
¿Usted le
cree al señor procurador sobre lo sucedido en Chilpancingo? ¿Usted le
cree al vocero presidencial que desliga al presidente de la República
del inmueble llamado ahora Casa Blanca? La credibilidad de esos
gobernantes se ha derrumbado y se ha hecho pedazos.
El
presidente Peña Nieto se tuvo que ir a China a un encuentro de “Líderes
Económicos” (¿a poco lo somos?) del Foro de Cooperación Económica Asia
Pacifico (APEC) en medio de críticas por lo sucedido en Ayotzinapa y el
escándalo de la Casa Blanca. ¿Qué puede compartir a sus colegas como
experiencias?
Acaso consejos de ¿cómo acrecentar la crisis de
un país? Ideas de ¿cómo aumentar el desempleo y la violencia?, de ¿cómo
lograr los salarios más bajos del mundo?, ¿cómo llevar a cabo
licitaciones de trenes rápidos creíbles? o ¿cómo destruir la industria
nacional petrolera y eléctrica?
No se les vaya a ocurrir
promover internacionalmente a Murillo Karam para dar consejos de cómo
realizar una investigación por secuestro de policías en contra de
jóvenes normalistas.
Seguro que los consejos de ese funcionario
o de cualquier otro, tampoco serán creíbles en el ámbito internacional
porque representan a un gobierno incapaz que no ha sabido dar respuesta
a la sociedad entera.
Lo preocupante es que las protestas se dan
en todo el país y en aquellos lugares donde ocurre violencia, la
maximizan para desacreditar a los manifestantes. Aquellos encapuchados
que las realizan en cambio hasta cuentan con la tolerancia
gubernamental. Pero eso sí, apresan de manera irresponsable a cualquier
persona aunque no haya participado en los hechos. Como en la
manifestación del sábado pasado en el zócalo de la ciudad de México en
el que un grupo de personas prendió fuego en la puerta del palacio
nacional.
La policía del Distrito Federal recibió la petición
del gobierno federal que actuará pero cuando llegó al lugar, detuvo a
cualquier persona que como característica tuviera pelo largo, una
mochila en el hombro y desde luego fuera joven. Dieciocho personas de
alrededor de 20 años pasaron casi 24 horas presas de manera indebida en
la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO) por la acción irresponsable de la policía del
Distrito Federal.
Los agentes del Ministerio Público de la PGR
que conocieron de los hechos estaban sorprendidos por el actuar de esa
policía defeña, que sin evidencias los detuvo. Ni siquiera les dijeron:
“usted disculpe”, sino: “los seguiremos investigando”. Por cierto la
Comisión de Derechos Humanos del D.F. nunca apareció a pesar de las
quejas de padres de familia presentadas en esas oficinas por el actuar
de esa policía.
La credibilidad gubernamental se ha derrumbado
mientras que la inconformidad social ha crecido. A la sociedad ya no
se le engaña como antes.
Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx
Twitter: @Manuel_FuentesM
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